A pesar de los estrictos objetivos de emisiones de carbono en Europa
destinados a reducir el calentamiento global y la gran inversión en
energías renovables en China, la demanda de esta antigua fuente de
energía es mayor que nunca.
De hecho, el carbón fue la fuente de energía que más creció -sin
contar las energías renovables- el año pasado. La producción aumentó
hasta un 6% en 2010, el doble que el gas y más de cuatro veces más que
el petróleo.
Los datos de consumo presentan un panorama similar, mientras que las cifras de este año reflejan la misma tendencia.
Hay algunos responsables del resurgimiento del
carbón. Muchos pueden durar poco, mientras que otros impulsarán la
demanda cada vez más en las próximas décadas.
Alternativa barata
El consumo de carbón en Europa, donde los gobiernos intentan estar a
la vanguardia en la cruzada para reducir las emisiones de dióxido de
carbono, aumentó considerablemente en los últimos años.
¿Por qué? Porque es barato, y cada vez más.
Debido a la crisis económica, se ha producido lo
que Paul McConnell, analista de energía del grupo Wood Mackenzie,
describe como un "colapso en la demanda industrial de energía".
Esto ha dado lugar a un exceso de oferta de carbón, empujando el precio hacia abajo.
También ha dado lugar a un exceso masivo de
permisos de emisión de CO2, lo que se traduce en una reducción del
precio del carbono, y por lo tanto del costo de producción de carbón.
De igual importancia es el hecho de que ha
habido una gran afluencia de carbón barato de Estados Unidos, donde el
descubrimiento de gas de esquisto –también conocido como gas pizarra- ha
proporcionado una fuente de energía alternativa incluso más barata.
El carbón tiene que ir a alguna parte, así que se exporta a Europa.
Por último, los altos precios del gas natural están haciendo que el carbón sea visto como una alternativa atractiva.
Como explica Laszlo Varro, jefe de mercado de
gas, carbón y energía de la Agencia Internacional de Energía, "todos los
parámetros favorecen al carbón".
Tanto es así que el "carbón [ahora] se quema
como combustible de base en la mayor parte de Europa", afirma Gareth
Carpenter, editor de la consultora de energía Platts.
Y la decisión de Alemania de interrumpir toda su
energía nuclear y construir más centrales de energía de carbón no hará
sino aumentar aún más la producción.
Cuánto durará este resurgimiento del carbón
dependerá en cierta medida de la recuperación económica global y de la
capacidad de los gobiernos de implementar un sistema que finalmente
ofrezca un buen precio del carbono.
Pero, mientras tanto, la legislación aprobada
hace más de una década va a limitar seriamente la producción de carbón
en los próximos años, según Varro.
El impacto total de la directiva sobre grandes
plantas de combustión de la Unión Europea, diseñada para reducir los
contaminantes del aire, pero no el dióxido de carbono, está a punto de
dar sus resultados. Por lo tanto, cierta cantidad de plantas de carbón
ineficientes serán sacadas de circulación.
Como resultado, en cinco años, la capacidad de
producción de carbón "será considerablemente más baja que en la
actualidad", dice Varro. La directiva no hará nada, por supuesto, para
restringir las importaciones baratas procedentes de Estados Unidos.