Baní,R.D.- En Punta Catalina, el lugar donde
se levanta la central termoeléctrica con capacidad de generar 720 megavatios,
se observan hombres vestidos con chalecos de distintos colores, se mueven
aparatos y piezas de un lado a otro y es notorio el cuidado extremo en las
labores.
La dinámica es más o menos la misma de lunes a sábado y ha permitido avanzar la
obra, en general, hasta un 43% al 31 de julio de este año, mirando en conjunto
sus tres componentes. Esos tres componentes son: la parte de ingeniería, la
parte de procura o compra de equipos y la construcción física como tal.
Cuando los tres aspectos se analizan de forma individual, la parte de
ingeniería (todo lo que es diseño de planos, manuales, procedimientos) tiene un
avance del 75%; la parte de procura (que se refiere a cuando se ponen las
órdenes de compra de los equipos, cuando esos equipos comienzan a fabricarse y
cuando llegan) está en un rango del 50%, y la construcción física de las dos
plantas que conlleva el proyecto está a un nivel del 20%.
El calendario marcha tal como está previsto y lo que se espera de la obra es
que a partir del mes de julio, cuando empezó la construcción vertical, avance
desde un 40% (nivel que tiene actualmente) a un 92% en alrededor de un año. Eso
es, calculando desde este mes de agosto 2015, a agosto de 2016, según le
explica a un equipo de elCaribe el coordinador técnico de la central
termoeléctrica -por parte de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas
Estatales (CDEEE)- Pablo Rivas.
“A partir de ahora la obra crece más rápido, tomando en cuenta que ya se cuenta
con los equipos, contrario a cuando se estaba en las obras civiles (preparando
terrenos y haciendo estudios o laborando bajo la tierra) que es una parte que
en una construcción casi no se ve”, explica Rivas, mientras recorre con el personal
de este diario cada espacio donde hombres “armados” de todo tipo de
herramientas de ingeniería no respetan el fuerte sol que hace mientras
trabajan.
Lo que quiere decir el experto es que con frecuencia, la gente asume que una
obra está avanzando cuando puede ver que se levanta concretamente. Y eso es
justamente lo que está ocurriendo con las dos plantas a carbón que se esperan
para golpear los cortes eléctricos o apagones que por largos años han azotado a
República Dominicana y bajar el costo de generación. Los principales puntos que
actualmente resaltan del complejo es que las calderas comenzaron a construirse
en Nueva York y se espera que lleguen al país más o menos en diciembre de este
año para ser instaladas. La caldera número uno tiene estructuras que están
atravesando los 38 metros de altura, y se sigue construyendo, y la caldera dos,
que estará al lado, tiene una primera fase en ejecución y los materiales para
ella siguen llegando. “Esto no se detiene, esto es una secuencia, para que nada
se detenga. Fabrican un equipo, pero en lo que eso ocurre llega el segundo y el
tercero”, dice Rivas.
Los componentes o equipos para las dos plantas llegan de diversos países.
Pueden ser de empresas americanas (de los Estados Unidos), pero también pueden
proceder de Alemania o de Italia. Depende de donde las casas matrices o
empresas fabricantes tengan sus sucursales o plantas.
El promedio de hombres y mujeres trabajando en la construcción de las plantas
es de 4,400, incluyendo los transportistas, la gente que trabaja en la
preparación de terrenos, los de oficina, los del puerto y otros. En ocasiones
la cifra alcanza los 5,500 y 6,000. Se proyecta que en las labores siga dándose
una “curva”. Eso significa que podría mantenerse un pico, bajar la cantidad de
personas en acción, volver a subir, y posiblemente cuando llegue la etapa final
bajar al nivel mínimo de trabajadores. Eso último podría darse quizás cuando en
el primer trimestre del año 2017 se estén dando los últimos toques al ambicioso
proyecto, que traerá una mejoría substancial al sistema eléctrico dominicano.
