sábado, 1 de junio de 2019

Tarifa eléctrica no subirá en junio 2019

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SANTO DOMINGO,R.D.- La Superintendencia de Electricidad (SIE) informó que para junio la tarifa aplicada a los usuarios del servicio público se mantendrá inalterable.
También comunicó que la tarifa indexada para junio 2019 aumentó en 1.44% respecto a mayo, debido al comportamiento de las variables que intervienen en su cálculo: el combustible de referencia USGC HSFO, que en el mes anterior fue de US$63.9910/Bbl, aumentó en 3.2% al pasar a US$66.0462/Bbl; el gas natural aumentó de US$2.68561/MMBTU a US$2.8160/MMBTU; el Carbón Mineral se mantuvo en US$90.63/ton, mientras que la tasa de cambio promedio aumentó de RD$50.5550 a RD$50.5626 por dólar.
En un comunicado, la SIE Indicó que el Estado deberá subsidiar con RD$1,998.06 millones a través del Fondo de Estabilización de la Tarifa Eléctrica (FETE) para mantener invariables los precios a los usuarios.
El monto acumulado del FETE para el semestre enero- junio del año 2019 se estima será de RD$10,792.92 millones.

viernes, 31 de mayo de 2019

El cambio climático podría impulsar la energía eólica


¿Cómo afectará el cambio climático a la energía eólica y solar? Para 2050, es probable que la energía eólica caiga en todo el centro de los Estados Unidos y aumente en el este. Mientras tanto, la energía solar parece disminuir en California, pero aumentará en todo el sureste de los Estados Unidos. Un nuevo estudio investiga cómo Texas, actualmente el estado de EE. UU. Con la mayor capacidad instalada de energía eólica y solar, enfrentará el cambio climático .
Michael Craig, del Laboratorio Nacional de Energía Renovable de EE. UU. (NREL, por sus siglas en inglés) y sus colegas utilizaron cinco modelos climáticos globales para investigar el cambio en la energía solar y eólica potencial para el estado de Texas para 2050 bajo RCP8.5, el escenario de cambio climático más grave. Los investigadores utilizaron estas cifras en un modelo de compromiso económico y despacho (UCED) para evaluar cómo afectarán los cambios a las operaciones del sistema eléctrico.
Para 2050, es probable que la energía adicional en la atmósfera aumente la velocidad del viento en todo Texas, según las simulaciones del modelo climático del equipo, lo que incrementa el potencial de generación de energía eólica de entre 1 y 4%.
Los resultados para la energía solar no fueron tan claros, con un posible aumento o disminución en el potencial de generación solar de hasta el 1%. Hubo muchas variaciones regionales, estacionales y diarias en ambas formas de energía renovable.
"Las diferencias espaciales y temporales en nuestros resultados resaltan la importancia de utilizar conjuntos de datos de alta resolución para estudiar los impactos potenciales del cambio climático en la energía eólica y solar", dice Craig, cuyos hallazgos se publican en Environmental Research Letters (ERL) .
Los investigadores subrayan que sus cálculos no son previsiones. “Una gran incertidumbre rodea muchos de nuestros resultados, desde las emisiones y las rutas forzadas que el mundo sigue hasta los impactos de esa ruta en el espacio y el tiempo”. Además, los cálculos no tienen en cuenta los cambios futuros en la demanda de energía, el cambio de la población o Mejora la eficiencia energética.
No obstante, los científicos creen que su investigación demuestra la necesidad de comprender cómo el cambio climático puede afectar la generación de energía. En última instancia, los cálculos como estos podrían influir en las decisiones políticas, como la planificación del sistema eléctrico y la ubicación óptima de los parques eólicos y solares.

