miércoles, 7 de agosto de 2013

AMBIENTE, DERECHO Y SALUD: un encuadre general para la contaminación y depredación ambiental

AMBIENTE Y SALUD
El ambiente compensaba los efectos de los seres vivos hasta el siglo XIX.  Comenzado el siglo XX, el hombre alcanzó la capacidad de impactarlo negativamente sin darle tiempo a su recuperación antes del próximo impacto[1]
A partir de ahí se vislumbraron, como nunca antes, efectos deletéreos de la presencia del hombre en el planeta que recibieron el nombre de antropogénicos, lo que justifica que se denomine a las enfermedades que de ellos derivan como “enfermedades de la civilización”
Recientemente este alerta impuso nuevamente la consideración de los derechos de la naturaleza que Occidente había olvidado, aunque siempre estuvieron presentes en las culturas aborígenes: en efecto, sin esos derechos no sería posible sostener los derechos humanos ni siquiera a título de existencia [2]                        
Se suele distinguir entre contaminación y depredación ambiental, en tanto aquella agrega algún elemento al ambiente y ésta le quita o destruye. Pero frecuentemente se suceden necesariamente, como la  tala del bosque (depredación) y la producción de humo (contaminación), de manera que no le encontramos un valor suficientemente práctico para esta presentación
Sería reiterativo citar innumerables evidencias del cambio ambiental[3]. Incluso innecesario, dada la nueva conciencia ecológica en el hombre, prácticamente extendida a todo el mundo, aunque subsisten quienes resisten estas evidencias, particularmente los sometidos a un mayúsculo conflicto de intereses  en razón de la explotación ambiental descontrolada que generan (por citar ejemplos del exterior y del país: Dupont, con el agrandamiento del agujero de ozono y el consecuente efecto invernadero  que producen sus aerosoles y refrigerantes conteniendo Cloro-Flúor-Carbono; Barrick Gold con el sobreuso de agua y la contaminación con cianuro en sus explotaciones mineras a cielo abierto[4] para la lixiviación del oro y de la plata en Argentina)
Cuando se habla de ambiente se incluyen “todos los aspectos relacionados con la salud que son externos al cuerpo humano y sobre los cuales el individuo tiene muy poco o ningún control”[5]. Esta definición desconoce que este control es posible cuando los individuos se asocian y actúan a través de organizaciones que en su máximo nivel se constituyen en el Estado de un país y en las organizaciones internacionales que los Estados conforman. Dicha definición también desconoce una visión más comprensiva que incluye como componentes del ambiente a los factores sociales. En esta línea y de una manera extrema, una definición restringida del ambiente no tendrá en cuenta la seguridad de que el hombre está en condiciones de modificar el ambiente, potenciando o debilitando al planeta en beneficio o perjuicio de  necesidades humanas, compensando o agravando las diferenciales geográficas con enormes repercusiones político-económicas. Hasta el punto de, por ejemplo, dificultar la separación de ciencia y ficción en cuanto a la capacidad humana de evitar o aminorar cataclismos ambientales, o provocarlos con fines bélicos
Una clasificación menos elemental reconoce entonces, en el ambiente, dos componentes, con sus respectivos ejemplos de riesgos para la salud[6]

Componentes
Factores de riesgo
Naturales
Aire
Agua
Suelo
Alimentos
Clima
Ruido
Radiación
Físicos
Calor, frío
Radiación
Ruido
Químicos
Metales
Sustancias químicas
Biológicos
Microorganismos
Flora y fauna
Sociales
Trabajo
Transporte
Entretenimiento
Vivienda
Familia y comunidad
Sociopsicológicos
Cultura / hábitos
Relaciones interpersonales
Estructura social y política
Vivienda
Relaciones interpersonales
Por cierto que tampoco así se cierra un acuerdo universal, desde que los factores naturales son cada vez más influenciados por la sociedad, hasta el punto de que la división entre ambos componentes se vuelve inextricable
Vayamos específicamente a la contaminación. Hoy está globalizada: no obstante depender fundamentalmente del modelo de desarrollo generado en el Norte (América del Norte, Europa Occidental, Japón), sus efectos son mundiales. En el suelo, el agua, el aire de cualquier lugar del mundo, resuena toda contaminación generada en cualquier otro lugar del mundo. El hombre tomó poca cuenta de sus actos, pero la computación impuso su poder de cálculo para mostrar la falta de cálculo del hombre cuando se planteó las condiciones iniciales despreciando variables que a la postre resultaron fundamentales.  Así devino el efecto caos[7], tanto para el capitalismo como para el llamado marxismo, coincidentes desde el Iluminismo en sus promesas de progreso a partir de la explotación de la naturaleza[8]
La relación del ambiente con la salud es imposible de negar, pero en muchos casos es difícil de probar. El cáncer es el efecto más usualmente investigado de un riesgo ambiental en la salud humana. Además, ocupan lugares destacados las malformaciones, los abortos y la esterilidad. Si bien han sido reconocidas varias decenas de cancerígenos ambientales para el hombre, los casos aislados de cáncer no pueden ser atribuidos indiscriminadamente, sin estudio previo, a un factor específico ambiental por el hecho de que esté presente, aunque tampoco puede excluirse su participación por el hecho de que no pueda probarse o existan otros factores simultáneamente. Y por eso son innumerables las investigaciones en curso para establecer la influencia de factores “externos” en la salud humana. En realidad, la complejidad del tema hace que la epidemiología moderna exija por lo menos estos pasos para atribuir un problema de salud a un factor ambiental: 
  • diferencias estadísticamente significativas entre lugares con y sin el contaminante
  • diferencias estadísticamente significativas entre distancias al riesgo
  • diferencias estadísticamente significativas entre antigüedades de exposición al riesgo
  • estudio epidemiológico para reconocer posibles causas implicadas en esas diferencias
La responsabilidad del Norte coloca al mundo en el difícil trance de elegir entre 3 opciones: 1) mantener las diferenciales actuales de riqueza, 2) igualar hacia arriba el consumo, 3) marchar hacia la austeridad[9]. Evidentemente, la  conflictiva inherente a la injusticia de la primera opción y el cálculo de que en la segunda harían falta 7 planetas, muestra la dimensión de las medidas que habría que tomar para alejarnos de una autodestrucción global
Una muestra del cambio de óptica puede verse en John Lovelock. En los 70 generó la idea de un planeta que, como Gaia[10], absorbería orgánicamente cualquier evolución de sus hijos. Hoy, en cambio, predice la autodestrucción humana, con 500.000 sobrevivientes en el Ártico hacia el año 2050, siempre que se preparen para utilizar energía atómica doméstica a falta de otra energía útil y disponible en ese momento 
DERECHO AMBIENTAL
Mientas tanto, los Tratados Internacionales de Derechos Humanos recogen todos los avances en derecho ambiental, pero las naciones más poderosas de la Tierra no se incluyen entre sus signatarias cuando esos tratados afectan el armamentismo o la economía. Las Constituciones y la realidad de los países reflejan estas mismas contradicciones entre derechos declarados y ejercidos
No obstante, la legislación es cada vez más terminante respecto del respeto por los derechos ambientales del hombre
En nuestro país, el régimen ambiental está contemplado en la Constitución Nacional.


POR: Mario Borini, 20-7-13


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