domingo, 25 de mayo de 2014

¿Realmente manejar y usar el teléfono siempre es malo?

celular

Es quizás una de las reglas de tránsito menos obedecidas.
En Estados Unidos, por ejemplo, a pesar de la prohibición en muchos lugares, más de la mitad de los conductores admiten que utilizan el teléfono celular al menos parte del tiempo mientras conducen, según un informe publicado la semana pasada.
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Entonces, ¿qué dice la evidencia sobre los riesgos? ¿Y podría una nueva generación de autos conectados mejorar la seguridad en las carreteras?
Tecnología para evitar accidentes
Desde que existen teléfonos portátiles, ha existido el deseo de utilizar estos dispositivos en los automóviles.
“Es una situación singular”, dice Stewart Birrell del Warwick Manufacturing Group de la Universidad de Warwick en Coventry, Reino Unido.
“En la mayoría de los casos, los fabricantes desarrollan innovaciones primero y luego la gente las puede utilizar. Pero en el caso de los teléfonos inteligentes en los carros, son los usuarios los que están ejerciendo presión para que se realicen los cambios que les permitan usarlos al conducir y los fabricantes los quieren complacer”.
Pero quizás los fabricantes no deberían hacerlo. Según un cálculo, el 6% de todos los accidentes de tránsito en Estados Unidos se producen porque los conductores se distraen con sus teléfonos celulares. Eso se traduce aproximadamente en 12.000 heridos graves y 2.600 muertes en las carreteras de EE.UU. cada año.
Hombre hablando por teléfono mientras conduce
Algunos estudios indican que usar el teléfono de noche al conducir no es tan peligroso.
Una solución podría consistir en equipar a los automóviles con una tecnología que pueda prevenir los accidentes, incluso si el conductor se distrae.
Algunos automóviles ahora vienen con tecnologías que permiten que los conductores presten menos atención a la carretera, y tal vez más atención a sus teléfonos.
El control de crucero adaptable, por ejemplo, utiliza el radar para ajustar automáticamente la velocidad de un automóvil a la del vehículo que va delante. Los sistemas automáticos de control de carril prometen hacerse cargo de la dirección, utilizando la información proveniente de cámaras especializadas en la carretera. Y los sistemas anticolisión usan láseres y cámaras para detectar situaciones de emergencia y evitar accidentes graves.
Aumento del riesgo
Tal vez sea comprensible que estos dispositivos tengan sus críticos.
“Los fabricantes parecen estar tratando de producir solucones de alta tecnología y, por consiguiente, falibles a problemas que no existirían en primer lugar si la gente asumiera la responsabilidad moral como conductor de concentrarse en lo que está haciendo”, opina Graham Hole, de la Universidad de Sussex en Brighton, Reino Unido.
Claramente existe una gran cantidad de evidencia que demuestra que el uso de teléfonos celulares aumenta el riesgo de que un conductor se vea involucrado en un accidente, ya se trate de teléfonos portátiles o de manos libres.
Carro en pruebas
Algunos estudios indican que cualquier tipo de teléfono cuadruplica el riesgo de choque.
Sin embargo, otros estudios discrepan.
Hace un año, por ejemplo, un equipo de científicos sociales concluyeron que el uso del teléfono celular no tiene por qué aumentar el riesgo de un accidente si el conductor hace llamadas tarde en la noche cuando hay menos tráfico. Otro estudio del año pasado fue aún más lejos, sugiriendo que las conversaciones telefónicas pueden disminuir el riesgo de un accidente si el conductor está fatigado.
“Conducir puede resultar aburrido y, si conduce a altas horas de la noche cuando hay poco tráfico alrededor, podría cansarse y desactivarse”, elabora Birrell. “Si se les da a las personas una tarea secundaria en esos momentos de baja carga cognitiva, eso podría mejorar su capacidad de conducción, aunque esa tarea tiene que ser sensata”.
Pocos dudan que hay momentos en los que los conductores no deben aceptar ni hacer llamadas: manejar exige toda nuestra atención en una intersección transitada o cerca de una escuela al final de la jornada escolar.
Pero hay estudios que muestran que en otras situaciones, menos exigentes, es posible que se requiera sólo entre el 50% y el 70% de nuestra atención, lo que sugiere que, en esos momentos, es posible que tengamos suficiente capacidad de atención de ‘reserva’ para dedicarla a otra cosa.
La investigación de Birrell llega a una conclusión similar.
Hace poco codiseñó una aplicación para teléfonos inteligentes llamada FootLITE que, entre otras cosas, le ofrece advertencias visuales al conductor si se sale de su carril o si se acerca demasiado al vehículo que va adelante. En pruebas realizadas con la aplicación en funcionamiento en un teléfono inteligente instalada en el tablero de instrumentos, Birrell encontró que los conductores dedicaron alrededor del 4% de su tiempo a mirar la aplicación, pero también dedicaron la misma cantidad de tiempo a mirar la carretera o los espejos, al igual que los conductores que no utilizaron la aplicación.
Incluso si es a un nivel subconsciente, los conductores podrían interactuar con una tecnología integrada en el automóvil solamente cuando sea relativamente seguro hacerlo.
Llamadas que causan accidentes
El problema consiste en que es posible que los conductores no apliquen este criterio para utilizar el teléfono.
Paul Green de la Universidad de Michigan en Ann Arbor consultó las estadísticas de accidentes publicadas por la Agencia Nacional de Policía de Japón, las cuales indican que el 45% de los accidentes relacionados con los teléfonos se producen cuando el conductor recibe una llamada.
Green cree que las personas tienden a abandonar cualquier tarea, incluso concentrarse en la carretera mientras conducen, para contestar una llamada telefónica. Si este lapsus de atención llega en un momento crítico que exija toda la atención del conductor, corre el riesgo de accidentarse.
Carro en carretera
Nueva tecnología podría evitar que los conductores puedan recibir llamadas en
momentos críticos.
Tal vez esta sea la razón por la cual el hecho de hablar con los pasajeros del automóvil es menos riesgoso que hablar con alguien por teléfono, señala Green. Un pasajero es más consciente de las condiciones de la carretera y puede dejar de hablar cuando tales condiciones se vuelven exigentes.
Teniendo en cuenta esto, tal vez un dispositivo integrado en el automóvil podría ayudar a las personas a mantenerse conectadas sin comprometer la seguridad al conducir: un gestor de carga de trabajo. Dicho dispositivo actuaría como un pasajero virtual, agrupando toda la información disponible a través de sensores, por ejemplo, la velocidad del automóvil, su ubicación en la red vial y la hora del día, para tomar la decisión de si distrae al conductor con información, incluidas las llamadas telefónicas.

