SANTO DOMINGO,R.D.- Algunos sabios criollos, cuando abordan el tema de los precios de los
combustibles se parapetan detrás de la Ley de Hidrocarburos (Ley
112-000) intentando proteger al Gobierno de las críticas de la
población.
La gente sabe que el petróleo no es gasolina, pero percibe también
que con una caída tan estrepitosa de la cotización de la materia prima –
el barril de crudo – no es fácil aceptar que los precios de sus
derivados sigan por las nubes como si nada ha pasado. El razonamiento
es simple: si el precio del petróleo ha caído en más de la mitad y el
precio de la gasolina sigue alto, entonces: ¿Cuándo bajará? ¿Cuándo el
barril cueste un dólar?
Los expertos saben que la relación entre el precio del barril del
petróleo y el del galón de gasolina no es lineal, pero el desenganche,
la asimetría, tampoco tienen que ser tan grande como sucede en el
peculiar sistema de precios de los combustibles dominicano.
La gente piensa que alguien se está beneficiando de tan enormes
reducciones. Alguien que no son los consumidores. Y entre los
beneficiarios o verdugos la gente identifica, no sin razón, a su propio
Gobierno.
Se trata de un razonamiento con fundamento, porque, por ejemplo,
entre las tres empresas distribuidoras de electricidad se ahorraron más
de 11 mil millones de pesos entre enero y junio de este año, solo por la
reducción del precio de los combustibles… ¿Qué a donde han ido a parar
tantos millones? ¡Quién sabe!
Volvamos a los combustibles. La Ley 112 y su reglamento establece los
criterios y las fórmulas para calcular el precio final de los
combustibles, pero los números o valores que se les asignan a los
componentes de esas fórmulas los define y decide el Ministerio de
Industria y Comercio (MIC).
Los valores de los márgenes de los mayoristas, 6.5%; el margen del
transportista de combustibles hasta las estaciones de expendio, 2.5 % y
el margen para el detallista o gasolinera, 10.7 %, no los dicta la Ley
112 ni su reglamento, sino que lo decide el Ministerio, y son esos
márgenes los que junto a los impuestos disparan el precio que todos
carburantes.
Hasta la fecha la población no sabe, por ejemplo, que justifica un
margen de 6.5% del precio final del galón de gasolina a favor de unos
mayoristas que no importan combustibles y apenas si almacenan.
Ese margen, en naciones en donde los mayoristas son importadores y distribuidores, nunca excede el 4 % del precio final.
Además, la población tampoco sabe, y el Ministerio nunca lo ha
publicado, cuales son los valores de los componentes del precio de
paridad de importación, es decir, flete marítimo, seguro, gastos
bancarios, gastos de terminal y merma o pérdida.
El caso es que de acuerdo a las estadísticas del Banco Central
durante el trimestre enero marzo de este año la importación promedio
mensual de gasolina fue de 28 millones de galones. A esta cifra habría
que sumarle los más de 15 millones mensuales que produce la Refinería en
Haina (si consideramos una Refinería refinando al 80 % de su capacidad
máxima que es de 34 ooo barriles por día y entre 19 y 20 galones de
gasolina por cada barril de crudo refinado, aproximadamente).
Frente a cantidades tan enormes cualquier pequeño porcentaje
aparentemente insignificantes puede significar centenares o miles de
millones de pesos de pérdidas al mes para el Estado o de ganancias
injustificadas para intermediarios.
Esta observación es relevante en un mercado en el que – según
sostenidas denuncias – el grueso de las últimas licencias de importación
de combustibles y de operación de empresas mayoristas y detallistas
están siendo concedidas a empresarios y dirigentes políticos vinculados
al partido en el poder.
Funcionarios y empresarios que influyen luego en la aprobación por
resoluciones de los márgenes brutos que favorecen sus propios negocios.
Esta situación debe transparentarse y nadie debería pretender
justificarla escondiéndose detrás de la Ley 112, ni haciendo galimatías
aritméticas con los precios de la Costa del Golfo y las historias del
verano americano.
Librémonos de los mensajes “dormicum”, que pintan un panorama
intocable, blindado por leyes y donde los demás factores determinantes
de los precios están en la Costa del Golfo, bajo “control de Obama”…Y no
en un ministerio que se aloja en el Huacal.
http://acento.com.do/2015/opinion/8282542-influye-el-gobierno-en-el-precio-de-los-combustibles/
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