martes, 12 de agosto de 2014

CONEP y la CDEEE



Santo Domingo.- Es una trampa que conduce a la irrelevancia, meterse en una discusión del tipo “sector privado versus gobierno”. En el fondo, nadie cree en tal dilema o contradicción. Siempre ha habido y habrá entre ambos una dialéctica destructiva, a veces; creativa, otras veces. Aprendiendo mutuamente, uno absorbiendo errores del otro o los éxitos en otras ocasiones. Son conflictos casi conyugales, mejor no meterse, mas que para distraerse una noche holgada como en la que terminé de escribir estas notas, mientras la luna bailaba al ritmo de la trompeta de Miles Davis experimentando en fusiones de “su” Jazz y el Hip-Hop poco antes de fallecer.
Desde la voz de Lisandro Macarrulla, el CONEP le ha entrado a dos manos a la CDEEE, particularmente a Radhamés Segura1. Y se ha desatado la de Troya.
Ya antes ha habido contrapunteos CONEP-CDE de esta misma estirpe. Quizás parodiando a Balaguer cuando nombró a un agrónomo como administrador de la CDE, en una de esos contrapunteos se decidió Leonel Fernández a nombrar a Celso Marranzini de presidente del Consejo Directivo de le CDE.
Esa época de la presidencia del CONEP también presidiendo la CDE fue de muchas firmas de nuevos contratos IPPs, es más, fue la administración en que mas contratos IPPs se firmaron de todos los 53 años de historia de la CDE (20 con 804 megavatios para ser exactos). En realidad, firmaba Segura y en el Consejo Directivo pasaban cosas muy raras, no siempre aprobaban, pero a veces lo hacían. El surrealismo fue tal que se sabe que Marranzini estuvo involucrado en la renegociación del contrato IPP con Smith-Enron, la lucha verbal fue fuerte.2
Al final, fue Marranzini que parece
no resistió las incongruencias del Presidente Fernández, por un lado privatizando y por el otro apoyando a Segura y su carnaval de contratos IPPs (tal y como veremos que se repite ahora la historia).
Adicionalmente, fue muy desafortunado el resultado de la renegociación del contrato Smith-Enron que devino en un empeoramiento de los términos, si se juzga por la diferencia de déficit financiero creado a la CDE antes y después de la renegociación.
Sin embargo, una de las buenas consecuencias para la industria nacional de aquella pasantía eléctrica, fue que enseñó a Marranzini las bondades de aplicar temprano como Usuario No-Regulado y licitar su propia energía con los generadores, para hasta ayudar a las industrias vecinas distribuyendo para contribuir al abaratamiento de los costos.3
Más recientemente, en 2000-2004, también presidió a la CDE un prestigioso empresario mas no tan “institucionalizado” en las filas del CONEP, Rafael Perelló. Bajo su presidencia
se hizo todo lo contrario, renegociar y terminar casi todos los 25 contratos IPPs existentes (excepción de Smith-Enron y Cogentrix).
Le tocó comenzar a institucionalizar la nueva CDEEE sobre las bases de la nueva Ley General de Electricidad, sentando los cimientos para la creación de las empresas de transmisión e hidroelectricidad. Sin ser “estatizador”, también le tocó la difícil situación de evaluar y debatir la recompra de las acciones de Unión Fenosa en Edenorte y Edesur.
Es decir, no son nuevos los contrapunteos de empresarios, CONEP y CDEEE. Lo de ahora puede que sea diferente, pero en algunos aspectos la historia se repite, y para los dominicanos en materia eléctrica siempre es como tragedia.
Volviendo al presente, con toda razón, la CDEEE se ha sentido aludida en el discurso del actual presidente del CONEP, Lisandro Macarrulla en la Cámara Americana de Comercio, y ha ofrecido declaraciones destempladas y con elementos de acusación conspirativa contra el intenso cañoneo del CONEP y sus asesores. Poco a poco, se van develando artimañas por todos lados. Los intereses enmarañados en el sector eléctrico se han hecho más densos con esta administración.
¿Cómo se le ocurre a la CDEEE acusar a Lisandro Macarrulla y el CONEP de “aliarse con AES (y TCW) contra el interés nacional y de estar erosionando el plan del gobierno en el sector eléctrico” (que se supone consiste en la manida renegociación del Acuerdo de Madrid”)? Y todo eso apoyado en el pedestre dato de que “el presidente del escenario del discurso de Macarrulla (Kevin Manning) es empleado de AES”.4 A eso he llamado declaraciones destempladas y conspirativas, aunque la información de base sea correcta. Lo único que le faltó a Segura fue acusar a Macarrulla de “títere del imperialismo yanqui”.