En 2017, al ritmo que marchan las labores, paso a paso con lo calculado, según
las explicaciones ofrecidas a este diario, Punta Catalina estará tan avanzada
que ya solo se estarán moviendo equipos menores y “por aquí y por allí” se
verán cables colocados.
Pablo Rivas y Enrique Román (encargado de Planificación por parte de la CDEEE)
lucen muy optimistas cuando hablan de los trabajos y desde sus puntos de vista
“no habrá que forzar las horas más allá de los trabajos cotidianos para
alcanzar la meta fijada para concluir el parque”. Sin embargo, Rivas, partiendo
de su experiencia de largos años en la ingeniería, deja claro que en una obra
de la magnitud de Punta Catalina pueden surgir elementos separados y pequeños a
los que hay que dedicarles más horas. “Eso pasa continuamente, pero no podemos
decir que es en la obra completa, sino en áreas específicas de ella”, indica.
Y explica que si se quiere que llegue, por ejemplo, el domo (la pieza más
grande que tiene la caldera) y esa entrega se retrasa, entonces se requiere
luego trabajar más tiempo para recuperar ese espacio perdido. Pero no siempre
eso pasa. En el complejo se trabaja de lunes a sábado y los domingos solo se
realizan labores muy puntuales. Lo propio ocurre en las noches. Solo se trabaja
para cuestiones que lo ameritan. Hacer eso es posible porque se cuenta con
márgenes adecuados de tiempo para cada cosa.
En las oficinas que alojan la parte de coordinación, de planeación y otras
funciones en el complejo Punta Catalina las reuniones son frecuentes y muchas
de ellas se dan varias veces, por ejemplo, los martes. En esos encuentros los
expertos analizan y pasan revista a los avances semanales, y se mira cada cosa
por área y en detalle; lo que se hizo y no se hizo de lo que antes había sido
planeado. Hay un equipo de ingeniería, personal local (de Baní) y una empresa
consultora. Con ellos se hacen observaciones de cuestiones que deben corregirse
y -de paso- se ven resultados logrados. En definitiva, se ve el avance de la
obra, punto por punto, las respuestas dadas a las observaciones realizadas
previamente y lo que viene nuevo para hacer en la semana.
El contrato para la obra fue estructurado de tal forma que permite un manejo
tranquilo de ésta, de acuerdo a lo expresado por Rivas. La obra es levantada
por el consorcio integrado por las empresas Constructora Norberto Odebrecht,
Tecnimont e Ingeniería Estrella S.R.L, ganador de la Licitación Pública
Internacional convocada por la CDEEE. El proyecto tiene un costo de US$1,945
millones.
Nivel del muelle
La construcción del muelle alcanza hasta ahora el rango de los 748 metros de
largo. Cuando esa parte concluya deberá tener 1,700 metros. Los primeros 1,350
metros lo constituyen el área del puente para llegar al puerto. Los otros 350
metros de largo son para el puerto propiamente. Cada dos días ese punto de la
obra avanza 12 metros con las labores que se realizan, según calcula el
ingeniero Enrique Román
También hay avances en la subestación y zona de almacén, en la fuente de
terreno y en el taller de tubería, entre otros.
En la construcción de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, cuando se habla
de materiales, equipos y piezas utilizadas hay que pensar en muchos nombres.
Esa obra no es cualquier cosa y por eso en ella se utiliza desde estructuras
metálicas hasta pilotes para muelles.
“Tenemos estructuras metálicas. En estos momentos estamos haciendo los
edificios, tenemos cableados, cables de subterráneos, varillas, preparación de
concreto, muchos equipos y grúas que son los que ayudarán a subir el domo,
entre otros muchos”, comenta Pablo Rivas, reforzado en ocasiones en la
conversación por Enrique Román.
Entre las dos calderas se han llevado más de 16 mil metros cúbicos de concreto.
