jueves, 17 de julio de 2014

LA TARIFA ELECTRICA EN R.D. SEGÚN EL Banco Mundial.


Los consumidores en la República Dominicana vienen pagando un precio que ha permanecido
constante a lo largo del tiempo, ajeno totalmente a cualquier señal de escasez o de abundancia de los recursos, independiente además de las eficiencias o ineficiencias del sistema y de los costos del servicio. En consecuencia, al cumplirse casi tres años de congelamiento tarifario, con una inflación acumulada del 25% en ese periodo y con un sector eléctrico que está inmerso en una grave crisis por la insuficiencia de recursos para cubrir sus costos operativos, resulta imprescindible poner fin a este régimen y retornar a la flexibilidad tarifaria.
En el corto plazo resulta imprescindible tomar cuatro acciones en el tema de tarifas: (i) realizar un ajuste tarifario (de un 10%-15%) para acercar el nivel tarifario medio a los costos actuales de prestación del servicio; (ii) simplificar la estructura tarifaria reduciendo de 9 bloques tarifarios a no más de 3; (iii) reducir el umbral de consumo para el subsidio tarifario de 700 Kwh a un máximo de 300 kWh de manera que todo consumo mensual por encima de los 300 kWh pague la tarifa indexada correspondiente a su bloque y (iv) regresar a un sistema de flexibilidad tarifaria que refleje cambios en los costos de provisión del servicio.
En resumen, en el tema tarifario de corto plazo urge poner fin al congelamiento de tarifas procediendo a realizar un reajuste tarifario acompañado de una simplificación de la estructura tarifaria (bloques y reducción de subsidios) y el regreso a un sistema de flexibilidad tarifaria en el que la tarifa refleje las variaciones en los costos de producción (fundamentalmente precios de combustibles, inflación y tipo de cambio). Paulatinamente, además se debe ir
desmantelando el sistema de tarifas acumulativas para que la tarifa pagada sea determinada por el nivel de consumo total. 
A mediano plazo, se requiere un sistema tarifario eficiente que permita el desarrollo sostenible del sector eléctrico, caracterizado por: (i) ingresos anuales autorizados (IAA) de cada empresa distribuidora determinados de forma que permita prestar los servicios de distribución y comercialización de energía eléctrica en forma eficiente, cumpliendo las metas de calidad de servicio establecidas en la normativa vigente, así como obtener una rentabilidad razonable sobre el capital invertido, acorde con el riesgo del negocio; (ii) un mecanismo para trasladar los precios pagados por las distribuidoras por la compra de  energía y servicios de transmisión asociados a las tarifas pagadas por los consumidores finales (pass-through) de precios de generación y trasmisión); (iii) un valor regulatorio de pérdidas totales por el servicio de distribución y comercialización que la EDE está autorizada a trasladar a las tarifas pagadas por sus clientes como compra adicional de energía, calculado considerando una gestión eficiente; (iv)una estructura tarifaria que permita asignar los ingresos totales (nivel tarifario medio) entre las diferentes categorías de usuarios. Las categorías de la estructura y los cargos dentro de cada una deben ser establecidos de modo de reflejar los costos reales de prestación eficiente del servicio causados por cada tipo de usuario y, al mismo tiempo, asegurar que la estructura tarifaria resulte lo más simple y transparente posible. Es urgente determinar con la mayor celeridad posible este “punto de llegada”(sistema tarifario eficiente) e implementar una trayectoria o período período de transición que permita evolucionar desde la situación actual hacia el punto de llegada en un plazo política y socialmente viable.

El desempeño del sector mejoraría substancialmente, si los procesos para la definición e implementación del sistema tarifario eficiente y sus ajustes automáticos y revisiones periódicas, así como de la trayectoria para la convergencia de la situación actual a ese sistema, se desarrollan en forma transparente, y que sea posible la estricta fiscalización de su cumplimiento por parte de los agentes sociales y económicos.  
Finalmente, se recomienda adoptar medidas para mitigar el riesgo a la alta volatilidad de los precios de los combustibles, pues ello tiene una incidencia directa sobre los costos de generación de electricidad en la República Dominicana, haciendo que -como muestran experiencias muy recientes- los shocks de precios del petróleo deriven invariablemente en crisis (financieras y de suministro) en el sector eléctrico. Consideramos que el uso adecuado de instrumentos de cobertura contra el riesgo de precios de los combustibles, no sólo va a ayudar al Gobierno de la República Dominicana a cumplir sus objetivos fiscales con mayor certidumbre, debido a una más previsible planificación de los montos de las transferencias al sector eléctrico, sino que también permitirá reducir las tensiones que permanentemente existen sobre los costos de generación, las cláusulas de indexación de los contratos y las presiones sobre tarifas.  

Existen múltiples alternativas e instrumentos financieros para reducir los riesgos derivados del precio de los combustibles. No proponemos aquí ninguna forma específica de cobertura o de seguro, sino sugerimos que las autoridades dominicanas (en particular, la Secretaría de Hacienda) evalúen las alternativas existentes y elijan aquella que le proporcione al país la combinación adecuada de riesgo-costo(prima). Una vez elegida la opción, es la Secretaría de Hacienda la entidad gubernamental llamada a adquirir la cobertura. Será fundamental que cualquier proceso de transferencias de la Secretaría de Hacienda a los generadores derivado de las coberturas que se contraten, se realice a través del mecanismo de fideicomiso con manejo independiente que se plantea en el presente Plan de Acción para dotar al mecanismo de la transparencia necesaria.

 http://www-wds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2012/06/04/000425962_20120604102457/Rendered/PDF/693090ESW0P11800v150130agosto0final.pdf

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