jueves, 30 de mayo de 2019

Productos químicos orgánicos en la lista de vigilancia de aguas subterráneas


Un método para identificar posibles contaminantes del agua subterránea ha sido descrito por una colaboración paneuropea de organismos públicos y de la industria. El grupo probó su nuevo marco con estudios piloto de productos farmacéuticos y sustancias polifluoroalquílicas (PFAS, por sus siglas en inglés), que se utilizan comúnmente en protectores de manchas textiles, papeles a prueba de grasas, fabricación de fluoropolímeros, recubrimientos y espumas acuosas formadoras de películas.
"El monitoreo es costoso y, dada la amplia gama de compuestos diferentes que pueden contaminar el agua subterránea, la priorización de los compuestos para recopilar nuevos datos de monitoreo es una forma pragmática de avanzar", dice Dan Lapworth del British Geological Survey .
La calidad del agua subterránea en la Unión Europea está controlada por la ley, pero la lista de contaminantes que están dentro del alcance de la legislación está lejos de ser exhaustiva. Por lo general, no se incluyen las sustancias que se han desarrollado recientemente o que se han detectado recientemente en el medio ambiente.
Para muchos de tales contaminantes potenciales, los organismos reguladores carecen de los datos de monitoreo que demostrarían un peligro. Pero como las agencias no están obligadas a realizar pruebas para detectar sustancias no controladas, estos datos no se buscan formalmente.
Para abordar este dilema, investigadores y reguladores de varios países europeos establecieron un marco voluntario para poblar y mantener una lista de vigilancia de aguas subterráneas de contaminantes orgánicos emergentes (EOC).
"Aunque hay otras sustancias emergentes, como los nanomateriales, microplásticos y contaminantes biológicos, los COE probablemente representan el grupo más grande y diverso de contaminantes emergentes", dice Lapworth. "Otros grupos, como los nanomateriales, ya han recibido mucha atención y están comenzando a ser abordados dentro de la normativa pertinente de la UE".
El objetivo es que los países participantes en toda Europa produzcan una lista dinámica de contaminantes potenciales para que puedan ser incluidos en las regulaciones existentes o clasificados como no preocupantes actualmente.
Como los contaminantes orgánicos emergentes no se han estudiado adecuadamente, por definición, el grupo formuló un método de selección para completar la lista de vigilancia de aguas subterráneas que reconoce la falta de información ambiental. El primer paso es catalogar las sustancias ya detectadas en el agua subterránea, es decir, con un potencial de contaminación comprobado, o productos químicos con propiedades que hacen que la lixiviación y el transporte al agua subterránea sea probable. Esta segunda medida teórica da cuenta de los nuevos productos químicos que aún no han tenido tiempo de llegar al entorno del subsuelo.
La siguiente etapa clasifica las sustancias candidatas según su toxicidad y potencial de bioacumulación. Cualquier EOC que tenga un alto puntaje en ambas etapas puede incluirse en la lista de observación, aunque los autores del estudio sugieren limitar la lista a las 30 sustancias de mayor preocupación.
Al reevaluar constantemente los datos de monitoreo, los reguladores pueden establecer nuevos estándares legales de calidad para una sustancia determinada tan pronto como la evidencia ambiental lo haga apropiado. En este caso, el contaminante se movería de la lista de vigilancia de aguas subterráneas para ser reemplazado por una nueva EOC.
Para demostrar el enfoque, la colaboración llevó a cabo dos estudios piloto dirigidos a productos farmacéuticos y PFAS. Los estudios mostraron que los datos voluntarios de los países participantes son suficientes para informar las decisiones sobre si los AOE deben ser monitoreados dentro del marco de la lista de vigilancia de aguas subterráneas, pero los resultados deben proporcionarse en una forma estrictamente definida para mantener la coherencia entre las fuentes.
El equipo espera que la primera lista de vigilancia de aguas subterráneas, que se refinará después de su implementación este año, permitirá a los reguladores aprovechar al máximo los recursos escasos al centrar la atención en los contaminantes más peligrosos y generalizados de las aguas subterráneas.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Para represar el agua se requiere de US$3,000 MM