En Punta Catalina hay un grupo grande de profesionales para las diversas
tareas, entre ellos ingenieros civiles, geólogos, ingenieros estructurales,
ingenieros químicos (una parte de ellos participó el primer año en las obras
civiles). También han sido integrados ingenieros mecánicos, eléctricos,
electrónicos.
Hay casos
que donde va un equipo se colocan dos
Cuando
este diario le pregunta al representante de la CDEEE en la obra sobre la parte
del presupuesto de ésta que se ha ejecutado o consumido ya, dice que hay un
esquema de pago, denominado “pago por hito” o “por cosas hechas”. Eso que
plantea Pablo Rivas es algo así como que “tú me haces este edificio y te pago,
me haces el otro y también te lo pago. O me instalas este equipo y te pago”.
Por la magnitud de la obra, a la misma han sido agregados muchos elementos
tecnológicos, de suerte que sea una planta estable.
“La estamos haciendo de tal forma que para que pueda fallar sea bien difícil”,
indica Rivas. Y agrega que en el caso de algunos equipos, donde debe ir uno, se
han colocado dos o tres, para evitar sorpresas negativas futuras. En la parte
de software también hay un gran reforzamiento, incluyendo que donde debe ir una
computadora, se han colocado tres, de manera que si una se apaga las otras
sigan funcionando y la planta también.
www.elcaribe.com.do/2015/08/28/punta-catalina-avanza-ritmo-calculado-esta-nivel-43
Baní. En Punta Catalina, el lugar donde se levanta
la central termoeléctrica con capacidad de generar 720 megavatios, se
observan hombres vestidos con chalecos de distintos colores, se mueven
aparatos y piezas de un lado a otro y es notorio el cuidado extremo en
las labores.
La dinámica es más o menos la misma de lunes a
sábado y ha permitido avanzar la obra, en general, hasta un 43% al 31 de
julio de este año, mirando en conjunto sus tres componentes. Esos tres
componentes son: la parte de ingeniería, la parte de procura o compra de
equipos y la construcción física como tal.
Cuando los tres
aspectos se analizan de forma individual, la parte de ingeniería (todo
lo que es diseño de planos, manuales, procedimientos) tiene un avance
del 75%; la parte de procura (que se refiere a cuando se ponen las
órdenes de compra de los equipos, cuando esos equipos comienzan a
fabricarse y cuando llegan) está en un rango del 50%, y la construcción
física de las dos plantas que conlleva el proyecto está a un nivel del
20%.
El calendario marcha tal como está previsto y lo que se
espera de la obra es que a partir del mes de julio, cuando empezó la
construcción vertical, avance desde un 40% (nivel que tiene actualmente)
a un 92% en alrededor de un año. Eso es, calculando desde este mes de
agosto 2015, a agosto de 2016, según le explica a un equipo de elCaribe
el coordinador técnico de la central termoeléctrica -por parte de la
Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE)- Pablo
Rivas.
“A partir de ahora la obra crece más rápido, tomando en
cuenta que ya se cuenta con los equipos, contrario a cuando se estaba en
las obras civiles (preparando terrenos y haciendo estudios o laborando
bajo la tierra) que es una parte que en una construcción casi no se ve”,
explica Rivas, mientras recorre con el personal de este diario cada
espacio donde hombres “armados” de todo tipo de herramientas de
ingeniería no respetan el fuerte sol que hace mientras trabajan.
Lo
que quiere decir el experto es que con frecuencia, la gente asume que
una obra está avanzando cuando puede ver que se levanta concretamente. Y
eso es justamente lo que está ocurriendo con las dos plantas a carbón
que se esperan para golpear los cortes eléctricos o apagones que por
largos años han azotado a República Dominicana y bajar el costo de
generación. Los principales puntos que actualmente resaltan del complejo
es que las calderas comenzaron a construirse en Nueva York y se espera
que lleguen al país más o menos en diciembre de este año para ser
instaladas. La caldera número uno tiene estructuras que están
atravesando los 38 metros de altura, y se sigue construyendo, y la
caldera dos, que estará al lado, tiene una primera fase en ejecución y
los materiales para ella siguen llegando. “Esto no se detiene, esto es
una secuencia, para que nada se detenga. Fabrican un equipo, pero en lo
que eso ocurre llega el segundo y el tercero”, dice Rivas.
