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Redacción elDinero
16 junio, 2015
El comité señaló que la construcción de estas plantas es contrario a los compromisos que el gobierno dominicano ha contraído con la comunidad internacional de reducir la huella de carbono del país y reclamó la sustitución del carbón mineral por otro combustible menos contaminante en las plantas que construye en Punta Catalina, provincia Peravia.
A juicio del organismo, es un contrasentido que, cuando el mundo marcha hacia la Cumbre Sobre el Clima que se celebrará a finales de año en París, Francia, donde se tomará la decisión de abandonar el uso de fuentes fósiles para producir energía por propuesta del grupo de países del G-7, y sustituir para antes del 2050 la generación a base de carbón mineral, el gobierno dominicano insista en construir dos plantas que producirán 769.8 megavatios con este combustible que es el más sucio y el mayor emisor de dióxido de carbono a la atmósfera, uno de los gases de efecto invernadero causante del cambio climático.
Resaltó que recientemente el fondo de inversiones de Noruega, uno de los más grandes del mundo, así como el fondo de inversiones de la Iglesia Episcopal de Inglaterra, decidió retirar por completo sus inversiones en empresas relacionadas con el carbón mineral.
Explicó que las plantas de Punta Catalina, que comenzarán a operar años después de celebrada la cumbre de París, emitirán 5,294,281.2 toneladas al año de dióxido de carbono a la atmósfera. Estos altos niveles de emisión retrotraerán al país por detrás del nivel de emisiones de dióxido de carbono del año 2000, con una emisión de por lo menos de 3.46 toneladas por habitante, cuando en la actualidad se emiten 2.9 toneladas per cápita, lo que significará un incremento de alrededor de un 20%.
Manifestó el comité que es un contrasentido que el gobierno haga compromisos de reducir la huella de carbono del país y ratifique estos compromisos en la cumbre de París a finales de año, cuando a la misma vez construye estas plantas de Punta Catalina que por sí solas emitirán el 26% de todas las emisiones de la industria energética en relación al año 2000 y desde un solo punto de la geografía nacional.
La puesta en operación de estas dos plantas con carbón mineral reducirán a la nada los esfuerzos que actualmente realizan importantes sectores de la vida nacional con el apoyo de la cooperación internacional para reducir las emisiones de dióxido de carbono. En este sentido, afirmó, el comportamiento del gobierno es una burla cruel a estos esfuerzos que cuestan trabajo y dinero.
El Comité Nacional de Lucha contra el Cambio Climático señaló que República Dominicana debería ser uno de los países con el mayor interés de que se reduzca el cambio climático, por ser uno de los diez más vulnerables del planeta a los efectos del calentamiento global por su condición de estado insular y por estar situado en los trópicos.
“De continuar aumentando la temperatura del planeta, nuestro territorio estará amenazado por huracanes más frecuentes y más virulentos, por cambios extremos en las estaciones con prolongadas sequías o por inundaciones, por el aumento del nivel del mar sumergiendo las playas que son la base de nuestra industria turística y por un habitad más proclive a propiciar enfermedades transmitidas por mosquitos y por otros vectores que responden a temperaturas cálidas, como el dengue, la chicungunya y la zica”, comentó la entidad en nota de prensa.
Indicó que las plantas de carbón mineral de Punta Catalina, además de aumentar las emisiones de dióxido de carbono, constituirán una verdadera catástrofe ambiental y sanitaria para las comunidades de la provincia Peravia, especialmente desde Catalina, Paya y otras comunidades hasta Baní, donde viven más de cien mil pobladores y está la mayor parte de las tierras bajo cultivo.
Dijo que estas plantas generarán 174,140.7 toneladas de cenizas y 14,155.26 toneladas de escorias al año, que contienen sustancias tóxicas y altamente dañinas al medio ambiente y al organismo humano como son mercurio, arsénico, vanadio, níquel, plomo y zinc.
Por poseer estas cenizas un alto nivel de radioactividad, las normas establecidas por la autoridad ambiental de los Estados Unidos de América, la EPA, por sus siglas en inglés, prohíben su utilización como materia prima o insumo de cualquier producto de consumo humano o en contacto con la población por el riesgo de causar cáncer, advirtió.
Igualmente el Comité aclaró que estas plantas emitirán a la atmósfera micropartículas, 30 toneladas de dióxido de nitrógeno y otras 30 toneladas de dióxido de azufre al día, que tendrán un impacto directo en la salud de la población, especialmente en la infancia y en los envejecientes.
Tanto las micropartículas como estos gases son causantes de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cerebrovasculares, provocando cáncer de pulmón, infartos al miocardio y derrames cerebrales, informó.
El comité invitó al gobierno a dar pasos concretos para convertir la matriz energética del país hacia fuentes de energías limpias y renovables como son el sol, el viento y el agua, y abandonar progresivamente el uso de los fósiles, en primer lugar del carbón mineral.
En las energías renovables y limpias es que reside la verdadera eficiencia energética y no como se ha estado propalando equivocadamente de que es el carbón mineral, porque tanto este combustible como los demás derivados de fósiles, son importados y sus precios sufren drásticas variaciones en el mercado internacional, planteó.
En cambio las energías que se derivan del sol, el viento y agua pueden ser producidas en el país sin gastos de importaciones porque abundan en nuestro entorno a niveles que nos permitiría convertirnos en exportadores de estas energías, puntualizó.
Expuso que el carbón ha perdido competitividad ante otros fósiles como es el gas natural tanto por la caída de sus precios en mercado internacional como por ser mucho menos contaminante, pero también porque el costo de construcción de una termoeléctrica como la de Punta Catalina a gas natural tendría un costo 30% menor que a carbón mineral.
Esta diferencia de costo se ahonda aún más si se toma en cuenta que en la construcción de las plantas de carbón de Punta Catalina existe una sobrevaluación de alrededor de US$1,000 millones y una cláusula de escalamiento de precios en el contrato suscrito con la empresa Odebrecht, responsable de la construcción de la obra, que permite un aumento de su costo final.
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