lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Invitación o desesperación en el sector eléctrico dominicano?

SANTO DOMINGO,R.D.- A pesar de las encendidas promesas de Danilo Medina y Rubén Bichara en agosto del 2012, y de la caída extraordinaria del precio de los derivados del petróleo, carbón y gas natural, la crisis del sector eléctrico sigue estructuralmente igual que siempre.
Ahora bien, ¿qué aspectos críticos estructurales del sector siguen iguales que en el 2012?.
Primero, las fuentes principales del déficit y causas del multimillonario subsidio eléctrico, por ejemplo:
a) La incapacidad (por debilidad gerencial y clientelismo político) de facturar y cobrar la energía por parte de las tres empresas distribuidoras y que producen pérdidas fijas por cerca del 34% de la energía servida.
b) Las extraordinarias distorsiones del sistema tarifario que no guarda ninguna relación con los costos reales de producción del servicio.
Segundo, el desorden institucional regulatorio y la aparente incomprensión de la trascendencia que tiene lo institucional para la atracción de capitales privados hacia el sector. En la mayoría de las naciones el flujo continuo de capitales hacia el negocio eléctrico lo determina no la oferta de contratos o facilidades lesivas a la hacienda pública, sino la seguridad que ofrece el sistema de precios o tarifas y la regulación y jurídica especifica.
Esto último ha sido una ceguera o debilidad permanente en la gestión pública del sector eléctrico dominicano, hasta el punto de que el presidente Medina acaba de invitar al empresariado privado a invertir en el sector eléctrico en la misma semana en que sus funcionarios reafirman públicamente que no traspasaran a la tarifa la rebaja de los precios de los derivados del petróleo.
Ese autoritarismo político con la tarifa eléctrica es la mayor muestra de falta de seguridad regulatoria para la inversión privada. La tarifa eléctrica es el eslabón crítico en un mercado eléctrico con fuerte privatización de la generación porque ella revela el mecanismo de formación de precio del producto y los riesgos de recuperar la inversión.
En realidad, la invitación al sector privado para invertir en Punta Catalina suena a grito de desesperación ante el fracaso del Gobierno en todas sus gestiones para conseguir financiamiento externo.
Por:Antonio Almonte
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