Los
componentes o equipos para las dos plantas llegan de diversos países.
Pueden ser de empresas americanas (de los Estados Unidos), pero también
pueden proceder de Alemania o de Italia. Depende de donde las casas
matrices o empresas fabricantes tengan sus sucursales o plantas.
El
promedio de hombres y mujeres trabajando en la construcción de las
plantas es de 4,400, incluyendo los transportistas, la gente que trabaja
en la preparación de terrenos, los de oficina, los del puerto y otros.
En ocasiones la cifra alcanza los 5,500 y 6,000. Se proyecta que en las
labores siga dándose una “curva”. Eso significa que podría mantenerse un
pico, bajar la cantidad de personas en acción, volver a subir, y
posiblemente cuando llegue la etapa final bajar al nivel mínimo de
trabajadores. Eso último podría darse quizás cuando en el primer
trimestre del año 2017 se estén dando los últimos toques al ambicioso
proyecto, que traerá una mejoría substancial al sistema eléctrico
dominicano.
En 2017, al ritmo que marchan las labores, paso a paso
con lo calculado, según las explicaciones ofrecidas a este diario, Punta
Catalina estará tan avanzada que ya solo se estarán moviendo equipos
menores y “por aquí y por allí” se verán cables colocados.
Pablo
Rivas y Enrique Román (encargado de Planificación por parte de la CDEEE)
lucen muy optimistas cuando hablan de los trabajos y desde sus puntos
de vista “no habrá que forzar las horas más allá de los trabajos
cotidianos para alcanzar la meta fijada para concluir el parque”. Sin
embargo, Rivas, partiendo de su experiencia de largos años en la
ingeniería, deja claro que en una obra de la magnitud de Punta Catalina
pueden surgir elementos separados y pequeños a los que hay que
dedicarles más horas. “Eso pasa continuamente, pero no podemos decir que
es en la obra completa, sino en áreas específicas de ella”, indica.
Y
explica que si se quiere que llegue, por ejemplo, el domo (la pieza más
grande que tiene la caldera) y esa entrega se retrasa, entonces se
requiere luego trabajar más tiempo para recuperar ese espacio perdido.
Pero no siempre eso pasa. En el complejo se trabaja de lunes a sábado y
los domingos solo se realizan labores muy puntuales. Lo propio ocurre en
las noches. Solo se trabaja para cuestiones que lo ameritan. Hacer eso
es posible porque se cuenta con márgenes adecuados de tiempo para cada
cosa.
En las oficinas que alojan la parte de coordinación, de
planeación y otras funciones en el complejo Punta Catalina las reuniones
son frecuentes y muchas de ellas se dan varias veces, por ejemplo, los
martes. En esos encuentros los expertos analizan y pasan revista a los
avances semanales, y se mira cada cosa por área y en detalle; lo que se
hizo y no se hizo de lo que antes había sido planeado. Hay un equipo de
ingeniería, personal local (de Baní) y una empresa consultora. Con ellos
se hacen observaciones de cuestiones que deben corregirse y -de paso-
se ven resultados logrados. En definitiva, se ve el avance de la obra,
punto por punto, las respuestas dadas a las observaciones realizadas
previamente y lo que viene nuevo para hacer en la semana.
El
contrato para la obra fue estructurado de tal forma que permite un
manejo tranquilo de ésta, de acuerdo a lo expresado por Rivas. La obra
es levantada por el consorcio integrado por las empresas Constructora
Norberto Odebrecht, Tecnimont e Ingeniería Estrella S.R.L, ganador de la
Licitación Pública Internacional convocada por la CDEEE. El proyecto
tiene un costo de US$1,945 millones.
