viernes, 24 de enero de 2014

El pecado original de la seguridad social

SANTO DOMINGO,R.D.- El sistema de seguridad social es el instrumento más importante con que cuenta un Estado para la protección de la población frente a enfermedades, al desempleo y la pérdida de ingresos, la vejez, los accidentes laborales, y la discapacidad; es decir, frente a algunas de las situaciones más difíciles por la que puede pasar una persona y su familia.

Más aún, la seguridad social es una pieza importantísima en el esfuerzo por la construcción de un proyecto colectivo de Nación porque su efectividad y cobertura miden qué tan lejos llega el compromiso de toda la sociedad con cada uno de sus miembros. En otras palabras, es la medida de la solidaridad sistémica, lo cual influye a su vez en el compromiso que cada uno tiene con el resto.

Es por eso que es de una enorme importancia encarar con el mayor sentido crítico el decepcionante desempeño que ha tenido la seguridad social en el país a lo largo de más de una década. Eso es lo que empieza a hacer Bernardo Matías en su nuevo libro “El pecado original del Sistema Dominicano de la Seguridad Social en salud” y que tuve el honor de presentar esta misma semana.

La corta y directa publicación parte de reconocer que la creación del sistema ha significado un avance respecto a lo que existía antes porque incrementó de manera significativa y en corto tiempo la cobertura, y porque superó la odiosa exclusión que antes existía por razones de edad, género, condición de salud o nivel de riqueza.

Sin embargo, Matías advierte que el sistema se dirige hacia una crisis irreversible y sitúa sus causas en el hecho de que la lógica del lucro se ha superpuesto sobre la misión central del sistema que es garantizar derechos fundamentales. El “pecado original” fue la construcción de un híbrido contradictorio en el marco de un Estado débil e incapaz para regular e imponer el interés colectivo sobre el corporativo, que ha terminado creando una situación de inviabilidad financiera, y en donde la protección efectiva sólo es disfrutada por unos pocos.

Las evidencias más claras, dice Matías, es el derecho a veto efectivo que tiene el sector privado en las decisiones de Estado más fundamentales en materia regulatoria. Esto ha lesionado la autonomía del Estado para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de cada parte y la sostenibilidad financiera.

Esa insostenibilidad se debe básicamente a que los costos de SENASA superan sus ingresos, por cuatro razones. Primero, el aporte per cápita para el régimen subsidiado no ha sido ajustado en más de una década y hoy es apenas una quinta parte del per cápita del régimen contributivo. Segundo, violando la ley, se le ha desprovisto del aporte obligatorio de la empleomanía pública, incluyendo los de la burocracia de altos salarios de ciertas instituciones, lo que hubiese dado más espacio financiero para cumplir con su misión solidaria. Tercero, los bajos salarios prevalecientes afectan seriamente las recaudaciones. Cuarto, el número de dependientes que atiende es mucho más elevado que en las otras ARS, la edad promedio es más alta y las afecciones de salud más frecuentes, y recibe a afiliados con afecciones de salud más costosas que, por diversos mecanismos, el sector privado descarta.

Junto a ello, como consecuencia de un pobre compromiso político, la red de centros del Estado no mejora ni se descentraliza y no se fortalece el nivel primario de atención lo que ahorraría muchos recursos y haría más efectiva la atención. A la vez, no hay regulaciones y protocolos de prestación que mejoren la calidad de la atención.

Y detrás de todo eso hay un mercado de trabajo que no genera empleos formales y de calidad que permitan la entrada de mucho más personas a la seguridad social.

Bernardo Matías no se queda en la denuncia y apunta algunos de los cambios más urgentes: una nueva representación con más peso del Estado; incrementar el aporte per cápita del régimen subsidiado; eliminar los regímenes privilegiados de instituciones públicas; encontrar mecanismos simplificados y de bajo costo para integrar a las pymes;  avanzar en la reforma de la gestión de red pública e invertir en el primer nivel de atención, en salud colectiva y en hacer cumplir los protocolos; y traspasar definitivamente a los pensionados y jubilados al régimen contributivo.
 

www.elcaribe.com.do/2013/12/11/pecado-original-seguridad-social

El sistema de seguridad social es el instrumento más importante con que cuenta un Estado para la protección de la población frente a enfermedades, al desempleo y la pérdida de ingresos, la vejez, los accidentes laborales, y la discapacidad; es decir, frente a algunas de las situaciones más difíciles por la que puede pasar una persona y su familia.

