SANTO DOMINGO,R.D.- El
traspié con la tarifa eléctrica ocurrió a término del peor mes de servicio del
sistema eléctrico nacional, lo que extrañamente vino combinado con altas
facturaciones que generaron molestias.Disponer un aumento de la tarifa con ese
telón de fondo era un despropósito que no se sabe cómo sería asimilado por la
población. Lo peor es que la medida aparentemente no fue comunicada en forma
debida a Palacio Nacional.
Parecía un despropósito, en particular, por la explicación de los técnicos de
la Superintendencia de Electricidad. Se aumentaría al servicio residencial y se
disminuiría a las pequeñas empresas. Posteriormente se dijo que en cualquier
escenario no influiría sobre las recaudaciones de las distribuidoras.
Hay quienes entienden que desautorizar la modificación a la tarifa eléctrica
tiene un propósito político, lo que es muy obvio en todo lo que es gestión
pública. En cualquier caso, lo que resalta es que el tema no fue discutido con
la sociedad, en ninguna instancia. Peor aún, ni siquiera se llegó a un consenso
entre los entes públicos.
El Presidente podría estar percibido por cualquier razón que la población
podría estar en un tránsito de hipersensibilidad. Un aumento en esas
condiciones, como ocurrió con otro caso, podría tener implicaciones sociales.
Con el percance hay quienes plantean como panacea del problema eléctrico un
fantástico “pacto eléctrico”. Nadie ha dicho sobre qué base se haría. Tampoco
se ha explicado su significado.
Es bueno recordar que hay una cuestión esencial en todo esto. Tiene que ver con
la matriz de generación. También se habla de que hay problemas con las redes de
transmisión y con las cobranzas.
Desde cualquier perspectiva, lo que hemos visto, al margen de los factores
técnicos y económicos, y lo caro que resulta producir energía, es que la Nación
ha fracasado en ese campo.
Hemos llegado a un punto muerto. El proyecto de las nuevas plantas pierde
velocidad, como si estuviera en la antesala de un largo sueño.
Pero debe haber un despertar. Un despegue, un amplio marco de acción
gubernamental, que valore el artículo 265 de la Constitución. Y entonces, irse
a fondo…
www.elcaribe.com.do/2013/09/04/irse-fondo
El
traspié con la tarifa eléctrica ocurrió a término del peor mes de
servicio del sistema eléctrico nacional, lo que extrañamente vino
combinado con altas facturaciones que generaron molestias.Disponer un
aumento de la tarifa con ese telón de fondo era un despropósito que no
se sabe cómo sería asimilado por la población. Lo peor es que la medida
aparentemente no fue comunicada en forma debida a Palacio Nacional.
Parecía
un despropósito, en particular, por la explicación de los técnicos de
la Superintendencia de Electricidad. Se aumentaría al servicio
residencial y se disminuiría a las pequeñas empresas. Posteriormente se
dijo que en cualquier escenario no influiría sobre las recaudaciones de
las distribuidoras.
Hay quienes entienden que desautorizar la
modificación a la tarifa eléctrica tiene un propósito político, lo que
es muy obvio en todo lo que es gestión pública. En cualquier caso, lo
que resalta es que el tema no fue discutido con la sociedad, en ninguna
instancia. Peor aún, ni siquiera se llegó a un consenso entre los entes
públicos.
El Presidente podría estar percibido por cualquier
razón que la población podría estar en un tránsito de hipersensibilidad.
Un aumento en esas condiciones, como ocurrió con otro caso, podría
tener implicaciones sociales.
Con el percance hay quienes
plantean como panacea del problema eléctrico un fantástico “pacto
eléctrico”. Nadie ha dicho sobre qué base se haría. Tampoco se ha
explicado su significado.
Es bueno recordar que hay una cuestión
esencial en todo esto. Tiene que ver con la matriz de generación.
También se habla de que hay problemas con las redes de transmisión y con
las cobranzas.
Desde cualquier perspectiva, lo que hemos visto,
al margen de los factores técnicos y económicos, y lo caro que resulta
producir energía, es que la Nación ha fracasado en ese campo.
Hemos
llegado a un punto muerto. El proyecto de las nuevas plantas pierde
velocidad, como si estuviera en la antesala de un largo sueño.
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debe haber un despertar. Un despegue, un amplio marco de acción
gubernamental, que valore el artículo 265 de la Constitución. Y
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