martes, 6 de mayo de 2014

DOCUMENTO TEMÁTICO SOBRE ENERGÍA EN R.D.

SANTO DOMINGO,R.D.- Alcance. El sector energía abarca tres subsectores: hidrocarburos, electricidad y energía renovable. En lo que sigue, se presenta un diagnóstico sumario sobre la problemática energética nacional y su expresión en los subsectores referidos. Se centra la atención en la dotación de infraestructura, relativa a la disponibilidad de recursos y de activos físicos para el procesamiento, transporte, distribución y comercialización de 
bienes o servicios energéticos. Se presenta, además, una propuesta de lineamiento estratégico sectorial, que recoge las propuestas contenidas en estudios, planes y programas formulados de cara al mejor desempeño sectorial. Finalmente, se presenta un perfil de planteamientos y funciones de los principales involucrados en el desarrollo y gestión del sector. 

I. DIAGNÓSTICO. 

2. Sumario de las debilidades del sector energía. Las expresiones más relevantes de la problemática energética nacional son, en general: i) un stock muy limitado de fuentes energéticas convencionales y alta dependencia de fuentes importadas, principalmente del petróleo, con aporte muy modesto de las fuentes hidro y una considerable incidencia del uso de la biomasa (leña, subproductos cañeros …); particularmente en el sector eléctrico: ii) serias dificultades para asegurar un abastecimiento seguro y eficiente a partir del sistema eléctrico nacional interconectado (SENI); iii) baja eficiencia del parque de generación, predominantemente térmico; iv) proliferación de la auto producción de energía eléctrica en todos los sectores de consumo final; v) baja complejidad técnica del parque de generación, favoreciendo la producción en base a fuel oil; vi) altas pérdidas técnicas y no técnicas en la distribución de electricidad; vii) 
altos precios de compra-venta de energía por parte de las distribuidoras; viii) excesiva dependencia de los subsidios públicos para el sostenimiento del sector y la prevalencia del subsidio generalizado a la tarifa, así como el subsidio geográfico en los denominados barrios carenciados (PRA); ix) alta propensión en incidencia de la cultura del no-pago de la energía; x) inusualmente alta participación del uso de ventilación y 
acondicionamiento de ambientes en el consumo eléctrico de los hogares urbanos; en el sector hidrocarburos, xi) inusualmente alta participación del transporte en el consumo energético final, explicado por la baja incidencia del transporte colectivo como medio de transporte público. Con respecto a la cultura de consumo, xii) gran propensión al derroche de energía (electricidad y combustibles), que combina una gran debilidad en desarrollo y gestión de una política activa orientada al ahorro y eficiencia energética; y en energía renovable, xiii) a pesar del alto potencial de los recursos (radiación solar, biomasa, vientos, mar), su aprovechamiento en generación de energía es prácticamente inexistente o está en ciernes todavía (CNE/FB, 2003; CEPAL, 2000; CEPAL, 2008; Plan Integral para la Recuperación del Sector Eléctrico, 2006). 

A. Dotación y calidad de la infraestructura del sector energía. 

3. La existencia de una infraestructura energética poco diversificada y altamente dependiente de las importaciones, hace que el suministro constituya un factor limitante del desarrollo económico y social sostenido.. Pese a que la geología es calificada como promisoria, hasta la actualidad el país no cuenta con reservas probadas de fuentes energéticas de origen fósil, debiendo recurrir a la importación de petróleo y 
derivados, carbón y gas natural para cubrir la demanda. En 2005, el 69% de la oferta energética disponible para satisfacer la demanda, estimada en 3,744 Ktbep (1 Ktbep = mil toneladas métricas de barriles equivalentes de petróleo), es de origen importado; y del total importado, el 81% corresponde a petróleo y derivados mientras que el resto es gas natural y carbón (OLADE, 2005). 

4. La totalidad de la oferta de energía basada en fuentes locales (31%, 2005) es de fuentes renovables, específicamente leña (18.6%), bagazo de caña (7%), hidroelectricidad (4%), carbón vegetal (0.6%) y energía solar (0.12%). A la leña se la considera un rubro o fuente energética no sustentable y, por consiguiente, indeseable tanto por su incidencia sobre la pobreza como en el deterioro del medio ambiente 
(OLADE, 2005). 

