sábado, 30 de julio de 2016

SIPEN y las AFPs deben tomar nota


SANTO DOMINGO,R.D.- El domingo pasado, miles de personas se congregaron en Santiago y otras ciudades chilenas para protestar por las bajas pensiones que está generando el sistema de pensiones basado en el principio de capitalización individual y manejado por las administradoras de fondos de pensiones (AFP).

Las informaciones correspondientes a final del 2015 revelan que el promedio de la pensión pagada por las AFPs en Chile por vejez, equivalía a US$370 mensuales. La crítica que se hace es que esa pensión representa un porcentaje relativamente bajo del último salario percibido por el promedio de los trabajadores chilenos que optaron por retirarse al alcanzar la edad de retiro o anticipadamente, una modalidad permitida por el régimen de capitalización individual.

Un estudio realizado por Ricardo Paredes (2013) sobre “Pensiones y tasas de reemplazo generadas por el sistema de AFP” en Chile, indica que la tasa de reemplazo, definida como la pensión recibida como porcentaje del último ingreso percibido por el trabajador antes de retirarse, partiendo del análisis de 25,922 pensiones otorgadas en el primer trimestre del 2012, alcanzó el 87% para los hombres y el 58% para las mujeres. Los primeros se retiraron con una edad promedio de 65.1 años mientras que las mujeres lo hicieron a la edad de 61.4 años. En el caso de las pensiones anticipadas, es decir, las pagadas a aquellos que optaron por retirarse antes de la edad oficial de retiro, la tasa de reemplazo alcanzó el 82%.

Esas tasas de reemplazo no lucen ser bajas, si se tiene en cuenta que en Chile la tasa de cotización es de 10% del salario, inferior a la prevaleciente en Uruguay (12.12%), Colombia (11.5%) y El Salvador (10.8%). En el 2015, el salario promedio cotizable en Chile fue de US$1,047 mensuales. Con la tasa de cotización del 10%, el aporte anual a la cuenta de capitalización que hizo el trabajador chileno promedio fue de US$1,137.

El dinero aportado por el trabajador chileno en su cuenta de capitalización ha sido invertido por la AFP seleccionada. Durante el período 2003-2015, el retorno anual promedio obtenido por los trabajadores chilenos en su cuenta de capitalización ha sido de 8.96%. Cuando estos alcanzan la edad de retiro, las AFPs calculan el monto de la pensión que pagarán al trabajador teniendo en cuenta que la esperanza de vida de los hombres chilenos en el 2015 era de casi 75 años y la de las mujeres ascendía a 85 años. En consecuencia, una vez alcanzada la edad de retiro, el hombre chileno promedio viviría 10 años más mientras que la mujer chilena, que oficialmente se retira a los 60 años, viviría 20 años más. No es por casualidad entonces que la tasa de reemplazo para los hombres chilenos resulta mucho mayor que para las mujeres.

Uno se sentiría tentado a pensar que los trabajadores chilenos conocen bastante bien cómo se construye la pensión que recibirán cuando alcancen la edad de retiro. Sin embargo, a raíz de las protestas del pasado domingo, parecería que la comprensión no es generalizada y que quizás los reguladores oficiales del sistema y las propias AFP deberán realizar esfuerzos adicionales de educación pública para elevar el nivel de comprensión del proceso de generación de las pensiones en Chile.

Lo que está sucediendo en Chile debería ser una señal clara para la SIPEN y las AFPs en República Dominicana sobre la importancia de explicar detalladamente, una y otra vez, cómo se generan y generarán las pensiones en nuestro sistema de capitalización individual.

Lo primero que hay que tener en cuenta aquí es que nuestro salario cotizable promedio fue de US$437 en el 2015, un 42% del salario cotizable en Chile. Segundo, que a diferencia de Chile, aquí la tasa de cotización es de sólo 8% del salario cotizable. Tercero, que mientras en Chile el trabajador aporta anualmente US$1,137 a su cuenta, aquí el aporte anual -realizado principalmente por el empleador- es de US$408, es decir, 36.5% del aporte del trabajador chileno.

Es cierto que gracias a la innecesaria e inexplicable competencia de los dos emisores de deuda pública en el país, las AFP dominicanas han logrado generarle a los trabajadores dominicanos un rendimiento anual promedio de 14.06% en el período 2003-2015, muy superior al 8.96% de Chile. Sin embargo, dado el aporte mucho menor que se hace a las cuentas de capitalización, no resulta previsible que los trabajadores dominicanos obtendrán tasas de reemplazo similares a las que actualmente ofrece el sistema de AFP en Chile. Es posible que nuestras tasas de reemplazo queden por debajo, muy por debajo. Sólo hay que observar que las primeras pensiones de vejez otorgadas en el país por el sistema de AFP dominicanas promedian US$238 mensuales, equivalente al 54% del salario promedio cotizable.

Si queremos pensiones más altas, revisemos la absurda baja edad de retiro (60 años) que prevalece en nuestro sistema. Segundo, la tasa de cotización de 8% tendrá necesariamente que ser elevada en el marco de un coherente programa de reformas estructurales que abarquen no sólo la fiscalidad, sino también el funcionamiento del mercado laboral. No podremos darle mucha larga a estas reformas pues no resulta previsible que las AFPs dominicanas puedan seguir generando los niveles anormalmente de rentabilidad que hasta la fecha han logrado generarle a los trabajadores dominicanos, gracias a la existencia de dos emisores de deuda pública. 


-www.elcaribe.com.do/2016/07/27/sipen-las-afps-deben-tomar-nota

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