Nivel del muelle
La
construcción del muelle alcanza hasta ahora el rango de los 748 metros
de largo. Cuando esa parte concluya deberá tener 1,700 metros. Los
primeros 1,350 metros lo constituyen el área del puente para llegar al
puerto. Los otros 350 metros de largo son para el puerto propiamente.
Cada dos días ese punto de la obra avanza 12 metros con las labores que
se realizan, según calcula el ingeniero Enrique Román
También hay avances en la subestación y zona de almacén, en la fuente de terreno y en el taller de tubería, entre otros.
En
la construcción de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, cuando se
habla de materiales, equipos y piezas utilizadas hay que pensar en
muchos nombres. Esa obra no es cualquier cosa y por eso en ella se
utiliza desde estructuras metálicas hasta pilotes para muelles.
“Tenemos
estructuras metálicas. En estos momentos estamos haciendo los
edificios, tenemos cableados, cables de subterráneos, varillas,
preparación de concreto, muchos equipos y grúas que son los que ayudarán
a subir el domo, entre otros muchos”, comenta Pablo Rivas, reforzado en
ocasiones en la conversación por Enrique Román.
Entre las dos
calderas se han llevado más de 16 mil metros cúbicos de concreto. En
Punta Catalina hay un grupo grande de profesionales para las diversas
tareas, entre ellos ingenieros civiles, geólogos, ingenieros
estructurales, ingenieros químicos (una parte de ellos participó el
primer año en las obras civiles). También han sido integrados ingenieros
mecánicos, eléctricos, electrónicos.
Hay casos que donde va un equipo se colocan dos
Cuando este diario le pregunta al representante de la CDEEE en la
obra sobre la parte del presupuesto de ésta que se ha ejecutado o
consumido ya, dice que hay un esquema de pago, denominado “pago por
hito” o “por cosas hechas”. Eso que plantea Pablo Rivas es algo así como
que “tú me haces este edificio y te pago, me haces el otro y también te
lo pago. O me instalas este equipo y te pago”. Por la magnitud de la
obra, a la misma han sido agregados muchos elementos tecnológicos, de
suerte que sea una planta estable.
“La estamos haciendo de tal
forma que para que pueda fallar sea bien difícil”, indica Rivas. Y
agrega que en el caso de algunos equipos, donde debe ir uno, se han
colocado dos o tres, para evitar sorpresas negativas futuras. En la
parte de software también hay un gran reforzamiento, incluyendo que
donde debe ir una computadora, se han colocado tres, de manera que si
una se apaga las otras sigan funcionando y la planta también.
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Baní. En Punta Catalina, el lugar donde se levanta
la central termoeléctrica con capacidad de generar 720 megavatios, se
observan hombres vestidos con chalecos de distintos colores, se mueven
aparatos y piezas de un lado a otro y es notorio el cuidado extremo en
las labores.
La dinámica es más o menos la misma de lunes a
sábado y ha permitido avanzar la obra, en general, hasta un 43% al 31 de
julio de este año, mirando en conjunto sus tres componentes. Esos tres
componentes son: la parte de ingeniería, la parte de procura o compra de
equipos y la construcción física como tal.
Cuando los tres
aspectos se analizan de forma individual, la parte de ingeniería (todo
lo que es diseño de planos, manuales, procedimientos) tiene un avance
del 75%; la parte de procura (que se refiere a cuando se ponen las
órdenes de compra de los equipos, cuando esos equipos comienzan a
fabricarse y cuando llegan) está en un rango del 50%, y la construcción
física de las dos plantas que conlleva el proyecto está a un nivel del
20%.
El calendario marcha tal como está previsto y lo que se
espera de la obra es que a partir del mes de julio, cuando empezó la
construcción vertical, avance desde un 40% (nivel que tiene actualmente)
a un 92% en alrededor de un año. Eso es, calculando desde este mes de
agosto 2015, a agosto de 2016, según le explica a un equipo de elCaribe
el coordinador técnico de la central termoeléctrica -por parte de la
Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE)- Pablo
Rivas.