5. A la escasa dotación de recursos en estado natural, se suma el rezago en infraestructura y activos logísticos para procesar y facilitar en condiciones de eficiencia el suministro de bienes y servicios energéticos al consumidor final (refinerías, oleoductos, centrales de generación y redes de transporte y distribución). La conjunción de estos elementos, alta dependencia de importaciones y debilidad en infraestructura y 
logística, configura un panorama poco propiciatorio del desarrollo económico y social. 

6. En suma, la matriz energética es poco diversificada y altamente dependiente del petróleo. Pese a los cambios notables registrados en lo que va de la presente década, con tendencia a reducir la incidencia del petróleo y a aumentar las propias de carbón y gas natural para fines de generación, la característica esencial de la matriz sigue siendo su alta dependencia de las importaciones, especialmente del petróleo. Este escenario representa vulnerabilidad y riesgo para la provisión de energéticos (combustibles y electricidad), tanto como bien intermedio como para consumo final. 

7. Como agravante, la disposición de fuentes-hidro es muy modesta y su explotación es aún limitada; en lo que respecta al resto de fuentes renovables (principalmente viento y sol), la explotación del rico potencial es todavía imperceptible. El aporte de las fuentes renovables no representa, por tanto, un atenuante de consideración a la vulnerabilidad energética y su incidencia en el desenvolvimiento económico y social. El potencial energético de las más de 100 cuencas de que está dotado el territorio nacional se estima en 2,000 MW de los que, en la actualidad, sólo el 28% está bajo explotación. La infraestructura hidroeléctrica está 
constituida por 33 generadoras, incluidas 8 mini hidroeléctricas; en su totalidad han alcanzado a generar hasta 1,591 GWh al año (2004), producción que contrasta con la capacidad instalada de generación de energía en el conjunto del sistema nacional (14,681 GWh). La estructura de generación en el sistema eléctrico nacional (15% hidro Vs. 85 térmica) discrepa mucho con el perfil del promedio de la región América Latina y el Caribe (56% hidro Vs. 40% térmica), evidenciando la mayor vulnerabilidad de la 
economía ante adversidades externas como el alza de los precios de la energía en el mercado internacional. El desarrollo de una política de reforestación de las cuencas hídricas del país es citado como un elemento crítico para la supervivencia de las mismas ante los embates de la sedimentación y para la preservación de la vida útil de los proyectos de generación hidro (INDRHI, 2005; CNE, 2004). El de las fuentes renovables, mucho potencial y poco aporte. Pese al gran potencial para el desarrollo de energía basado en fuentes renovables, principalmente solar y eólica, así como para la producción de biocombustibles, hasta la actualidad, su explotación es casi inexistente. Como fuentes renovables de energía con potencial 
técnicamente factible se citan i) una temperatura promedio anual de 25 grados centígrados, capaz de generar 5.5 kWh/m2/día; ii) el potencial que representa la energía eólica, con alrededor de 1,500 km2
 de áreas ventosas bien calificadas, con posibilidad para generar 10 mil MW de capacidad instalada y hasta 24 mil kWh de energía, es promisorio ya que representa alrededor del doble de la demanda calculada actualmente (CNE, 2004; CEPAL, 2008). El desarrollo de energía renovable está limitado 
fundamentalmente a la hidroelectricidad y al uso de la biomasa, principalmente leña (que representa un porcentaje significativo de la matriz energética), subproductos de la industria cañera y cáscara de arroz. Actualmente, la literatura disponible hace referencia a la existencia de entre 10 y 15 mil paneles solares instalados en comunidades aisladas, principalmente. El desarrollo de parques eólicos de generación a penas inicia, propiciado por el marco legal de reciente aprobación, a saber, la . Ley No. 57-07 y su Reglamento de Aplicación, aprobado mediante el Decreto No. 202-08. (CEPAL, 2000; CEPAL, 2008; CNE, 2004).

http://www.camaradediputados.gov.do/masterlex/MLX/docs/2F/1B0/1B1/1C5/1DE/1E3.pdf

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