lunes, 18 de febrero de 2013

Bahía de las Águilas: más dudas que sosiego


SANTO DOMINGO,R.D.- La solución que dio la gestión de Danilo Medina al conflicto legal sobre los títulos de propiedad de las tierras de Bahía de las Águilas y el Parque Nacional Jaragua, en Pedernales, más que llevar sosiego, ha desatado un velo de inconformidad y dudas.
Los grupos ecologistas, que mantienen la voz de alerta en la defensa de esa área protegida, insisten en que se tiene que identificar, con mapa incluido, las tierras que serán vendidas, y cuyo beneficio el gobierno acordó dividirse, (55%-45%) con los tenedores de los títulos de propiedad en la zona que eran objeto de una litis judicial por la supuesta forma irregular en que fueron obtenidos.
La exigencia, según explica el ambientalista y doctor en geografía, José Ramón Martínez, surge, porque las parcelas 215-A, del Distrito Catastral #03, de Pedernales, en litis judicial desde el año 1997, son parte del área protegida denominada Parque Nacional Jaragua, y coinciden en número y letra con las negociadas por el gobierno de Medina.
En tal sentido, Martínez asegura que esos terrenos no pueden negociarse, pues son exclusivos del Estado dominicano, protegidos, tanto por la Ley de Medio Ambiente, como la de Áreas Protegidas.
El pasado jueves en el Palacio Nacional, el consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, César Pina Toribio, junto a los ministros de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez; y de Turismo, Francisco Javier García, anunciaron que el Gobierno había llegado a un acuerdo para recuperar unas 68 parcelas del referido Distrito Catastral, a fin de aprovecharlas para el desarrollo del Polo Turístico Ampliado de la Región Suroeste. Las parcelas están marcadas con el número 215-A-; 215-A-1 en adelante hasta la 215-A- 83, con exenciones de algunos números; la 215-B- y la 40 con sus divisiones.
El Gobierno propone crear un fideicomiso para tasar los terrenos, y que el Estado percibirá el 55% de los beneficios de las tierras y los supuestos dueños, el 45%. Pero esos "dueños", sometidos a la justicia porque supuestamente adquirieron los títulos mediante fraude, tienen la opción de preservar sus tierras, si pagan al Estado su 55% correspondiente.
Los funcionarios, que conforman una comisión creada por el presidente Danilo Medina para tales fines, hicieron la salvedad de que Bahía de las Águilas no estaba dentro de los terrenos bajo acuerdo, y que "se mantendrá sin alteración". "No tenemos nada visible que nos diga que en ese acuerdo Bahía de las Águilas no está incluida. Y aunque no estuviera, ¿qué es lo que se piensa hacer?", se cuestiona Martínez, que también quiere saber cuáles son los supuestos propietarios con los que se negoció.
Los ambientalistas Luis Carvajal, de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), e Ivonne Arias, del Grupo Jaragua, están más que seguros de que las parcelas quedan dentro del área protegida.
"Esas tierras están todas dentro del parque, porque la 215- y la 40 son las dos parcelas que constituyen el parque", sostiene Arias, a quien la versión estatal le parece un cuento para confundir a "los que no conocen la zona". Advierte que "La Constitución dice que las áreas protegidas no se pueden disminuir y que son inalienables e intransferibles, y con eso se gana un juicio".
A las calles
El senador por la provincia Peravia, Wilton Guerrero, fue la persona que en 1997 inició, como director del Instituto Agrario Dominicano (IAD), el proceso judicial contra lo que él aún denomina "una pandilla de delincuentes".
Recuerda cómo en 1995, los terrenos que ahora negoció el Gobierno, fueron transferidos desde Bienes Nacionales (BN) al Instituto Agrario Dominicano (IAD), y de ahí a un grupo de personas, que asegura hacían de testaferros, a modo de asentamientos agrarios.
El senador dice que el proyecto se llevó a cabo gracias a "una mafia conformada por funcionarios de BN, el IAD registradores de títulos, abogados notarios, jueces y fiscales, toda una asociación de malhechores".
Afirma, además, que los beneficiados de los asentamientos era gente que no calificaba para ello, y que los títulos se entregaron utilizando fotocopias de cédulas de personas en Santo Domingo, ya que nunca se hizo un asentamiento agrario en Pedernales. "Esos terrenos no tenían ni tienen vocación agraria ni ganadera, son terrenos que constituyen una reserva ecológica del país", sostiene.
Indica que los "testaferros" de entonces vendieron a precios de hasta 2 mil pesos por parcelas de 500 tareas, a los "verdaderos jefes de las pandillas", y entre ellos menciona a varios de los sometidos en el 1997, como el político Puro Pichardo, el entonces senador de Pedernales, Antonio Félix Pérez, Moisés Marchena (este murió en prisión), y el dirigente reformista Jaime Rodríguez Guzmán, entonces director del IAD.
"Esos terrenos fueron apropiados de una manera burdamente fraudulenta, por esa mafia… Pero el mismo sistema de impunidad llevó a que tan pronto nosotros salimos de la dirección del IAD, las autoridades que nos sustituyeron abandonaron la persecución judicial, y por eso el IAD no enviaba los abogados a las audiencias y las reenviaban". A eso atribuye el legislador los 16 años de litis judicial, sin una decisión definitiva.


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