Más aún, la seguridad social es una pieza importantísima en el esfuerzo por la construcción de un proyecto colectivo de Nación porque su efectividad y cobertura miden qué tan lejos llega el compromiso de toda la sociedad con cada uno de sus miembros. En otras palabras, es la medida de la solidaridad sistémica, lo cual influye a su vez en el compromiso que cada uno tiene con el resto.

Es por eso que es de una enorme importancia encarar con el mayor sentido crítico el decepcionante desempeño que ha tenido la seguridad social en el país a lo largo de más de una década. Eso es lo que empieza a hacer Bernardo Matías en su nuevo libro “El pecado original del Sistema Dominicano de la Seguridad Social en salud” y que tuve el honor de presentar esta misma semana.

La corta y directa publicación parte de reconocer que la creación del sistema ha significado un avance respecto a lo que existía antes porque incrementó de manera significativa y en corto tiempo la cobertura, y porque superó la odiosa exclusión que antes existía por razones de edad, género, condición de salud o nivel de riqueza.

Sin embargo, Matías advierte que el sistema se dirige hacia una crisis irreversible y sitúa sus causas en el hecho de que la lógica del lucro se ha superpuesto sobre la misión central del sistema que es garantizar derechos fundamentales. El “pecado original” fue la construcción de un híbrido contradictorio en el marco de un Estado débil e incapaz para regular e imponer el interés colectivo sobre el corporativo, que ha terminado creando una situación de inviabilidad financiera, y en donde la protección efectiva sólo es disfrutada por unos pocos.

Las evidencias más claras, dice Matías, es el derecho a veto efectivo que tiene el sector privado en las decisiones de Estado más fundamentales en materia regulatoria. Esto ha lesionado la autonomía del Estado para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de cada parte y la sostenibilidad financiera.

Esa insostenibilidad se debe básicamente a que los costos de SENASA superan sus ingresos, por cuatro razones. Primero, el aporte per cápita para el régimen subsidiado no ha sido ajustado en más de una década y hoy es apenas una quinta parte del per cápita del régimen contributivo. Segundo, violando la ley, se le ha desprovisto del aporte obligatorio de la empleomanía pública, incluyendo los de la burocracia de altos salarios de ciertas instituciones, lo que hubiese dado más espacio financiero para cumplir con su misión solidaria. Tercero, los bajos salarios prevalecientes afectan seriamente las recaudaciones. Cuarto, el número de dependientes que atiende es mucho más elevado que en las otras ARS, la edad promedio es más alta y las afecciones de salud más frecuentes, y recibe a afiliados con afecciones de salud más costosas que, por diversos mecanismos, el sector privado descarta.

Junto a ello, como consecuencia de un pobre compromiso político, la red de centros del Estado no mejora ni se descentraliza y no se fortalece el nivel primario de atención lo que ahorraría muchos recursos y haría más efectiva la atención. A la vez, no hay regulaciones y protocolos de prestación que mejoren la calidad de la atención.

Y detrás de todo eso hay un mercado de trabajo que no genera empleos formales y de calidad que permitan la entrada de mucho más personas a la seguridad social.

Bernardo Matías no se queda en la denuncia y apunta algunos de los cambios más urgentes: una nueva representación con más peso del Estado; incrementar el aporte per cápita del régimen subsidiado; eliminar los regímenes privilegiados de instituciones públicas; encontrar mecanismos simplificados y de bajo costo para integrar a las pymes;  avanzar en la reforma de la gestión de red pública e invertir en el primer nivel de atención, en salud colectiva y en hacer cumplir los protocolos; y traspasar definitivamente a los pensionados y jubilados al régimen contributivo. - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2013/12/11/pecado-original-seguridad-social#sthash.FQFQL70g.dpuf

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