“A partir de ahora la obra crece más rápido, tomando en
cuenta que ya se cuenta con los equipos, contrario a cuando se estaba en
las obras civiles (preparando terrenos y haciendo estudios o laborando
bajo la tierra) que es una parte que en una construcción casi no se ve”,
explica Rivas, mientras recorre con el personal de este diario cada
espacio donde hombres “armados” de todo tipo de herramientas de
ingeniería no respetan el fuerte sol que hace mientras trabajan.
Lo
que quiere decir el experto es que con frecuencia, la gente asume que
una obra está avanzando cuando puede ver que se levanta concretamente. Y
eso es justamente lo que está ocurriendo con las dos plantas a carbón
que se esperan para golpear los cortes eléctricos o apagones que por
largos años han azotado a República Dominicana y bajar el costo de
generación. Los principales puntos que actualmente resaltan del complejo
es que las calderas comenzaron a construirse en Nueva York y se espera
que lleguen al país más o menos en diciembre de este año para ser
instaladas. La caldera número uno tiene estructuras que están
atravesando los 38 metros de altura, y se sigue construyendo, y la
caldera dos, que estará al lado, tiene una primera fase en ejecución y
los materiales para ella siguen llegando. “Esto no se detiene, esto es
una secuencia, para que nada se detenga. Fabrican un equipo, pero en lo
que eso ocurre llega el segundo y el tercero”, dice Rivas.
Los
componentes o equipos para las dos plantas llegan de diversos países.
Pueden ser de empresas americanas (de los Estados Unidos), pero también
pueden proceder de Alemania o de Italia. Depende de donde las casas
matrices o empresas fabricantes tengan sus sucursales o plantas.
El
promedio de hombres y mujeres trabajando en la construcción de las
plantas es de 4,400, incluyendo los transportistas, la gente que trabaja
en la preparación de terrenos, los de oficina, los del puerto y otros.
En ocasiones la cifra alcanza los 5,500 y 6,000. Se proyecta que en las
labores siga dándose una “curva”. Eso significa que podría mantenerse un
pico, bajar la cantidad de personas en acción, volver a subir, y
posiblemente cuando llegue la etapa final bajar al nivel mínimo de
trabajadores. Eso último podría darse quizás cuando en el primer
trimestre del año 2017 se estén dando los últimos toques al ambicioso
proyecto, que traerá una mejoría substancial al sistema eléctrico
dominicano.
En 2017, al ritmo que marchan las labores, paso a paso
con lo calculado, según las explicaciones ofrecidas a este diario, Punta
Catalina estará tan avanzada que ya solo se estarán moviendo equipos
menores y “por aquí y por allí” se verán cables colocados.
Pablo
Rivas y Enrique Román (encargado de Planificación por parte de la CDEEE)
lucen muy optimistas cuando hablan de los trabajos y desde sus puntos
de vista “no habrá que forzar las horas más allá de los trabajos
cotidianos para alcanzar la meta fijada para concluir el parque”. Sin
embargo, Rivas, partiendo de su experiencia de largos años en la
ingeniería, deja claro que en una obra de la magnitud de Punta Catalina
pueden surgir elementos separados y pequeños a los que hay que
dedicarles más horas. “Eso pasa continuamente, pero no podemos decir que
es en la obra completa, sino en áreas específicas de ella”, indica.
Y
explica que si se quiere que llegue, por ejemplo, el domo (la pieza más
grande que tiene la caldera) y esa entrega se retrasa, entonces se
requiere luego trabajar más tiempo para recuperar ese espacio perdido.
