SANTO DOMINGO,R.D.- El derecho del consumidor usualmente ha estado en
pañales a expensas de abusadores a quienes les importa un carajo que el
comprador se irrite o no al sentirse estafado con productos recibidos y
cualquier pataleo termina por lo regular en el zafacón del olvido.
No han faltado algunos mediadores en el escarceo
entre vendedor y consumidor que en su momento velaron a favor de los
usuarios, pero perdieron la faja en el intento o simplemente fueron
acallados porque poderosos intereses son reiterativos en mover su antena
con una facilidad asombrosa.
Con Altagracia Paulino, directora de Pro
consumidor, a no pocos el relajito se le ha puesto color de hormiga
porque ella, como bien diría el vulgo, “no coge corte”.
Los abusos contra el consumidor rayan en la
indignación con el pesar de que en algunos casos son visibles y en otros
no, para mayor abatimiento del afectado que deja las cosas así para no
malgastar su tiempo.
No aplicar las sanciones correspondientes en cada
caso o tratar de inhibir que la condena prevalezca motivaría un daño
irreparable y hundiría aún más a la víctima consumidora que muchas veces
opta por dejar pasar las insensateces.
A Pro Consumidor, en lugar de inhibirlo o quitarle
poder sancionador, se le debe dar mayor autoridad para actuar en los
casos pertinentes e ir menguando prácticas con raíces añejas que
languidecen el bolsillo de los parroquianos.
La protección del consumidor debe asumirse como un
acto de lesa humanidad por esa gran cantidad de personas que hacen de
tripas corazón para sustentar su mantenimiento y el de su familia.
Si no se sancionan a quienes manipulan a los
consumidores con el engaño irreverente que se ha tornado en el pan
nuestro de cada día, máxime en países que precisan seguir madurando y
fortaleciendo su conciencia, se caería en lo que algunos denominan
hecatombe.
Un ejemplo trivial, si se quiere, es que usted va
a un centro comercial y usualmente nunca tienen para devolverle un peso
y se quedan con la moneda. Imagínese todos los pesos acumulados de esta
manera. A algunas personas quizás no les haga falta un peso, o que le
echen menos gas a su tanque de cocina, pero una buena mayoría si lo
necesita.
El relajo en detrimento del consumidor debe ser
enfrentado y sancionado con mayor rigor contra todos aquellos que se
dediquen a esa práctica, al margen de su abolengo y del dinero que
puedan emplear para acallar voces.
Paulino se ha esforzado en hacer lo mejor en la
función que ostenta, una las mejores administraciones en ese desempeño,
y lo menos que debe recibir es el apoyo de instituciones y sectores
involucrados en la materia porque sin sanción todavía no se puede hacer
camino al andar y tampoco se debe retroceder a la anarquía.
http://almomento.net/el-derecho-del-consumidor/136399
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