miércoles, 29 de mayo de 2019

Para represar el agua se requiere de US$3,000 MM


SANTO DOMINGO,R.D.-Cada vez que tengamos el fenómeno de La Niña habrá muchas lluvias. “Cuando tenemos muchas lluvias es cuando se nota que necesitamos presas para almacenar esas aguas, porque al terminar el período de La Niña, cuando llega El Niño, tenemos sequía. Es ahí donde necesitamos grandes presas, en vez de pequeñas presas, que puedan almacenar suficientes volúmenes de agua y luego administrar adecuadamente esa agua para acueductos y para canales de riego en períodos de sequía, que vamos a estar teniendo fruto de la situación del cambio climático”, explica. En la parte este del territorio nacional, según los cálculos de De León, caen más de 1,500 milímetros de lluvia por cada metro cuadrado anualmente. “Toda esa agua se pierde porque no hay embalses para almacenarla. Hay que ir buscando recursos propios o de préstamos para construir esas presas”, indica.
Valoró como importante la redefinición de los volúmenes de agua para la presa Monte Grande, que hace unas tres semanas inició formalmente, con miras a culminarla en unos 30 meses. La capacidad de almacenamiento de esa presa que refiere el especialista se ha llevado a 350 millones de metros cúbicos de agua, con la idea de que Monte Grande pueda almacenar toda el agua que sea derivada desde Sabana Yegua y desde Sabaneta para retenerla ahí. Cuando se suma la capacidad de almacenamiento de Sabana Yegua (400 millones de metros cúbicos de agua) con la de Monte Grande (350 millones de metros cúbicos) entre las dos habrá 750 millones de metros cúbicos del citado líquido en capacidad de almacenamiento.
Sostiene que en las demás cuencas hidrográficas del país es necesario realizar un trabajo también. “Por ejemplo, el río Yaque del Norte tiene una sola presa, que es la de Tavera. Igual pasa en el río Yuna, donde solamente tenemos la represa de Hatillo, que es la más grande del país, y que almacena 400 millones de metros cúbicos de agua. Pero está estudiado el sitio de represa de Alto Yuna, en Los Quemados de Bonao, donde no se ha ejecutado ese proyecto”, sostiene el geólogo.
Agrega que aunque tenemos la represa de Río Blanco, que es un afluente del río Yuna, la función de esta es fundamentalmente producir energía hidroeléctrica. Dijo que aunque también está la represa de Pinalito, que es un afluente del río Blanco, la función de Pinalito es fundamentalmente producir energía.
En una parte importante de sus planteamientos, Osiris de León coincide con el ingeniero Silvio Carrasco, experto en temas de agua y exdirector del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), en el sentido de que “las presas se pagan ellas solas en cinco o en seis años”. Carrasco ha dicho que si se construye Alto Yuna y se desvía el río Yuna hacia Rincón-río Jima (provincia La Vega) el agua que reciba Jima puede destinarse para Villa Tapia, Salcedo y Tenares (provincia Hermanas Mirabal) y de esa forma ser aprovechada para los cultivos en secano, como es el caso del plátano.

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