SANTO DOMINGO,R.D.- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) somos el
país de Latinoamérica con mayor número de siniestralidades, causadas por
accidentes de tránsito.
Un parque vehicular y un transporte público desorganizado.
Una ley de tránsito que no se cumple y que las autoridades no aplican.
Las consecuencias son muertes, lesiones permanentes y otros daños
personales y a la propiedad.
Todo lo que envuelve tanto el transporte público colectivo
como el buen desenvolvimiento de las vías públicas es de gran relevancia
social. Un sistema ineficiente, con falta de organización, sin una
cultura de respeto a la ley y a los agentes policiales, afecta
directamente la productividad de nuestro país.
Muestra lo desarrollada o eficiente que es una ciudad para
movilizar sus habitantes y deja mucho que decir del compromiso de las
autoridades con sus ciudadanos.
El tráfico y el transporte público de una ciudad demuestran
la educación y calidad de vida de sus habitantes. Por lo que la
administración debe ejecutar políticas de ordenamiento, reordenamiento,
planificación, regulación y supervisión de lo correspondiente al tráfico
y el transporte de nuestro país.
Somos un país en donde todos tenemos preferencia. Es normal
vivir de un carril a otro sin importar como se haga. Las señalizaciones
viales no sirven de nada y tenemos un precario sistema de semáforos y
cámaras.
Todos los que transitamos diariamente tenemos una alta cuota de responsabilidad.
La implementación de la Ley 241, de tránsito terrestre, no
es suficiente. Es el primer paso y debe hacerse de manera que todas las
instituciones que intervienen en el tráfico trabajen para su ejecución
en conjunto: los órganos reguladores del tránsito, los que expiden los
permisos de tránsito y placas como los organismos coercitivos y los
supervisores y planificadores.
Deben removerse los vehículos mal estacionados, abrir más
zonas de estacionamientos privados, optimizar y fomentar el uso del
transporte público. Pero debe existir confianza ciudadana en el sistema,
siendo necesario un examen de resultados a los actuales operadores del
transporte público. Instrumentos hay muchos.
Un fideicomiso para el tráfico terrestre que maneje y cree
planes urbanísticos, viales y de transporte podría ser la solución a un
caos llamado tránsito. Pero sin determinación política para solucionar
el desorden existente no será posible.
http://eldia.com.do/transito-y-transporte-publico/autor/carlos/
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