SANTO DOMINGO,R.D.- Las expectativas creadas con la firma del
Pacto Eléctrico se fundamentan en décadas de frustración colectiva por
la no solución del problema eléctrico. Administraciones públicas han
venido y se han ido, y conociendo diagnósticos de la problemática
eléctrica realizados por múltiples instituciones y consultores, locales e
internacionales, no han tenido la voluntad ni la decisión para
enfrentar un problema que ha requerido la transferencia de más de
RD$400,000 millones de recursos públicos en los últimos 15 años para
mantener operando un sistema eléctrico deficiente.
En los actuales momentos, se llevan a cabo las discusiones del
dilatado Pacto Eléctrico que manda la ley 1-12 de Estrategia Nacional de
Desarrollo; dilatado porque la misma ley 1-12 del 26 de enero del 2012
en su artículo 35 establecía que a más tardar un año de promulgada la
misma, es decir, en enero del 2013, “las fuerzas políticas, económicas y
sociales arriben a un pacto para solucionar la crisis estructural del
sector eléctrico, asegurando la necesaria previsibilidad en el marco
regulatorio e institucional que posibilite la inversión necesaria en la
energía que demanda el desarrollo nacional”.
Han pasado casi tres años de la fecha en que debió haberse firmado el
pacto y aún nos encontramos en las discusiones que pretenden evitar una
nueva frustración colectiva ante la incapacidad que como Nación hemos
vivido para tener un servicio eléctrico constante, de calidad, a precios
competitivos y sostenible en términos ambientales y financieros.
Las discusiones del Pacto Eléctrico se están llevando a cabo en seis
mesas que tocan los temas del marco institucional y regulatorio,
generación, transmisión, distribución, aspectos tarifarios y
financieros, y consumidores.
El mayor reto que tiene el Pacto Eléctrico es sobreponerse a su
propia metodología que limita a que las propuestas válidas sean aquellas
que resulten del consenso absoluto, tarea muy difícil de conciliar por
la diversidad de visiones, intereses y asimetría de información que se
presentan entre los actores participantes.
Cabe señalar, que no necesariamente porque una propuesta sea
resultado del consenso sea la adecuada para resolver el problema
eléctrico. Consenso ni mayoría implica idoneidad o certeza en lo que se
decide, sino más bien que es una propuesta que ha pasado el filtro de la
democracia participativa y no necesariamente el filtro de la
factibilidad técnica y económica.
El artículo 9 del decreto 389-14 que convoca al pacto señala que si
las partes no llegan a acuerdos fruto del consenso en el tiempo
establecido, “el Poder Ejecutivo podrá ejercer el derecho a someter
iniciativas legislativas, arribar a acuerdos y/o dictar decretos,
resoluciones, reglamentos e instrucciones en el marco del mandato
constitucional”.
Por la cantidad de disensos que se presentarán en las diversas mesas
del pacto, todo parece apuntar que las decisiones finales serán tomadas
por el gobierno, ya sea de manera unilateral o resultado de acuerdos
entre las partes.
Retos en el marco institucional y regulatorio: Las
leyes de electricidad y de incentivos a las energías renovables han sido
incumplidas en muchos de sus artículos, y hasta cierto punto
desestimadas sin haberlas puesto a prueba en toda su extensión. Por
tanto, el cumplimiento de las mismas es el principal reto que tiene el
sector eléctrico. De igual manera, las instituciones deben cumplir el
rol que se les ha asignado y reducir las duplicidades que terminan
derrochando recursos y tiempos con resultados insuficientes.
Deben cumplirse los mandatos de ley que protegen al consumidor, pero a
la vez hacerlos cumplir sus deberes; la ley debe ser garante para que
los agentes del mercado encuentren incentivos que les permitan invertir y
desarrollar nuevos proyectos bajo un manto de seguridad jurídica y sin
la amenaza de competencia desleal. Sin cumplimiento de las leyes no
puede existir orden y armonía en el sector eléctrico. Hay que llevar al
sector eléctrico a la legalidad, y el Pacto Eléctrico debe ser garante
de eso.
Retos en la generación: Hay que pactar la
realización del plan de expansión de la generación eléctrica a mínimo
costo que se imponga a las improvisaciones coyunturales y a los cambios
de administraciones gubernamentales. Este plan deberá proyectar las
tecnologías, capacidades, ubicación de las plantas, tipos de
combustibles, en función de la demanda eléctrica y necesidades
demográficas de aquí al 2030 para suministrar una electricidad a precio
competitivo y sostenible ambientalmente.
Otro reto es cumplir la Ley de Electricidad en cuanto a las
licitaciones de compra de energía por parte de las distribuidoras a los
fines de cubrir la demanda a mediano y largo plazo. Además se deben
corregir las distorsiones que se han creado con la no compensación
adecuada del cargo de potencia, y otros aspectos relacionados a la
regulación de frecuencia y la limitante del tope de precios en el
mercado spot.
Retos con la distribución, subsidios y tarifas: En
distribución deben pactarse las acciones inmediatas, así como las
inversiones necesarias para reducir drásticamente las pérdidas de
energía que actualmente rondan el 33% y representan para las EDE un
déficit de centenas de millones de dólares.
De igual forma, mejorar los aspectos operacionales y administrativos
de las empresas, y pactar la focalización del subsidio a la tarifa a
aquellos consumidores que realmente lo necesitan, así como la aplicación
de la tarifa técnica.
Retos en los consumidores: Las empresas deben
brindar un buen servicio para poder exigirle al consumidor. De igual
forma, el consumidor que cumple sus deberes de manera responsable puede
exigir sus derechos. En tal sentido, el Pacto Eléctrico no tendrá
sentido si el consumidor no es el centro de las discusiones, porque un
consumidor satisfecho es el incentivo para posibilitar la sostenibilidad
financiera, y las inversiones que necesita este sector.
http://www.eldinero.com.do/16801/los-retos-del-pacto-electrico/
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