miércoles, 1 de junio de 2016

tarifa inadecuada y distorsión de precio en el sector electrico

SANTO DOMINGO,R.D.- Otro factor perjudicial para el flujo de efectivo de las distribuidoras de electricidad es el esquema de tarifa. Según expertos de la industria, el nivel de tarifa vigente no refleja los costos o demanda reales, y su estructura no toma en cuenta factores importantes como la voluntad o la capacidad de pago de los consumidores de los servicios de electricidad.
 La Ley General de Electricidad promulgada en el año 2001 ordena la aplicación de una “tarifa técnica” que refleje los costos reales de generación, transmisión, distribución y comercialización dentro de los ocho años de la privatización parcial (denominada “capitalización”) del sector, que tuvo lugar a finales de la década de 1990. Sin embargo, se pospuso la aplicación de una tarifa técnica, y en su lugar el gobierno adoptó un esquema temporal que indexó las tarifas sobre una base mensual según el precio internacional del combustible. Así como los precios del petróleo aumentaron constantemente, a partir de la década del 2000, esto tuvo un impacto devastador en los costos de generación. Como resultado, el gobierno introdujo en el 2001 una “tarifa aplicada”, que es publicada periódicamente por la Superintendencia de Electricidad (SIE), la reguladora del sector de electricidad.
La tarifa aplicada está consistentemente por debajo de los niveles de tarifas técnicas e indexadas, y esto crea una brecha entre el costo real de producción y el precio en que las distribuidoras pueden vender la electricidad. La diferencia entre las tarifas aplicadas e indexadas entre el 2009 y el 2012 puede verse en la tabla siguiente, en la cual estas tarifas también se comparan con el precio promedio del aceite combustible No.6. Por ejemplo la tarifa aplicada estaba 47% por debajo de la tarifa indexada en el 2012. Además, la tabla ilustra cómo la tarifa aplicada no se mantuvo al nivel con el costo creciente del aceite combustible. Esta situación genera pérdidas operativas y financieras a las distribuidoras, además de otras pérdidas técnicas y no técnicas, que tienen que ser compensadas por los subsidios públicos. La SIE no revela los criterios utilizados para calcular la tarifa aplicada, lo que socava la transparencia y aumenta la incertidumbre.

Al mismo tiempo, el esquema actual de tarifa difiere en los segmentos de la población dependiendo del consumo total de cada consumidor, para que los estratos más pobres de la sociedad paguen menos por su servicio de electricidad. Esto ha resultado en subsidios cruzados entre segmentos de consumidores (donde un segmento de consumidores subsidia a otro que posee tarifa diferenciada) una situación que fomenta el arbitraje por aquellos que consumen grandes cantidades de electricidad, para poder aprovechar las tarifas subsidiadas.
La aplicación de una tarifa técnica que refleja los costos reales de generación, transmisión y distribución ha sido discutida intermitentemente desde el 2003, pero administraciones sucesivas han evitado su introducción, debido a la percepción que un aumento en las tarifas, especialmente para los clientes residenciales, tendría un alto costo político. Se han producido tres aumentos a la tarifa aplicada, 2002, 2009 y 2011, sin embargo, los ajustes han reflejado sólo parcialmente los costos reales de producción, por lo que la tarifa sigue debajo de los costos reales. Además, debido a que no han estado acompañados por otras medidas, tales como una revisión de los subsidios y una revisión del esquema de tarifa general, los aumentos han servido principalmente para cubrir la falta de pago. Por lo tanto, los cambios futuros de tarifa serán considerados como parte de una evaluación más amplia de mediano y largo plazo de la estructura y de las necesidades del sector.

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