jueves, 30 de mayo de 2019

Productos químicos orgánicos en la lista de vigilancia de aguas subterráneas


Un método para identificar posibles contaminantes del agua subterránea ha sido descrito por una colaboración paneuropea de organismos públicos y de la industria. El grupo probó su nuevo marco con estudios piloto de productos farmacéuticos y sustancias polifluoroalquílicas (PFAS, por sus siglas en inglés), que se utilizan comúnmente en protectores de manchas textiles, papeles a prueba de grasas, fabricación de fluoropolímeros, recubrimientos y espumas acuosas formadoras de películas.
"El monitoreo es costoso y, dada la amplia gama de compuestos diferentes que pueden contaminar el agua subterránea, la priorización de los compuestos para recopilar nuevos datos de monitoreo es una forma pragmática de avanzar", dice Dan Lapworth del British Geological Survey .
La calidad del agua subterránea en la Unión Europea está controlada por la ley, pero la lista de contaminantes que están dentro del alcance de la legislación está lejos de ser exhaustiva. Por lo general, no se incluyen las sustancias que se han desarrollado recientemente o que se han detectado recientemente en el medio ambiente.
Para muchos de tales contaminantes potenciales, los organismos reguladores carecen de los datos de monitoreo que demostrarían un peligro. Pero como las agencias no están obligadas a realizar pruebas para detectar sustancias no controladas, estos datos no se buscan formalmente.
Para abordar este dilema, investigadores y reguladores de varios países europeos establecieron un marco voluntario para poblar y mantener una lista de vigilancia de aguas subterráneas de contaminantes orgánicos emergentes (EOC).
"Aunque hay otras sustancias emergentes, como los nanomateriales, microplásticos y contaminantes biológicos, los COE probablemente representan el grupo más grande y diverso de contaminantes emergentes", dice Lapworth. "Otros grupos, como los nanomateriales, ya han recibido mucha atención y están comenzando a ser abordados dentro de la normativa pertinente de la UE".
El objetivo es que los países participantes en toda Europa produzcan una lista dinámica de contaminantes potenciales para que puedan ser incluidos en las regulaciones existentes o clasificados como no preocupantes actualmente.
Como los contaminantes orgánicos emergentes no se han estudiado adecuadamente, por definición, el grupo formuló un método de selección para completar la lista de vigilancia de aguas subterráneas que reconoce la falta de información ambiental. El primer paso es catalogar las sustancias ya detectadas en el agua subterránea, es decir, con un potencial de contaminación comprobado, o productos químicos con propiedades que hacen que la lixiviación y el transporte al agua subterránea sea probable. Esta segunda medida teórica da cuenta de los nuevos productos químicos que aún no han tenido tiempo de llegar al entorno del subsuelo.
La siguiente etapa clasifica las sustancias candidatas según su toxicidad y potencial de bioacumulación. Cualquier EOC que tenga un alto puntaje en ambas etapas puede incluirse en la lista de observación, aunque los autores del estudio sugieren limitar la lista a las 30 sustancias de mayor preocupación.
Al reevaluar constantemente los datos de monitoreo, los reguladores pueden establecer nuevos estándares legales de calidad para una sustancia determinada tan pronto como la evidencia ambiental lo haga apropiado. En este caso, el contaminante se movería de la lista de vigilancia de aguas subterráneas para ser reemplazado por una nueva EOC.
Para demostrar el enfoque, la colaboración llevó a cabo dos estudios piloto dirigidos a productos farmacéuticos y PFAS. Los estudios mostraron que los datos voluntarios de los países participantes son suficientes para informar las decisiones sobre si los AOE deben ser monitoreados dentro del marco de la lista de vigilancia de aguas subterráneas, pero los resultados deben proporcionarse en una forma estrictamente definida para mantener la coherencia entre las fuentes.
El equipo espera que la primera lista de vigilancia de aguas subterráneas, que se refinará después de su implementación este año, permitirá a los reguladores aprovechar al máximo los recursos escasos al centrar la atención en los contaminantes más peligrosos y generalizados de las aguas subterráneas.

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