SANTO DOMINGO,R.D.-Cada vez que tengamos el fenómeno de La Niña habrá muchas lluvias. “Cuando tenemos muchas lluvias es cuando se nota que necesitamos presas para almacenar esas aguas, porque al terminar el período de La Niña, cuando llega El Niño, tenemos sequía. Es ahí donde necesitamos grandes presas, en vez de pequeñas presas, que puedan almacenar suficientes volúmenes de agua y luego administrar adecuadamente esa agua para acueductos y para canales de riego en períodos de sequía, que vamos a estar teniendo fruto de la situación del cambio climático”, explica. En la parte este del territorio nacional, según los cálculos de De León, caen más de 1,500 milímetros de lluvia por cada metro cuadrado anualmente. “Toda esa agua se pierde porque no hay embalses para almacenarla. Hay que ir buscando recursos propios o de préstamos para construir esas presas”, indica.
Valoró como importante la redefinición de los volúmenes de agua para la presa Monte Grande, que hace unas tres semanas inició formalmente, con miras a culminarla en unos 30 meses. La capacidad de almacenamiento de esa presa que refiere el especialista se ha llevado a 350 millones de metros cúbicos de agua, con la idea de que Monte Grande pueda almacenar toda el agua que sea derivada desde Sabana Yegua y desde Sabaneta para retenerla ahí. Cuando se suma la capacidad de almacenamiento de Sabana Yegua (400 millones de metros cúbicos de agua) con la de Monte Grande (350 millones de metros cúbicos) entre las dos habrá 750 millones de metros cúbicos del citado líquido en capacidad de almacenamiento.
Sostiene que en las demás cuencas hidrográficas del país es necesario realizar un trabajo también. “Por ejemplo, el río Yaque del Norte tiene una sola presa, que es la de Tavera. Igual pasa en el río Yuna, donde solamente tenemos la represa de Hatillo, que es la más grande del país, y que almacena 400 millones de metros cúbicos de agua. Pero está estudiado el sitio de represa de Alto Yuna, en Los Quemados de Bonao, donde no se ha ejecutado ese proyecto”, sostiene el geólogo.
Agrega que aunque tenemos la represa de Río Blanco, que es un afluente del río Yuna, la función de esta es fundamentalmente producir energía hidroeléctrica. Dijo que aunque también está la represa de Pinalito, que es un afluente del río Blanco, la función de Pinalito es fundamentalmente producir energía.
En una parte importante de sus planteamientos, Osiris de León coincide con el ingeniero Silvio Carrasco, experto en temas de agua y exdirector del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), en el sentido de que “las presas se pagan ellas solas en cinco o en seis años”. Carrasco ha dicho que si se construye Alto Yuna y se desvía el río Yuna hacia Rincón-río Jima (provincia La Vega) el agua que reciba Jima puede destinarse para Villa Tapia, Salcedo y Tenares (provincia Hermanas Mirabal) y de esa forma ser aprovechada para los cultivos en secano, como es el caso del plátano.

martes, 28 de mayo de 2019

¿Son las aguas residuales el nuevo ‘oro negro’?

Presentación pública del Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos el 22 de marzo

Durban (Sudáfrica), 22 de marzo – ¿Por qué no modificar nuestro punto de vista y considerar que las ingentes cantidades de aguas residuales domésticas, agrícolas e industriales vertidas a diario en el medio ambiente constituyen un recurso valioso, en vez de un problema oneroso? El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2017, titulado “Las aguas residuales – El recurso desaprovechado”, cuya presentación al público ha tenido lugar hoy en Durban, con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, preconiza ese cambio de planteamiento.

Este Informe de ONU-Agua, de cuya coordinación se encarga el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) de la UNESCO, sostiene que las aguas residuales pueden ser un recurso inestimable para satisfacer la creciente demanda mundial de agua dulce y diversas materias primas.

“Como la cantidad de agua dulce disponible en el mundo es limitada y su demanda aumenta –dice Guy Ryder, Presidente de ONU-Agua y Director General de la Organización Internacional del Trabajo– las aguas residuales constituyen un recurso muy valioso. […] Todos podemos aportar nuestro grano de arena para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible que pretende incrementar la reutilización del agua y reducir a la mitad, de aquí a 2030, la cantidad de aguas residuales sin tratar. De lo que se trata es de gestionar y reciclar cuidadosamente el agua que usamos en nuestros hogares, ciudades, plantas industriales y explotaciones agrarias. Debemos disminuir los vertidos e incrementar el tratamiento de las aguas residuales para satisfacer las necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico y la fragilidad de los ecosistemas”.

