Santo Domingo,R.D.- En todo país medianamente organizado, las leyes laborables son
concebidas para estimular la creación de empleos y garantizar la
estabilidad de las empresas.Con esto se persigue asegurar las fuentes de
trabajo y fomentar la inversión en áreas de uso extensivo de mano de
obra y en proyectos y empresas esenciales al desarrollo de la economía.
En el nuestro, esas leyes operan en la dirección contraria. La simple
amenaza de su aplicación constriñe la expansión empresarial y evita la
atracción de capitales frescos en la industria, el comercio y los
servicios.
En el ámbito de la seguridad social, por ejemplo, se
da una situación muy grave. La ley es universal y de obligado
cumplimiento. Sin embargo, las excepciones conocidas distorsionan todo
el sistema y crean bolsones de chantaje y poder, como es el caso de los
fondos de pensiones de algunas instituciones y actividades que existen
fuera del sistema y de las cuales no existe información sobre el uso
dado a enormes cantidades de dinero, porque simplemente nunca han
rendido cuentas ni existe noción acerca del monto recaudado. Tampoco se
sabe si esas fabulosas sumas de dinero van realmente a engrosar alguna
cuenta para el retiro de los trabajadores, y quienes realmente la
manejan. No se sabe tampoco si la Cámara de Cuentas las audita y quienes
firman o autorizan el uso de esos recursos. En el caso de los obreros
de la construcción se trata de personal temporal, la mayoría de los
cuales es extranjera con permanencia ilegal en el país, de manera que
ese sector queda fuera del régimen contributivo.
Otro ejemplo
típico es el escándalo de la ARS de los maestros y los fondos de
pensiones de otros sectores, cuyos aportes nadie sabe adónde fueron a
parar y sin que nadie se haya sentido en la obligación de explicar el
uso dado a esos recursos. Tales distorsiones constituyen la peor amenaza
al sistema de la seguridad social.
http://www.elcaribe.com.do/2013/03/12/los-fondos-pensiones-1-2
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