sábado, 11 de febrero de 2017

Transporte RD: 100 años con un transporte público con deficiencias -

En horas pico, pasajeros forman largas filas para abordar un vehículo público.

SANTO DOMINGO,R.D.- Una cadena de actores mueve las ruedas del transporte público-urbano de pasajeros en la República Dominicana. El servicio se remonta a 1920, cuando surge el “carro de concho”. Un siglo después, este motor de la economía continua su engranaje en condiciones que frenan su desarrollo. 

Mientras se discute aprobar o no la primera ley en materia de trasporte y se evalúan propuestas de cambio de horario laboral para descongestionar las vías del Gran Santo Domingo, cada día miles de ciudadanos utilizan un servicio que carece de regulación. 

Es así, como choferes, pasajeros, cobradores y buscones entran en el círculo rutinario de una ciudad abrumada por la congestión vehicular donde hasta diciembre del 2015 sólo en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo se concentran el 26.2 %, 16.1 %, respectivamente, de un parque vehicular de tres millones 612,964 unidades, según el informe de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) presentado recientemente.

Del total de vehículos, el 53.9 % son motocicletas, el 21.4 % corresponde a automóviles y en menor proporción, 2.4 % de autobuses. Precisamente, son estos medios de transporte los que movilizan diariamente a miles de personas que tienen que sufrir el mal estado de los vehículos, el variante humor del conductor, el alza de los pasajes y los recurrentes tapones.

El embotellamiento vehicular imperante en el casco urbano propicia la socialización entre conductor y pasajeros. Hablan de política, religión hasta de infidelidad. De esta manera, distraen su mente del ruido de bocinas que suenan simultáneamente y de la cantidad de dióxido de carbono que inhalan en perjuicio de su salud.

Su voz grave sobresale en el bullicio de la gente que busca la manera de llegar a su trabajo, lugar de estudios u otro destino. “Este se va, este se va” vociferan mientras abren la puerta de un carro del servicio público.

Le llaman “buscón o llenador y aparece en un servicio cada vez más creciente por la necesidad de movilidad de los individuos en una ciudad densamente poblada, donde su eficacia se tambalea. 

Y cuando se trata de “pasar trabajo” habrá que reservar el pódium al pasajero, porque tiene “mil y una historia” que contar de las vivencias extraídas de su ruta diaria. 

Su paciencia es puesta a prueba antes, durante y después de utilizar el servicio de transporte público.

El viacrucis inicia en la espera por un vehículo de concho. Pese a que este servicio ha experimentado una leve mejoría en la incorporación de nuevas unidades, las opciones aún no son las mejores.

El pasajero no sabe qué sentir, cuando desde una guagua pública un cobrador con un pie adentro y otro afuera, vocifera:“sube que hay asientos”.

Los momentos en que un pasajero más lamenta no tener un vehículo es precisamente cuando su ropa es deshilachada por una varilla que sale del respaldo del asiento, la misma que le causa molestia en su espalda durante todo el día, o cuando le ataca un fuerte calambre porque tiene que subir una pierna encima de la otra por falta de espacio. 

Coincidencialmente, mientras hacíamos algunas entrevistas a pasajeros. Dos hombres sacaron cargada de un carro público a la señora Margarita Amador hasta sentarla en un banco de la explanada de la estación María Montez, del Metro. Se trataba de un dolor en sus dos piernas. “Es que siempre vamos muy pegados, casi siempre me pasa”, expresó.

En tanto, Annelis Duran, entre sus vivencias, cuenta que ha llegado a su destino con hedor a gas, debido a escapes del vehículo abordado. “Durante lluvias me he mojado, porque los cristales no suben del todo”, explica.

Hay cosas peores. La seguridad del pasajero pende de un hilo cuando opta, empujado por asuntos de tiempo, por abordar carros piratas (sin permiso de ruta). Cuando cae en la trampa y resulta vilmente atracado empieza el lloro y el crujir de diente. “A mí me han intentado atracar dos veces en carros piratas. Estos se aprovechan para aparecer cuando uno está apurado y no se puede decir no”, dice Carolina Montero. La regulación de ruta aún es un desafío. 

Mientras el servicio de transporte público-urbano en el país enfrenta retos mayores a los de 50 años atrás, surgen alternativas que van marcando la diferencia en este sector como el Metro y próximamente el Teleférico de Santo Domingo.  -


 See more at: http://www.elcaribe.com.do/2016/04/25/-casi-100-anos-con-transporte-publico-que-arrastra-deficiencias#sthash.aCrWusyx.dpuf

No hay comentarios:

Publicar un comentario