Ali al-Naimi le dio hace poco un susto de muerte a toda la gente que
vive de ese producto viscoso y prehistórico que mantiene en marcha la
civilización. El ministro de Petróleo de Arabia Saudita declaró que “si
baja a 20 dólares, 40 dólares, 50 dólares, 60 dólares, es irrelevante.”
Se refiere, por supuesto, al barril de petróleo, cuya cotización es
cualquier cosa menos irrelevante, sobre todo en aquellos países con una
corteza terrestre seca en hidrocarburos.
Al-Naimi compartió sus pensamientos acerca del tema con Middle East
EconomicSurvey, una publicación semanal especializada en temas
energéticos. Sus palabras tienen gran peso, pues es el hombre que maneja
el grifo por donde sale cerca del diez por ciento del petróleo que
consume el mundo.
Y nada resulta más impactante que un atrevido diagnóstico de su
propia autoría: tal vez no se vuelve a ver a los 100 dólares el barril.
Un vaticinio de lo más particular si se recuerda que se trata de un
recurso no renovable. ¿Pero es posible?
El pronóstico petrolero de Al-Naimi es compartido por Anatole
Kaletsky, un analista económico de la Reuters que predice un mundo donde
“los precios marginales del petróleo de esquito de EE.UU., generalmente
estimados entre $40 a $50, deberían ser en el futuro el techo de los
precios globales de crudo, no el suelo.”
Los beneficiados con la fractura hidráulica solo pueden operar si
alguien les compra el barril a más de cuarenta dólares, a diferencia de,
por ejemplo, los rusos, quienes obtienen un margen de ganancias con
cualquier número por encima de 4.
Otro ministro de Petróleo que compartió sus pensamientos con la
prensa es Ali Saleh Al-Omair, de Kuwait, quien espera un aumento de los
precios del petróleo solo cuando cese el nivel de la extracción costosa
en EEUU y Canadá.
Kaletsky está en desacuerdo. Prevé que la presencia del esquito en el
mercado tengan un comportamiento ‘pendular’ dependiendo de dónde la
demanda coloque los precios, una alternativa que le daría un final
inesperado a la estrategia saudita de arruinar a su nueva competencia.
Así 60 sería el nuevo 100.
Y desde este diciembre y por primera vez en cinco años, los
consumidores están comprando el petróleo a menos de sesenta dólares,
casi la mitad del precio que tenía hace apenas seis meses.
El mundo sigue pendiente si el Brent tiene un dólar más o unos
cuantos centavos de menos y los árabes persisten en su paciente
estrategia de arruinar a los productos de esquito. La inestabilidad
general que vive Libia (e Irak, a su manera) y los comportamientos del
consumo en las grandes economías, aunque la propia OPEC no es muy
optimista. El cartel de exportadores de crudo espera que la demanda de
2015 sea la menor de los últimos doce años.
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