Esta vez, el movimiento de los precios hacia la baja, no parece que sea, ni estacional, ni coyuntural pues se debe a diversos factores combinados; por un lado, es menor el crecimiento esperado de la demanda, en particular, por las bajas tasas de incremento en el PIB previstas para Europa, Japón, así como un menor crecimiento en China. Por el otro, la aportación adicional, por las nuevas tecnologías, de un nuevo producto proveniente de un país, que era, además del principal consumidor, importador neto, que pasa a exportador: Estados Unidos.
Los países productores ubicados dentro y fuera de la OPEP -esta última con una menor participación en el mercado, por las dificultades económicas mundiales y por las situaciones políticas locales-, no están en condiciones de reaccionar reduciendo la oferta, como son los casos de Rusia, Irán, Venezuela y México: ahora, el movimiento en los precios no se debe a guerras, ni a falta de ellas.
República Dominicana con un consumo anual de 1,250 millones barriles anuales, está en necesidad y obligación de revisar sus políticas de precios porque ante la baja, la población se beneficia poco, cae la capacidad recaudadora del Estado y se fomenta, injustamente, el contrabando, afectando a la gente y a las empresas, que con esos costos, no pueden competir en la región.
El consumo de gasoil anual registrado se sitúa en los 306 millones de galones, sin incluir el que ingresa por Barahona, de contrabando, de los cuales, sólo 180 millones, están sujetos a tributos y 126, exentos. Este producto, cuyo precio de paridad es de apenas unos RD$88.00 el galón, contiene impuestos por RD$41.97 por galón. Es evidente que quienes lo obtienen exonerado y lo venden en las estaciones de gasolina realizan un lucrativo “negocio” cobrando para uso personal el impuesto que pertenece al Estado tanto para el pago de la deuda, como para sus gastos ordinarios.
Una sola partida, la atribuida, a los transportistas, representa RD$2,005 millones al año - sin bonogas-, sin incluir a los contratistas y generadores que no generan, cuya lista es el secreto mejor guardado del Ministerio de Industria y Comercio: es tiempo de que el Gobierno publique cuántos galones se exoneran, por qué y a quiénes, pues otros 11,000 millones ninguna relación guardan con el transporte.
La gente se queja de que las rebajas locales semanales en los precios no reflejan las reducciones en el mercado mundial y, eso se debe, primero a los excesivos impuestos, por RD$36,000 millones anuales, segundo, a las exoneraciones ilegítimas, por RD$8,000 millones y, tercero, a un nuevo ingrediente, la devaluación del peso de un 18% en los últimos tres años; independientes de que, de tarde en tarde, la Ley 112-00 es aplicada discrecionalmente.
Sin embargo, lo más escandaloso es la factura eléctrica, pues a los precios actuales, no hay necesidad de subsidios y, como los combustibles de generación no están gravados, ha debido reducirse sustancialmente la factura eléctrica, aumentada cuando el precio del barril estuvo alto y, en este momento, el Gobierno le da tan poca importancia, que ni siquiera tiene titular en la Superintendencia de Electricidad, órgano que regula la tarifa eléctrica.
http://www.listindiario.com/economia/2015/09/01/386369/el-gobierno-debe-bajar-la-electricidad-y-combustibles
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