viernes, 15 de febrero de 2013

Captura de carbono


La energía barata es, por supuesto, un ingrediente vital para el continuo crecimiento económico de los países en desarrollo, pero las consecuencias de la creciente producción de carbón en las emisiones de CO2 y el calentamiento global son profundas.
Mientras que China está ejecutando actualmente seis proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) - cuyo objetivo es capturar las emisiones de CO2 de las centrales de carbón y sepultarlas bajo tierra - la tecnología está muy lejos de ser viable comercialmente.
Como dice Carpenter, a pesar de todo el bombo "parece muy poco probable que la tecnología CCS se use de manera extendida en los próximos 10 años".
El resultado final inevitable es el aumento de las emisiones de CO2. Según la AIE, las emisiones procedentes de combustibles fósiles alcanzaron un nivel récord el año pasado, mientras que se estima que el total de emisiones relacionadas con la energía aumentará más de un 20% en 2035.
"Por qué no estamos desarrollando más CCS es un misterio para mí", dice el profesor Myles Allen de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford.
"Se la ve como una más entre varias soluciones, pero es crucial. Sin ella, no hay más nada".
Y los CCS se prestan perfectamente al carbón, precisamente porque se trata de una fuente de energía barata.
Es necesario y urgente el desarrollo de CCS a nivel mundial, además de lograr más avances en la capacidad de potenciar las energías renovables, pero la creciente dependencia de Europa de del carbón sin capturar las emisiones está socavando su imagen de líder en energías limpias, y por lo tanto en globales para reducir las emisiones de CO2.




 

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