jueves, 22 de mayo de 2014

El subsidio eléctrico dominicano un dilema convertido en realidad

SANTO DOMINGO,R.D.- ¿Son malos o buenos los subsidios? todo depende del enfoque y el uso que se haga del mismo. En la lógica económica, la naturaleza de los subsidios es incentivar coyunturalmente un sector hasta tanto alcance niveles de suficiencia que les permita prescindir de tal incentivo. Los subsidios deben ser la excepción más no la norma, y se convierten en permanentes cuando no se actúa para revertir la situación que los originó. 
Para nadie debe ser un secreto que el principal problema del sector eléctrico es el déficit financiero existente que no le permite ser sostenible y operar correctamente. Mucho se ha hablado sobre la necesidad de reducir el subsidio eléctrico, pero muy poco se ha profundizado sobre su origen, estructura y los cimientos que lo sustentan.
En nuestro país, el subsidio eléctrico post capitalización surgió como resultado de la decisión gubernamental en 1999 para contrarrestar el incremento de la tarifa eléctrica que debió originarse por el alza de los combustibles en los mercados internacionales. Ante la incapacidad del gobierno de disponer de los recursos a tiempo para cubrir el déficit financiero de las EDE resultante de no aumentar la tarifa, comenzó el proceso de acumulación anual exorbitante que derivó en una insostenibilidad financiera del sector que fue originada y asumida por el Estado dominicano.
Sobre el subsidio eléctrico se ha dicho que es una carga pesada para el Estado que termina tirando miles de millones de pesos en un zafacón o barril sin fondo. ¡Nada más falso que eso! Si analizamos la estructura del subsidio eléctrico basándonos en las estadísticas oficiales, llegaremos a la conclusión de que todos los consumidores (aquellos que la pagan y los que no la pagan) se benefician de él de una u otra forma.  
¿Para qué se destina el subsidio eléctrico? Los más de US$1,300 millones o casi RD$60,000 millones que de acuerdo a cifras oficiales sacamos anualmente de nuestros impuestos para mantener mal operando el sistema eléctrico, tiene cuatro grandes componentes. El primero es para cubrir el déficit entre la compra y cobro de la energía que tienen las empresas distribuidoras porque pierden el 33% de la energía que distribuyen, que según cifras oficiales de CDEEE en 2013 las EDE tuvieron pérdidas por U$S497.4 millones; el segundo componente tiene que ver con el subsidio a la tarifa eléctrica; según datos de la Superintendencia de Electricidad (SIE), en el año 2013 alcanzó US$513 millones de dólares; el tercer componente corresponde al Bonoluz que tiene en la actualidad más de 500,000 familias que se benefician, y esto representa un compromiso para el Estado de más de RD$250 millones mensuales; y el cuarto componente tiene que ver con el pago de deudas por financiamiento, cuentas pignoradas, inversiones y transferencias a instituciones y empresas estatales del sector eléctrico para mantenerlas funcionando.  
Por ejemplo, según la última resolución de la SIE que fija los precios de la electricidad de mayo 2014, el subsidio a la tarifa eléctrica BTS-1 que involucra el 89.6% de los clientes y el 45.2% de la energía servida es de la siguiente manera: el Estado subsidia con el 55.43% del monto de la tarifa a los consumidores de 0-200 kWh; con 30.06% a los clientes que consumen entre 201-300 kWh; con 11.45% a los que consumen de 301-700 kWh y con 9.54% a los que consumen por encima de 701 kwh mensuales. De igual manera, se subsidia la tarifa eléctrica en porcentajes diferentes a los consumidores BTS-2, BTD, BTH, MTD y MTH respectivamente. Es decir, independientemente de que usted sea rico o pobre, por alguna vía recibe un subsidio por parte del Estado en su tarifa de electricidad. 
Entendemos que la factura eléctrica debería incluir el monto del subsidio que mensualmente paga el Estado del total de la factura, tal como ocurre en Colombia y en otros países. 
Todo parece indicar que los gobiernos que hemos tenido no han querido pagar el precio político que implica eficientizar, reducir y focalizar el subsidio eléctrico. De lo que se trata no es que se elimine completamente, sino que lo reciba quien necesita recibirlo, ya que siempre habrá una población muy vulnerable que necesitará el auxilio estatal, tal como sucede aquí y en muchos otros países. No obstante, hay otra población que sí puede pagar el precio real, y unas EDE que sí pueden ser eficientes aumentando sus niveles de facturación por medio de la regularización de ese 25% que la usa y no la paga. 
Cualquiera podría inferir que la incapacidad de reducir el subsidio eléctrico radica en el beneficio que el mismo otorga directa o indirectamente a todos los consumidores. Lo que sí está claro es que la existencia del subsidio no incentiva mejoras prácticas en la gestión de las empresas, ni tampoco envía señales de precios claras al consumidor que condicionen su comportamiento de consumo, ya que existe el “gran padre” llamado Estado que por lo visto siempre dispondrá del dinero generado por nosotros mismos para cubrir nuestras propias distorsiones e ineficiencias.¿Estamos dispuestos al sacrificio? 
Milton Morrison 
http://www.listindiario.com/economia-and-negocios/2014/5/22/322865/El-dilema-sobre-el-subsidio-electrico

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