Por ejemplo, Volvo ha incluido una tecnología que bloquea las llamadas telefónicas cuando el conductor está girando o cambiando de carril. A medida que los automóviles se unan a la internet de las cosas y se conecten entre sí y con el mundo que los rodea, los gestores de carga de trabajo podrían mejorar en la identificación de los momentos críticos en los que no se debe distraer al conductor.
Birrell dice que la comunicación de vehículo a vehículo podría, por ejemplo, indicarle al automóvil si hay mucho tráfico en la carretera, mientras que la comunicación de vehículo a carretera podría advertir si el semáforo al que se aproxima el conductor está a punto de cambiar. Ambas situaciones podrían activar el gestor de carga de trabajo para que bloquee las llamadas. “Si la información se utiliza para mejorar el conocimiento de la situación, es algo positivo”, dice.
Pero la información de la comunicación de vehículo a vehículo puede utilizarse de forma diferente.
Los fabricantes pueden sentirse tentados a utilizarla para automatizar aún más el proceso de conducción y aligerar la carga de trabajo del conductor.
Tanto Birrell como Hole piensan que tal acción es imprudente.
“Se podría argumentar que, puesto que muchos seres humanos no son muy buenos al conducir, tal vez sería mejor aliviarles la tarea tanto como sea posible mediante la automatización”, dice Hole. “Sin embargo, pasarán muchos años antes de que los sistemas informáticos sean capaces de procesar la información visual de una forma tan hábil como un ser humano”.
Hasta que los automóviles sin conductor estén listos para el uso corriente, Hole dice que los conductores tendrán que aceptar la responsabilidad final de sus acciones en la carretera.
Como dice Hole: “La solución para los conductores que no quieren molestarse en concentrarse al conducir es fácil: tomar un autobús”.

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