“El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2017 nos muestra que una mejora de la gestión de las aguas residuales estriba en reducir su ensuciamiento inicial, eliminar contaminantes de sus flujos, recuperar los subproductos acarreados y reutilizar el agua reciclada. […] Si queremos avanzar en este ámbito es esencial concienciar a la sociedad para que acepte el uso de aguas residuales”, dice la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, en su prefacio a esta publicación

Un problema para la salud y el medio ambiente

Es muy considerable la proporción de aguas residuales que se vierten en el medio ambiente sin que se hayan recogido o tratado previamente. Esto es especialmente cierto en las naciones de bajos ingresos donde sólo se trata un 8% de las aguas residuales domésticas e industriales, un porcentaje muy escaso si se compara con el 70% registrado en los países de ingresos altos. Debido a esa falta de tratamiento, en muchas regiones del mundo se vierten aguas residuales contaminadas por bacterias, nitratos, fosfatos y disolventes en lagos y ríos que van a parar al mar, con las consiguientes repercusiones negativas para el medio ambiente y la salud pública.

En un futuro próximo va a aumentar considerablemente el volumen de aguas residuales que será necesario tratar, sobre todo en las ciudades de países en desarrollo con un rápido crecimiento demográfico. “La generación de aguas residuales es uno de los mayores desafíos asociados al crecimiento de los asentamientos informales –barrios de chabolas– en los países en desarrollo”, según los autores del informe. La capital de Nigeria, por ejemplo, genera cada día 1,5 millones de m3 de aguas residuales que desembocan en la Laguna de Lagos, sin haber sido tratadas en su mayor parte. Si no se toman medidas desde ahora mismo, es probable que esta situación se deteriore aún más cuando la ciudad sobrepase los 23 millones de habitantes en 2020.

La contaminación con agentes patógenos procedentes de los excrementos humanos y animales afecta a casi un tercio de los cursos fluviales de América Latina, África y Asia, poniendo así en peligro la vida de millones de personas. En 2012, se produjeron 842.000 defunciones en países de ingresos bajos y medios debido a la contaminación del agua y la insuficiencia de los servicios de saneamiento. Las carencias en el tratamiento de las aguas residuales contribuyen además a la propagación de enfermedades tropicales como el cólera y el dengue.

Los disolventes e hidrocarburos producidos por las actividades industriales y mineras, así como los nutrientes –nitrógeno, fósforo y potasio– utilizados como abonos en la agricultura intensiva, intensifican la eutrofización del agua dulce y de los ecosistemas costeros y marinos. Se calcula que este fenómeno afecta a unos 245.000 km2 de estos últimos ecosistemas, es decir, una superficie aproximadamente equivalente a la del Reino Unido. El vertido de aguas residuales sin tratar también intensifica la floración de algas tóxicas y acentúa el declive de la diversidad biológica.

La constatación de que en las aguas residuales se da una presencia cada vez mayor de diversas sustancias –hormonas, antibióticos, esteroides, alteradores del sistema endocrino, etc.– plantea una nueva serie de problemas, ya que aún no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus repercusiones en el medio ambiente y la salud humana.

La contaminación reduce la disponibilidad de los abastecimientos en agua dulce, que ya están sufriendo las consecuencias de otros fenómenos, en particular del cambio climático. Hasta la fecha, la mayoría de los gobiernos y decisores se han preocupado esencialmente de los problemas del abastecimiento de agua, sobre todo cuando ésta escasea, y han descuidado la necesidad de ocuparse de la gestión del agua ya utilizada. Sin embargo, estas dos cuestiones están íntimamente vinculadas entre sí. La recogida, el tratamiento y la utilización segura de las aguas residuales son la base misma de una economía circular, en la que se equilibran el desarrollo económico y el uso sostenible de los recursos. El agua regenerada es un recurso muy poco explotado que se puede reutilizar múltiples veces.