Bueno, también hay que entender a la CDEEE. ¿Cómo mantener la calma y el estilo si Macarrulla le ha dado a Segura con todo lo que tiene en ese discurso? Le dijo que se dejara de su campaña “subliminal” de ataques a la empresa privada; le dijo que quería seguir estatizando; le dijo que vivía de subsidios y que había gastado “US$400 o más millones de dólares en un año sólo para quemar, regalar y consumir un petróleo que, en parte, está financiado con préstamos externos”; le dijo que “debe cesar la práctica de garantizar contratos de compra de energía a negocios particulares para luego revenderla con pérdidas, a precio más bajo”. Uffff, no es solo lo que dijo, es que lo dijo usando verbos imperativos “debe cesar”, como queriendo poner chiquito a Segura.
Además, parece que Segura aún sangra por la herida que le abrió la espada del “documento de posición” del CONEP de hace unas semanas en contra de la modificación de la ley general de electricidad, en donde se hace una crítica demoledora al gabinete eléctrico y sus políticas (poco después diría la misión del FMI que a ellos sólo le interesaba que se aprobara la modificación para endurecer el castigo al fraude eléctrico, que todo lo otro que se había enviado al Congreso era cosa del gobierno). Lo de Macarrulla en la Cámara Americana, aunque duro y acido, dolió más porque aún la CDEEE no se había recuperado de aquella herida.
Es que el acoso a Segura fue planeado con saña. Después del discurso de Macarrulla, en cuestión de horas, Bernardo Vega (en Clave edición impresa y luego edición digital(5)) y Marisol Vicens (en El Caribe, luego en Clave digital(6) hicieron coro con Macarrulla. También arremetieron duro contra la CDEEE, básicamente popularizando lo que quizás ellos mismos habían escrito en los borradores del discurso de Macarrulla.
Pero en estos dos casos se nota una diferencia importante con respecto al discurso, Vega y Vicens arremeten gratuitamente contra la administración pasada, como si algo recóndito les punzara el alma, como si necesitaran una permanente referencia al “crítico a este, pero no es que los anteriores fueron buenos”. El peor fue Vega, que en medio de numerosas inexactitudes básicas, destiló la hiel contra el Acuerdo de Madrid, la recompra de las distribuidoras y, en un acto de catarsis personal, declaraba que el de Hipólito había sido un “mal gobierno” (casi escuchándose el resuello final de alivio en el artículo).
Sin embargo, no hay dudas de que Segura es un tigre de barrio de respetable (aunque desagradable) sagacidad política. Le mandó sus bombazos a Macarrulla y siguió sus travesuras hasta lograr burlarse de ellos (y nosotros).
En efecto, no obstante Bernardo Vega apelar dramáticamente a Leonel Fernández en su articulo para resolver las “contradicciones” al interno de su gabinete eléctrico acerca de “estatizar el sector más allá de lo que ya hizo Mejía”, implorándole que “tan solo el presidente Fernández puede romper este impasse”, al siguiente día viene la bofetada de Segura.
Fue el mismísimo presidente Fernández, quizás entusiasmado con los melosos piropos lanzados por la misión del FMI esa misma mañana, envía al Congreso una solicitud de garantía soberana que avale las cartas de crédito de los peores contratos en la historia eléctrica del país, el de las plantas de carbón.7 (¡Ay, que dolor!).
Vega debió haber aprendido de las frustraciones de confiar en tal presidente. Es que ya Marisol Vicens lo había sufrido en carne propia, cuando en incontables artículos del 2005 al 2006 había pedido de forma igualmente patética, la intervención de Leonel Fernández para detener las barbaridades de la CDEEE… y nada, o mejor dicho, todo lo contrario.
A propósito, regresando al tema del dilema entre estado versus privado del gabinete eléctrico, pues creo que es falso. Olfateo que el dilema en el sector privado también lo es. Lo que está pasando, en el fondo, no es ni una cosa (sector privado) ni la otra (Estado), sino todo lo contrario. Esto no es un chiste (jajajajaja… shhhh). Me explico:
Se trata de una colusión entre segmentos de ambos, como todos los contratos IPPs. Es decir, generadores privados con garantías estatales vendan a un oligopsonio Estatal (CDEEE) su energía, la cual será intermediada en un mercado cautivo monopolizado en cada región de concesión (sur, norte y este). Con el ingrediente que la represión de la demanda y contubernio para no hacer nuevas licitaciones desde las distribuidoras, no permitirá que el precio de la energía baje para los consumidores.