Pero no siempre eso pasa. En el complejo se trabaja de lunes a sábado y
los domingos solo se realizan labores muy puntuales. Lo propio ocurre en
las noches. Solo se trabaja para cuestiones que lo ameritan. Hacer eso
es posible porque se cuenta con márgenes adecuados de tiempo para cada
cosa.
En las oficinas que alojan la parte de coordinación, de
planeación y otras funciones en el complejo Punta Catalina las reuniones
son frecuentes y muchas de ellas se dan varias veces, por ejemplo, los
martes. En esos encuentros los expertos analizan y pasan revista a los
avances semanales, y se mira cada cosa por área y en detalle; lo que se
hizo y no se hizo de lo que antes había sido planeado. Hay un equipo de
ingeniería, personal local (de Baní) y una empresa consultora. Con ellos
se hacen observaciones de cuestiones que deben corregirse y -de paso-
se ven resultados logrados. En definitiva, se ve el avance de la obra,
punto por punto, las respuestas dadas a las observaciones realizadas
previamente y lo que viene nuevo para hacer en la semana.
El
contrato para la obra fue estructurado de tal forma que permite un
manejo tranquilo de ésta, de acuerdo a lo expresado por Rivas. La obra
es levantada por el consorcio integrado por las empresas Constructora
Norberto Odebrecht, Tecnimont e Ingeniería Estrella S.R.L, ganador de la
Licitación Pública Internacional convocada por la CDEEE. El proyecto
tiene un costo de US$1,945 millones.
Nivel del muelle
La
construcción del muelle alcanza hasta ahora el rango de los 748 metros
de largo. Cuando esa parte concluya deberá tener 1,700 metros. Los
primeros 1,350 metros lo constituyen el área del puente para llegar al
puerto. Los otros 350 metros de largo son para el puerto propiamente.
Cada dos días ese punto de la obra avanza 12 metros con las labores que
se realizan, según calcula el ingeniero Enrique Román
También hay avances en la subestación y zona de almacén, en la fuente de terreno y en el taller de tubería, entre otros.
En
la construcción de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, cuando se
habla de materiales, equipos y piezas utilizadas hay que pensar en
muchos nombres. Esa obra no es cualquier cosa y por eso en ella se
utiliza desde estructuras metálicas hasta pilotes para muelles.
“Tenemos
estructuras metálicas. En estos momentos estamos haciendo los
edificios, tenemos cableados, cables de subterráneos, varillas,
preparación de concreto, muchos equipos y grúas que son los que ayudarán
a subir el domo, entre otros muchos”, comenta Pablo Rivas, reforzado en
ocasiones en la conversación por Enrique Román.
Entre las dos
calderas se han llevado más de 16 mil metros cúbicos de concreto. En
Punta Catalina hay un grupo grande de profesionales para las diversas
tareas, entre ellos ingenieros civiles, geólogos, ingenieros
estructurales, ingenieros químicos (una parte de ellos participó el
primer año en las obras civiles). También han sido integrados ingenieros
mecánicos, eléctricos, electrónicos.
Hay casos que donde va un equipo se colocan dos
Cuando este diario le pregunta al representante de la CDEEE en la
obra sobre la parte del presupuesto de ésta que se ha ejecutado o
consumido ya, dice que hay un esquema de pago, denominado “pago por
hito” o “por cosas hechas”. Eso que plantea Pablo Rivas es algo así como
que “tú me haces este edificio y te pago, me haces el otro y también te
lo pago. O me instalas este equipo y te pago”. Por la magnitud de la
obra, a la misma han sido agregados muchos elementos tecnológicos, de
suerte que sea una planta estable.
“La estamos haciendo de tal
forma que para que pueda fallar sea bien difícil”, indica Rivas. Y
agrega que en el caso de algunos equipos, donde debe ir uno, se han
colocado dos o tres, para evitar sorpresas negativas futuras. En la
parte de software también hay un gran reforzamiento, incluyendo que
donde debe ir una computadora, se han colocado tres, de manera que si
una se apaga las otras sigan funcionando y la planta también.
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