miércoles, 4 de junio de 2014

La vigencia del carbón

Recientemente, en varias publicaciones internacionales han aparecido artículos respecto de la vigencia y futuro del carbón térmico como fuente de generación de energía eléctrica (Wired, The  Economist, entre otras) concluyendo que el mundo seguirá requiriendo de este combustible de bajo costo, alta disponibilidad y con múltiples fuentes confiables de suministro. Las reservas de carbón superan con creces los 100 años y los recursos superan los 2.500 años (BGR, OCDE-NEA y VGB, 2013).
Se menciona en ellas que actualmente se encuentran propuestas para ser construidas 1.200 centrales termoeléctricas a carbón en 59 países, destacándose Polonia, Alemania, Indonesia, Australia e Israel como los principales países que basan su generación eléctrica en esta tecnología.
El análisis ya no se centra en el  dilema de la elección tecnológica, sino que va a la complementariedad de ellas y a mejoras tecnológicas. Así, se plantea la necesidad de complementar los aportes de las fuentes de generación renovable no convencionales que presentan intermitencia y estacionalidad y avanzar en desarrollos tecnológicos que aumenten la eficiencia de los procesos térmicos y el abatimiento de contaminantes.
Es así como actualmente en el mundo se trabaja en el desarrollo de centrales térmicas supercríticas, el uso de carbones térmicos de bajo rango, nuevas tecnologías de gasificación de carbón, prototipos de IGCC –ciclos combinados integrados con gasificación de carbón− y en diseños de centrales que les permitan reaccionar más rápidamente ante variaciones de la demanda o variaciones de aportes de otras centrales generadoras.
La experiencia internacional nos muestra la necesidad de diversificar la matriz de generación, incorporando todas las tecnologías disponibles, de forma de tener un suministro eléctrico confiable, sustentable y a precios que nos permitan asegurar la competitividad del país.
En ese sentido, Chile ha dado un paso importante con la Norma de Emisiones de Centrales Termoeléctricas, la que estableció un estándar similar al de la Unión Europea en emisiones para dichas centrales. De esta manera, las empresas generadoras han debido invertir para mejorar la capacidad de abatimiento de contaminante de sus centrales existentes, las que próximamente estarán operando; y nos asegura que las nuevas centrales que se construyan  a futuro en el país tendrán un estándar similar al existente en Europa.
Si bien se menciona, como un aspecto a considerar, que la generación termoeléctrica a carbón genera CO2, no es conveniente adoptar acciones anticipadas para reducir emisiones de carbono, dado que no existe un acuerdo global que establezca la responsabilidad de cada país y su contribución a la reducción de emisiones de CO2, compatibilizando crecimiento y desarrollo. En todo caso, Chile debe prepararse generando conocimiento y capacitando sus recursos humanos.

http://www.revistaei.cl/columnas/la-vigencia-del-carbon/

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