Lo anterior parece un párrafo hecho de “frases cohetes”, como decía Orlando Martínez. Desglosemos el proceso (“brake it down”, al estilo de los salseros neuyorkinos metidos al Hip-Hop las referencias musicales se deben a que ando de “grandes” discusiones musicales con mi hijo en estos días).
Los 1,200 megavatios de las plantas de carbón monopolizarán el mercado de energía de base (es decir, la energía mínima que se demanda durante el día y para la cual es perfecta esta tecnología) que es de unos 1,000 a 1,400 megavatios, dependiendo del día. En ese mercado, competirán con los pigmeos de Egeitabo y quizás Egehaina. Ojo, hay días como los domingos que el pico apenas llega a 1,500 megavatios, solo 300 más que los suministrados por las plantas de carbón (ver gráfica)(8).

Casi toda ésta energía está comprometida con CDEEE, de allí el oligopsonio, es decir, un oligopolio de proveedores de insumos intermediados por una sola empresa que, a su vez, provee el producto a un segmento específico del mercado (energía de base) en el que la competencia, si alguna vez la hubo, será eliminada por completo.
Hay elementos de tragicomedia en este embrollo, ya que parece claro que esta situación no permitirá que baje ni un centavo la tarifa o el precio de compra de las distribuidoras. ¿Por qué? Como la CDEEE no tiene mas que 100 megavatios de contratos, que es el mercado en el que se vende el 95% de la energía (en esta administración que no le importa violar la ley que ordena no sea más de un 80%, precisamente para promover la competencia del “sector privado”). A la CDEEE no le queda otra opción que venderle esta energía a otros generadores (que si tienen contratos), los que se la comprarán barata en el mercado SPOT y la revenderán a las distribuidoras como parte de sus contratos (unos 950 megavatios) al precio de siempre.
¡Ah! De paso, descubrimos el porqué de la insistencia de la CDEEE en quejarse de que la han dejado sin contratos debido a la “ilegal” terminación de los contratos IPPs durante la anterior administración.
Es que el muy heliogábalo de la CDEEE de ahora quería dichos contratos para vender su energía carbonera a sobre-precio.
En el fondo, parece que de eso es que se trata toda la alharaca acerca de la renegociación de los contratos de Madrid. Despojar a los demás de sus contratos para abrirle mercado contractual a los dragones de carbón.
Otra cosa será la energía de punta, es decir, el mercado para abastecer los picos de la demanda. Normalmente, estos picos suceden entre 11:00 a.m. y 1:00 p.m., así como entre 7:00 y 11:00 pm. Allí es donde se producirá la gran competencia por las migajas de megavatios de demanda durante cada día, aunque a buen precio por la congestión del sistema interconectado en esas horas pico (lo cual empeorará si esta administración sigue sin invertir en transmisión, salvo las que se ha comprometido a construir para las plantas de carbón, claro esta).
Y no es por otra cosa que ésta administración no quiere vender las distribuidoras Edenorte y Edesur de nuevo al sector privado. Perderían la llave que les permite controlar el mercado de la energía y los contratos cuasi-grado-a-grado del carbón y todas las promesas de bienestar que ellas suministrarían a intermediarios, promotores y cómplices.
Mientras tanto TCW-Edeeste, con AES montada en la cola (ya que hasta espacio pagado publicó insistiendo en que no tiene nada que ver con TCW-mete el deíto aquí, que la cotorrita no ‘ta’i), apuesta a cobrar algo de su demanda contra el Estado dominicano (parece que han montado un sólido caso que mantiene en pánico al gabinete eléctrico), mientras mantiene un absoluto monopolio generador-distribuidor en la región Este del país. En efecto, toda la demanda de la distribuidora Edeeste se encuentra contratada con generadoras de la misma AES. Y si el carbón quiere entrar allí, a través del mercado SPOT, tendrán que vérselas con Egeitabo, que también es de AES, que produce con carbón y a precios más bajos que los de los contratos de CDEEE.