De la alcantarilla al grifo

Las aguas residuales se suelen utilizar generalmente para riegos agrícolas. En todo el mundo hay por lo menos 50 países que las usan a tal efecto, lo que viene a representar aproximadamente un 10% de la superficie total de tierras cultivadas. No obstante, siguen siendo incompletos los datos disponibles a este respecto en muchas regiones del mundo, en particular África.

Esta práctica, sin embargo, puede entrañar problemas para la salud cuando las aguas contienen gérmenes patógenos que pueden contaminar los cultivos. De ahí que se plantee el reto de ir pasando de los riegos sin control alguno a un uso planificado y seguro del agua destinada a la irrigación, tal como ha venido haciendo Jordania desde 1977 hasta lograr que el 90% de sus aguas residuales tratadas se utilicen para regar cultivos. En Israel, las aguas residuales tratadas ya representan casi la mitad de toda el agua usada para regadíos.

En la industria se pueden reutilizar grandes cantidades de agua para calefacción y refrigeración, en vez de verterlas en el medio ambiente. Se espera que de aquí a 2020 aumente en un 50% el mercado para el tratamiento de aguas residuales destinadas a usos industriales.

Las aguas residuales tratadas pueden servir también para incrementar el abastecimiento en agua potable, pero esta práctica es muy limitada todavía. En Windhoek, la capital de Namibia, se viene recurriendo a este procedimiento desde 1969. Con vistas a contrarrestar la recurrente escasez de agua, esa ciudad ha creado instalaciones destinadas a tratar hasta un 35% de las aguas residuales, que luego se usan para aumentar las reservas de agua potable. Los habitantes de Singapur y San Diego (Estados Unidos) beben también agua reciclada sin peligro alguno.

Esta práctica puede tropezar con resistencias por parte del público, ya que quizás le disguste la idea de beber o utilizar agua que se ha ensuciado antes. En Egipto, por ejemplo, la falta de apoyo de la población hizo fracasar en el decenio de 1990 un proyecto de reutilización de aguas residuales para riegos agrícolas y piscifactorías. Las campañas de sensibilización del público pueden ganar su adhesión a una práctica de este tipo si se dan ejemplos de logros satisfactorios, como el de la Estación Espacial Internacional en la que los astronautas siguen utilizando la misma agua reciclada desde hace más de 16 años.

Aguas negras y cienos, fuentes de materias primas

Las aguas residuales no sólo constituyen una fuente alternativa adecuada de obtención de agua dulce, sino que también se puede contemplar su uso como fuente posible de materias primas. Gracias a los avances de las técnicas de tratamiento se pueden extraer de las aguas y cienos del alcantarillado algunos nutrientes –fósforo y nitratos, por ejemplo– para convertirlos en fertilizantes. Se estima que el 22% de la demanda mundial de fósforo –un recurso mineral limitado y en vías de agotamiento– se podría satisfacer tratando la orina y las heces fecales humanas. En países como Suiza se han promulgado leyes que exigen la recuperación obligatoria del fósforo, entre otros nutrientes.

Las sustancias orgánicas de las aguas residuales se pueden usar para producir biogás que alimente en energía las plantas de depuración, facilitando así que éstas dejen de ser importantes consumidoras de energía y adquieran autosuficiencia energética o se conviertan incluso en productoras netas de energía. En Japón, el gobierno se ha asignado el objetivo de recuperar, de aquí a 2020, el 30% de la bioenergía de las aguas residuales. La ciudad de Osaka produce anualmente 6.500 toneladas de combustibles a partir de los biosólidos resultantes del tratamiento de 43.000 toneladas de lodos del alcantarillado.

Las tecnologías de tratamiento de las aguas residuales no tienen por qué estar fuera del alcance de los países en desarrollo, porque ya hay algunas de costo poco elevado que hacen posible la extracción de energía y nutrientes. Aunque todavía no permiten la extracción directa de agua potable, esas tecnologías baratas pueden producir agua rentable y salubre para determinados usos, por ejemplo los riegos agrícolas. Además, la venta de las materias primas extraídas de las aguas residuales puede ser una fuente complementaria de ingresos que contribuya a cubrir los costos de inversión y funcionamiento de las plantas depuradoras.

