martes, 5 de noviembre de 2019

Esta es la bomba de tiempo de las pensiones en América Latina

Pensión
Brasil, Chile y Argentina hicieron este año reformas a su sistema de pensiones, o al menos los revisaron y realizaron ajustes a los montos que se pagan. Mientras que en México todo se mantuvo prácticamente igual cuando están por cumplirse los primeros doces meses del actual gobierno. El anuncio de hace unos meses no fue otra cosa que un discurso, ya que siguen enfocados en bajar y bajar las comisiones, arguyendo que con eso los pensionados actuales y futuros recibirán mejores pensiones, cuando saben que no es ese el remedio para una grave enfermedad que padece la economía mexicana y su sistema pensionario.
Al final del día, este no es un problema que no solamente afecta a México, sino a toda Latinoamérica. De acuerdo con datos de la Cepal, en el año 2065, una cuarta parte de la población de la región tendrá 65 años o más. La bomba de tiempo de las pensiones sigue su cuenta regresiva y nadie ha encontrado cómo desactivarla.
Latinoamérica vive en estos momentos una gran convulsión, le aquejan muchos problemas inmediatos y también uno de largo plazo: el de las pensiones. Lamentablemente todo indica que los ajustes se hacen cuando se han presentado los problemas, en este sentido la región es reactiva y no preventiva.
El descontento en Chile obligó a fijar una agenda social que revisará el monto de las pensiones luego de que su sistema (por cierto, copiado por México), no pudo disminuir la desigualdad económica tras más de 30 años de vigencia; en Brasil se realizó una reforma pensionaria, ya que los pasivos empezaban a ahogar al estado y el mercado estaba muy cerca de la anarquía. Este ajuste fue bien calificado por las agencias calificadoras, pero advierten que, con los años, deberá revisarse nuevamente.
Por su parte, en Argentina el desastre económico llevó a que se decretara un incremento de emergencia en las pensiones, el tercero en el año, además de que revisarán la ley en los meses siguientes para impulsar mayores pensiones y así disminuir en la medida la desigualdad y pobreza entre los ciudadanos de la tercera edad.
México dice ir muy bien. La realidad es que se incuba día a día un grave problema con una tasa de reemplazo (porcentaje del salario que obtiene un pensionado) que no llega ni al 40 por ciento, un porcentaje de aportación ridículo de apenas 6.5 por ciento tripartita (1.25 por ciento individual), fijado hace ya más de 60 años, y un sistema pensionario alterno que ahoga a universidades, estados y municipios obligando a distraer al menos 60 por ciento de su gasto fijo año con año para el pago de estos pasivos.

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