martes, 25 de noviembre de 2014

El problema eléctrico dominicano

SANTO DOMINGO,R.D.- Como país nos hemos pasado décadas escuchando diversas promesas de solución al problema eléctrico, las cuales no se han materializado y más bien han creado frustración y escepticismo entre la población.  
Para encontrar una solución al problema eléctrico se requiere de una voluntad acompañada de decisiones firmes, despolitizadas y basadas en la racionalidad social, técnica y económica. Se necesitan planes coherentes que se cumplan y proyectos cuyos financiamientos estén debidamente identificados; al igual que un liderazgo sectorial tanto público como privado con visión “glocal” de cómo funciona el mercado eléctrico aquí y en otras partes del mundo. Se hace necesario repensar el esquema y la base sobre la cual se sostiene y se ha sostenido el sector eléctrico dominicano.
Resolver el problema eléctrico consistiría en suministrar un servicio estable, confiable, de calidad y a precios competitivos que satisfagan al consumidor y los diversos agentes que interactúan en la industria eléctrica. Esta solución debe ser cónsona con la reducción sustancial (al mínimo) del monto del subsidio eléctrico anual que se destina para enmendar las ineficiencias sociales, financieras y técnicas del sistema. Por tanto, para llegar a esa solución deseada por todos es necesaria la intervención holística en cada una de las áreas vinculadas al suministro de la electricidad.    
En el ámbito de la generación es necesario mantener una matriz eléctrica tan diversificada como la que tenemos actualmente para hacer frente a las volatilidades de precios de los combustibles en los mercados internacionales.
De igual manera se requiere reducir los costos de generación a niveles más competitivos tomando en cuenta que cada tecnología y combustible utilizado refleja costos diferentes. Para lograr esta reducción se requieren grandes inversiones financieras que el Estado no dispone ni dispondrá en su totalidad, y por tanto, sólo la confianza, la realización de licitaciones conforme a la ley, el establecimiento de reglas de juegos claras y la estabilidad en el pago de compromisos asumidos pueden garantizar la llegada al país de esas inversiones necesarias. En el horizonte del corto y mediano plazo, tomando en cuenta las nuevas inversiones y ante el vencimiento contractual, una matriz eléctrica más optimizada que la actual, que cubra la demanda real y refleje costos más competitivos podría generar ahorros comparativos en generación que no superarían los US$350 millones.  
En distribución la reducción de las ineficiencias comerciales y administrativas es crítica. Si no se reducen las pérdidas de distribución, por más barato que se genere la electricidad siempre perderemos el 33% del monto del total de la facturación de compra de energía. Si reducimos las pérdidas de distribución a niveles de 10-12% (como ocurre en muchos países de la región) podríamos tener ahorros anuales por encima de los US$400 millones. Para lograr esto se requieren inversiones del orden de US$1,000 millones en los próximos años según las autoridades gubernamentales.
Existen proyectos exitosos de prepago y telemedición llevados a cabo por las EDE donde se demuestra que una reducción significativa de las pérdidas es posible en la actual realidad del país independientemente de los precios de la tarifa eléctrica.
En cuanto a la tarifa eléctrica es insostenible mantener un subsidio generalizado que le cuesta al país más de US$500 millones anuales. Es imprescindible focalizar el subsidio a través de la identificación de la población más vulnerable y que realmente requiere este tipo de asistencia del Estado. Se hace necesario trabajar en la instauración de una cultura de racionalidad y responsabilidad en el uso de la electricidad. Esto se logra con la transparencia e información adecuada al consumidor, diciéndoles cual es la realidad y el alcance de sus deberes y derechos con el servicio eléctrico. Reducir sustancialmente el subsidio a la tarifa traería ahorros anuales significativos.
La transmisión necesita urgentemente inversiones de alrededor de US$500 millones para garantizar un servicio adecuado conforme a los planes presentados por la Empresa de Transmisión Eléctrica (ETED) que deben ser garantía para evacuar toda la energía que se producirá con los proyectos de generación que entrarán al sistema en los próximos años.
Finalmente, y lo más importante, necesitamos un regulador eléctrico fuerte e independiente que haga cumplir la ley general de electricidad; siendo esta la única garantía de tener un funcionamiento adecuado del mercado del sector. En tal sentido, la Superintendencia de Electricidad (SIE) debe jugar su rol al margen de las decisiones coyunturales y políticas que la sujetan y la han sujetado desde su origen.
Necesitamos refrescarnos, documentarnos y reinventarnos en ideas. El pacto eléctrico es la oportunidad que tenemos como país para enfrentar los desafíos que se presentan en el sector eléctrico hacia la búsqueda de una solución real. Este pacto implica un diálogo franco, transparente y basado en datos reales al cual debemos ir dispuestos a escucharnos unos a otros en vez de escucharnos solamente a nosotros mismos.

http://www.listindiario.com/economia-and-negocios/2014/11/13/345202/El-problema-electrico

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