Actualmente hay en el mundo 2.400 millones de personas privadas de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes y letrinas. La reducción de esa cifra –en cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 sobre agua limpia y saneamiento de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas– supondrá un vertido aún mayor de aguas residuales y esto necesitará, por consiguiente, que su tratamiento tenga un costo asequible.

Hasta la fecha se han registrado algunos avances. En América Latina, por ejemplo, el tratamiento de aguas residuales se ha llegado casi a duplicar desde finales del decenio de 1990. Actualmente, entre un 20% y un 30% de las aguas residuales recogidas en las redes de alcantarillado urbano son objeto de tratamiento. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer ya que esos porcentajes significan también que entre un 70% y un 80% de las aguas negras se vierten sin ser tratadas. Se dará un paso adelante decisivo cuando se generalice el reconocimiento de lo mucho que merece la pena una utilización sin riesgo de las aguas residuales tratadas y de sus subproductos, en vez de usar pura y simplemente agua dulce.



lunes, 27 de mayo de 2019

AGUAS RESIDUALES: el recurso desaprovechado

En un mundo donde la demanda de agua dulce está en constante aumento y los escasos recursos hídricos se ven cada vez más exigidos por la captación excesiva, la contaminación y el cambio climático, sería sencillamente impensable no aprovechar las oportunidades que brinda una mejor gestión de las aguas residuales".
 
Así concluye el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2017, donde se destaca cuán imperiosa es la necesidad de mejorar la gestión de aguas residuales en pos de nuestro porvenir común.
 
Si continuamos «actuando como de costumbre» estaremos fomentando un mayor deterioro de la situación. Se estima que en el mundo más del 80 por ciento de las aguas residuales (más del 95 por ciento en algunos países en desarrollo) se vierte al medio ambiente sin tratamiento alguno. Las consecuencias son inquietantes. La contaminación del agua en la mayoría de los ríos de África, Asia y América Latina es cada vez peor. En 2012, se registraron más de 800.000 muertes en el mundo a causa del consumo de agua potable contaminada e instalaciones para el lavado de manos y servicios de saneamiento inadecuados. Cada vez son más las zonas muertas desoxigenadas en mares y océanos a causa del vertido de aguas residuales sin tratar, lo cual afecta a los ecosistemas marinos en una superfi cie de 245.000 km2 , con repercusiones en la industria pesquera, medios de subsistencia y cadenas alimenticias. 
 
Las aguas servidas siempre fueron consideradas simplemente una complicación a ser desechada, cuando no completamente ignoradas. Sin embargo, esta concepción está cambiando porque la escasez de agua aumenta en muchas regiones y se comienza a reconocer la importancia de la recolección, tratamiento y reutilización de las aguas residuales. La infraestructura es un problema fundamental para todos los países. La disponibilidad de datos continúa siendo una difi cultad constante, especialmente en los países en desarrollo. Un estudio reciente mostró que de 181 países, únicamente 55 contaban con información en materia de generación, tratamiento y utilización de aguas residuales; los países restantes no contaban con información o solo tenían datos parciales. En la mayoría de los países que contaban con información, esta se encontraba desactualizada. Este cuello de botella con respecto a la información impide realizar las actividades de investigación y desarrollo necesarias para diseñar tecnologías innovadoras y adaptar las existentes a las necesidades y características locales. 
 
En el Informe Mundial sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos 2017 se demuestra que una mejor gestión de las aguas residuales implica no solo la reducción de la contaminación en las fuentes, sino también la eliminación de contaminantes de los fl ujos de aguas residuales, la reutilización de las aguas regeneradas y la recuperación de los subproductos útiles. Conjuntamente, estas cuatro acciones generan beneficios sociales, ambientales y económicos para toda la sociedad, contribuyendo así al bienestar y a la salud, a la seguridad del agua y la alimentaria y al desarrollo sostenible..