SANTO DOMINGO,R.D.- El
corrientazo o incremento de la tarifa eléctrica en las residencias y la rebaja
de la industrial y comercial fue un ensayo que me recuerda el refrán que reza
“chivo que no grita colín con él”. Después del grito de la población, el
gobierno reculó.
La real intención es el incremento de la tarifa
eléctrica, pero se dio marcha atrás debido al rechazo del pueblo a pesar de que
se intentó pasar un día de asueto, como el domingo, eso tenía el ropaje de un
palo acechao.
Ahora se quiere manejar el asunto como una decisión
particular del superintendente Electricidad, Eduardo Quincoces, es un cuento
difícil de creer. No es verdad que una decisión de esa naturaleza se va
anunciar sin consultar al Poder Ejecutivo.
Por lo que la intervención del Poder Ejecutivo para
volver a la posición anterior es un movimiento en el que se alzó el refajo y se
le vieron las partes pudendas.
Lo cierto es que el gobierno evaluó el nivel de
rechazo al incremento de la tarifa eléctrica que desde el domingo se canalizó
por las redes sociales. Fue un termómetro para determinar el repudio que se
cosecharía durante la semana en ese sentido.
Al parecer los estrategas del Gobierno no evaluaron
que el país está irritado por el golpe al bolsillo que significó preparar a los
estudiantes para el nuevo año escolar.
Además los efectos del movimiento ascendente de la
prima del dólar, que hace varios días se cotizó a 43.30 x 1, se reflejan en el
incremento de los precios de todos los productos de primera necesidad.
Para tener una idea de esto basta citar que el precio
de la unidad de plátano, producto básico en la dieta urbana y rural, se cotiza
entre 10, 12, 13,15 y 16 pesos dependiendo del tamaño. ¡Insólito!
Como colofón tenemos el incremento cada semana de los
precios de los carburantes y su secuela en el aumento de los precios de todos
los productos, lo que indica que hay razones para un descontento de la
población.
Es claro que con el aumento de la tarifa eléctrica los
estrategas del gobierno erraron en el cálculo, que a pesar de controlar todos
los poderes públicos cree que puede hacer de todo, pero no es así.
Seguir golpeando a la población es peligroso, puede
provocar una reacción airada en momentos en que la oposición prácticamente no
existe y sería difícil para las autoridades controlar un desbordamiento de
protestas generalizadas.
http://eheiliger.diariolibre.com/?p=6622
El
corrientazo o incremento de la tarifa eléctrica en las residencias y la
rebaja de la industrial y comercial fue un ensayo que me recuerda el
refrán que reza “chivo que no grita colín con él”. Después del grito de
la población, el gobierno reculó.
La real intención es el incremento de la
tarifa eléctrica, pero se dio marcha atrás debido al rechazo del pueblo a
pesar de que se intentó pasar un día de asueto, como el domingo, eso
tenía el ropaje de un palo acechao.
Ahora se quiere manejar el asunto como
una decisión particular del superintendente Electricidad, Eduardo
Quincoces, es un cuento difícil de creer. No es verdad que una decisión
de esa naturaleza se va anunciar sin consultar al Poder Ejecutivo.
Por lo que la intervención del Poder
Ejecutivo para volver a la posición anterior es un movimiento en el que
se alzó el refajo y se le vieron las partes pudendas.
Lo cierto es que el gobierno evaluó el
nivel de rechazo al incremento de la tarifa eléctrica que desde el
domingo se canalizó por las redes sociales. Fue un termómetro para
determinar el repudio que se cosecharía durante la semana en ese
sentido.
Al parecer los estrategas del Gobierno no
evaluaron que el país está irritado por el golpe al bolsillo que
significó preparar a los estudiantes para el nuevo año escolar.
Además los efectos del movimiento
ascendente de la prima del dólar, que hace varios días se cotizó a 43.30
x 1, se reflejan en el incremento de los precios de todos los productos
de primera necesidad.
Para tener una idea de esto basta citar
que el precio de la unidad de plátano, producto básico en la dieta
urbana y rural, se cotiza entre 10, 12, 13,15 y 16 pesos dependiendo del
tamaño. ¡Insólito!
Como colofón tenemos el incremento cada
semana de los precios de los carburantes y su secuela en el aumento de
los precios de todos los productos, lo que indica que hay razones para
un descontento de la población.
Es claro que con el aumento de la tarifa
eléctrica los estrategas del gobierno erraron en el cálculo, que a pesar
de controlar todos los poderes públicos cree que puede hacer de todo,
pero no es así.
Seguir golpeando a la población es
peligroso, puede provocar una reacción airada en momentos en que la
oposición prácticamente no existe y sería difícil para las autoridades
controlar un desbordamiento de protestas generalizadas.
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El
corrientazo o incremento de la tarifa eléctrica en las residencias y la
rebaja de la industrial y comercial fue un ensayo que me recuerda el
refrán que reza “chivo que no grita colín con él”. Después del grito de
la población, el gobierno reculó.
La real intención es el incremento de la
tarifa eléctrica, pero se dio marcha atrás debido al rechazo del pueblo a
pesar de que se intentó pasar un día de asueto, como el domingo, eso
tenía el ropaje de un palo acechao.
Ahora se quiere manejar el asunto como
una decisión particular del superintendente Electricidad, Eduardo
Quincoces, es un cuento difícil de creer. No es verdad que una decisión
de esa naturaleza se va anunciar sin consultar al Poder Ejecutivo.
Por lo que la intervención del Poder
Ejecutivo para volver a la posición anterior es un movimiento en el que
se alzó el refajo y se le vieron las partes pudendas.
Lo cierto es que el gobierno evaluó el
nivel de rechazo al incremento de la tarifa eléctrica que desde el
domingo se canalizó por las redes sociales. Fue un termómetro para
determinar el repudio que se cosecharía durante la semana en ese
sentido.
Al parecer los estrategas del Gobierno no
evaluaron que el país está irritado por el golpe al bolsillo que
significó preparar a los estudiantes para el nuevo año escolar.
Además los efectos del movimiento
ascendente de la prima del dólar, que hace varios días se cotizó a 43.30
x 1, se reflejan en el incremento de los precios de todos los productos
de primera necesidad.
Para tener una idea de esto basta citar
que el precio de la unidad de plátano, producto básico en la dieta
urbana y rural, se cotiza entre 10, 12, 13,15 y 16 pesos dependiendo del
tamaño. ¡Insólito!
Como colofón tenemos el incremento cada
semana de los precios de los carburantes y su secuela en el aumento de
los precios de todos los productos, lo que indica que hay razones para
un descontento de la población.
Es claro que con el aumento de la tarifa
eléctrica los estrategas del gobierno erraron en el cálculo, que a pesar
de controlar todos los poderes públicos cree que puede hacer de todo,
pero no es así.
Seguir golpeando a la población es
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