Santo Domingo,R.D.- La entrega de servicios de salud gratuitos y de calidad a la población que asiste a nuestros hospitales y centros de salud públicos, representa una de las grandes aspiraciones de la sociedad dominicana. La Constitución de la República lo reconoce como un derecho ciudadano, pues se contribuye así a mejorar el bienestar, la equidad y cohesión social en la población. La eliminación progresiva de las cuotas de recuperación o cobro de servicios en los hospitales públicos constituye una solución, que, sin embargo, no es suficiente, si no va acompañada de una transformación real de nuestro sistema público de salud.
Hoy día muchos hospitales no están cobrando por sus servicios a la población que acude a diario a dichos centros. Sin embargo, acusan un deterioro significativo en la cartera de servicios que, teóricamente, deben ofrecer a la población que acude a los mismos. Laboratorios y diagnósticos básicos no se ofrecen porque no hay insumos o los equipos están fuera de servicios. No tienen los medicamentos e insumos básicos (catéter o bajantes de suero) para las personas ingresadas, por lo que los pacientes deben adquirirlos fuera del centro, de sus propios bolsillos. De la misma manera, los médicos no cumplen con el horario establecido, y la lista de espera en los procedimientos y consultas se hace cada vez más larga. Todos estos elementos inducen a las familias a demandar servicios en el sector privado.
Para que haya gratuidad en el Sistema Nacional de Salud, en particular para la población más pobre que demanda servicios, hay que transformar la red de servicios públicos de salud y garantizar a toda la población un seguro de salud. En la actualidad, alrededor de la mitad de la población pobre del país tiene el seguro familiar de salud.
Una verdadera transformación de la provisión pública en salud implica crear la red única pública de salud, que como ente de provisión de servicios controle todos los hospitales y centros de salud públicos, no importa el nivel, así como las unidades de atención primarias de salud en el primer nivel de atención. Dicha entidad debe articular todos los establecimientos de salud, creando un sistema electrónico de referencia y contra referencia, en la que los pacientes que demanden los servicios pasen primero por su unidad de atención primaria más cercana, sin tener que gastar recursos en transporte para desplazarse al hospital más cercano.
La red pública de salud debe cumplir con la cartera de servicios de salud que le corresponda según el nivel de atención, y entregarlo con calidad y trato humano. La dotación de recursos humanos suficientes, capacitados, que cumpla con el horario establecido y la aplicación de los protocolos de atención, es imprescindible. La red debe tener sus equipos funcionando, sus insumos y medicamentos suministrados por Promese/Cal para garantizar calidad y menores precios. Adicionalmente, la red debe ser gerenciada con criterios de eficiencia y transparencia, donde se promueva la participación social para la búsqueda de soluciones conjuntas.
Una red con centros regionales de diagnósticos para el segundo y tercer nivel, para así garantizar estudios diagnósticos y de laboratorios avanzados a toda la población con calidad y garantía de servicio oportuno.
Paralelo al proceso de fortalecimiento de la red pública de atención en salud, el Ministerio de Salud como órgano rector del Sistema Nacional de Salud debe procurar el fortalecimiento de la salud colectiva y garantizar que sus normas de calidad, protocolos de atención, habilitación de los centros de salud se cumplan en todos los niveles, no importa si es público o privado.
En el país tenemos muchos ejemplos de centros públicos de salud que lo hacen muy bien. Hay que aprender de ellos. Si no transformamos la red pública de salud, si no la articulamos, si no la dotamos de mayores recursos y eficiencia en su gestión, a pesar del desmonte de las diferencias, no tendremos gratuidad en el servicio. Y la población más pobre seguirá siendo penalizada.
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