La gran perdedora es Egehaina, con solo 45 megavatios a carbón y muchísimos motores diesel que, aunque eficientes y mucho más flexibles, se la van a ver difícil en la competencia con los demás. Pero Rolando González Bunster, CEO de Egehaina, no se ha dormido en sus laureles.9
Ya el gerente general de Egehaina, Tito Sanjurjo, así como Marco Cochón (gerente general del ex-IPP CEPP, donde los accionistas de Egehaina también tienen acciones) han dado la voz de alarma desde hace meses. Han dicho que los inversionistas privados no le ven lógica económica a las plantas de carbón que pretende instalar el gobierno, y por eso no participaron en la licitación que se abrió con estos fines, a pesar de que tenían la capacidad financiera para hacerlo. Y pronosticaron, con mucha precisión, que si estas plantas de carbón se hacían era porque se les darían contratos (cito textualmente a Cochón) “todavía más leoninos que los que se han firmado con Smith-Enron y Cogentrix”(10) (¡auch! Pero que audaz se ha puesto el ex-superintendente).
Sin embargo, a mi me quedan huecos incomprendidos en este match multilateral entre actores del sector privado y sus consortes coyunturales del sector público. Por ejemplo, ¿Cómo es eso de que el CONEP este en contra de un contrato que la CDEEE ha concedido al grupo Vicini, como es de la planta de carbón en Azua? He cortocircuitado en ese tema, ya que se dice en los corrillos que Macarrulla es “our man in Havana” (la novela de Graham Greene) de los Vicini en el CONEP. ¿Qué es lo que pasa aquí?
También me hace cosquillas no saber exactamente ¿por qué Rolando González Bunster, de Egehaina, se asoció con los Vicini para comprar Cogentrix (y su jugoso contrato IPP con garantía soberana y otras cosas más en el paquete), pero no se asoció con ellos en la planta de carbón de Azua? Ya que no creo que sea un tema de moral, cívica o geografía, solo se me ha ocurrido pensar que la “pasta” de su crédito no daba para más.
¿Y quienes son estos chinos, no los de Bonao, sino los de Sichuan? Ahí si que no tengo pistas. Ya sabíamos que los inversionistas-intermediarios-lobistas de Westmont, tomaban café en la antesala de la oficina privada de un emir, pero los chinos ¿de dónde salieron? El problema es que buscándolos con google y altavista se entera uno de que una gran parte de la industria siderurgica y de máquinas herramientas de China se instaló en el valle Sichuan, por lo que es tedioso entrar en los miles de websites de empresas todas con el mismo nombre “Sichuan Machinery Import and Export Corp. Ltd.” Hagan la prueba (773 mil hits en google).
¿Y dónde está el Superintendente en todo esto?
Se trata de las contrataciones más importantes en toda la historia eléctrica dominicana. Antes del 16 de agosto de 2004, a los nuevos inversionistas se les investigaba hasta la cuarta generación hacia atrás (si mal no recuerdo, así ordenan los reglamentos). Se trata también de situaciones que, aunque no contradichas por la letra de la ley, sí inhabilitan a las empresas distribuidoras a cumplir la ley que les ordena licitar ellas, no la CDEEE, la nueva generación eficiente que requiere abastecer la demanda del mercado.
“¿Será que el Superintendente está jugando al rompecabezas de la “tarifa técnica” y otros juguetes que se están comprando (de nuevo, ya que ese mismo estudio de “tarifa técnica” lo hizo PA Consulting en 2002, con la diferencia de que aquella vez fue por licitación pública internacional, así como el estudio de la demanda de la Fundación Bariloche11 con los 7 millones de dólares de asistencia técnica que le dio el Banco Mundial para que se entretuviera?” -pregunta de forma muy afirmativa un amigo televidente. Algo espeso se está cocinando por ahí. O simplemente sea lo que parece, una rencilla. En ese caso hay tres opciones. Una, la agria,
Segura le ha hecho trampa a los Vicini en su contrato de la planta de carbón y por allí sangra y batalla el CONEP.
Dos, la dulce,
Segura tiene razón, AES se ha aliado con Macarrulla-CONEP-Vicini y quieren hacerlo volar del cargo (¿o hacerle entender el problema para que lo resuelva?).
Tres, la agridulce,
una combinación endiablada e incestuosamente dialéctica de las anteriores… como las que acostumbraba a cocinar Balaguer en sus mejores momentos.
Lo que si yo sé es que estaré en la entrada del Congreso con una pancarta que diga “Plantas de Carbón: Estafa a la Nación” o “NO le den garantía soberana al carbón de la CDEEE” algunos días antes de que esas cartas de crédito de garantía se pongan en la agenda congresual.12
Por Edwin Croes

http://guasabaraeditor.blogspot.com/2007/04/etanol-y-gasolinar-alburquerque.html

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