SANTO DOMINGO,R.D.- Por accidentes de transito mueren en la República Dominicana mas personas jóvenes que por dengue, malaria, infartos, neumonías, cáncer y cualquier otra cosa que usted de pueda imaginar, es mas, sume todos estos padecimientos y las muertes violentas en las carreteras les ganarán por mucho.
En el fin de semana dos noticias casi consecutivas nos dio cuenta de 8 muertos en sendos accidentes, 4 de ellos en la autopista Duarte cerca de Piedra Blanca, y los otros en la zona este del país cerca del municipio de Higüey.
Hay que ser muy valiente, o muy inconsciente, para tomar una carretera en un país que posee la medalla de oro en accidentes de transito en el mundo y medalla oro en muertes por esta causa en Latinoamérica, con una tasa de 41.7 muertes por cada 100,000 habitantes.
Un ¨privilegio¨ que es no es mas que un ejemplo del desorden que existe en nuestras calles y carreteras, donde antes que los códigos y las leyes, lo que impera es la ley del mas fuerte, mas arriesgado y sobretodo el mas temerario.
Ya es común ver como cualquier ciudadano infringe las normas de transito en las narices de los que se supone están en las calles para hacer cumplir las reglas de convivencia social, que representa la cohabitación de vehículos de todo tipo en un espacio público, que es de todos y por lo tanto es de nadie.
Los ¨tu no sabes con quien hablas¨, ¨déjame llamar a mi tío el general¨ o ¨no te apures que te voy a cancelar¨, le han quitado toda la autoridad a las ¨autoridades¨, por lo que estos, para evitar ser atropellados por los ciudadanos, que se han acostumbrado a hacer lo que les da la gana, dejan que cada quien se defienda como pueda, con las consecuentes estadísticas fruto del desorden que nosotros mismos hemos creado.
Los datos publicados en el día de ayer por el servicio de emergencia 911 son espeluznantes, cada 5 minutos se reportó un accidente de transito en el Gran Santo Domingo, es decir 12 por hora, lo que suma 288 diarios y sobre 2000 a la semana, si eso no es un record es tremendo averigüe.
De cada diez accidentes que se producen, en siete de ellos están involucrados personas que manejan motocicletas, es decir, vehículos de dos ruedas, que son de los que menos controles existen en cuanto a la capacidad de los que las conducen para hacerlo y donde la temeridad e inconsciencia es mas acentuada.
Entonces estamos ante una epidemia, de la que hemos venido hablando hacer bastante tiempo, ya que es una situación que se ha venido agravando a medida que pasan los años, y es hora ya de que las autoridades centren su atención en hacer cumplir la ley en las calles, y no dejar ese tema en manos de los indefensos ciudadanos que cada día tienen la obligación de salir a las calles.
Y es que el costo no solo es social, en vidas y propiedades, también se suma a esto la altísima cifra económica que dejan como secuela los accidentes de transito, en forma de lesiones permanentes o temporales, en personas que requerirán largos tratamientos médicos de rehabilitación y recuperación de las heridas y fracturas provocadas por estos sucesos.
Para tener una idea de lo escandaloso que resulta este tema en nuestro país, según la organización Pulitzer, en África el promedio de muertes por esta causa es de 24.1 por cada 100,000 habitantes, esta misma organización ubica a la República Dominicana en 41.7, es decir manejamos dos veces peor que los africanos.
El Presidente de la República, Danilo Medina, habló en su discurso de toma de posesión el pasado 16 de agosto, de tomar las medidas adecuadas para la reducción se este problema, a través del Consejo Nacional de Seguridad Vial, el que tendrá como misión la coordinación de todos los organismos que tienen que ver con este tema.
Ojalá que muy pronto comiencen a tomarse las medidas para controlar este tema, que es de alta prioridad en un país donde cada día hay mas vehículos en las calles y carreteras, mas personas toman las vías a altísimas velocidades y todos los fines de semana nos dedicamos a contar los muertos, que al final ya ni llaman la atención, porque solo van a engrosar los números de esta crónica negra de cada lunes en la mañana.
Por Humberto Salazar
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