No puedo referirme a todo cuanto está aconteciendo en el mundo al respecto. Solo señalaré, rápidamente, lo siguiente: la situación es crítica en China como resultado de la contaminación por el carbón, cinco de las ciudades más contaminadas del mundo se encuentran en este país con graves problemas de salud para una parte considerable de la población. El gobierno de China ha tenido que hacer una revisión de su política con vistas a reducir el uso del carbón.
En Estados Unidos, luego de haber sido difundido un impactante estudio del Goddard Space Flight Center, de la NASA, la Agencia Nacional Espacial de Estados Unidos, señalando que la explotación irresponsable de los recursos naturales y la distribución desigual de la riqueza estarían conduciendo la civilización actual a un colapso irreversible, el presidente Obama acaba de tomar, este mismo mes, medidas extraordinarias que afectarán a 1,600 plantas energéticas qua funcionan en ese país; estas medidas son consideradas como las más importantes tomadas por un presidente estadounidense para enfrentar los temas de la contaminación y el cambio climático.
En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo publicó el año pasado el informe Repensando nuestro futuro energético[1] en el que se explica que América Latina podrá cubrir la totalidad de su demanda energética para el año 2050 sobre la base de las energías renovables. Expresa el BID que el potencial energético procedente de los recursos naturales de América Latina es tal que sería suficiente para cubrir más de 22 veces la demanda eléctrica de la región. Debo recordar que, en la actualidad, el 52 % de la energía producida en América Latina, ya proviene de recursos renovables, porcentaje muy superior al de la República Dominicana en donde este alcanza apenas el 11 % de la generación de energía.
A fin de frenar el nocivo uso del carbón en la generación de electricidad y sus consiguientes efectos negativos los grandes organismos multilaterales de financiamiento han decidido, expresamente, no otorgar créditos para la construcción de plantas de carbón.
Este es el caso del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Europeo de Inversiones y del Banco Nórdico. Pero es también el caso de organismos bilaterales de financiamiento como el Eximbak, el banco de fomento de las exportaciones de los Estados Unidos.
Construir plantas de carbón en el mundo de hoy es ir a contracorriente de la necesidad misma de supervivencia del género humano. ¿Por qué se asumen entonces decisiones como ésta en un país como el nuestro, sobretodo si se toma en cuenta que la República Dominicana es uno de los diez países más vulnerables del mundo a causa del cambio climático?
Las autoridades dominicanas han utilizado varios argumentos para justificar su decisión de construir plantas de carbón. Por el momento, me voy a concentrar en dos de estos argumentos: 1) en la República Dominicana se utilizará carbón limpio, y 2) el carbón es la fuente de energía más barata.
En realidad, ni existe el carbón limpio, ni el carbón es la fuente de energía más barata.
El carbón es la más sucia de las fuentes de energía. El argumento del carbón limpio es parte de las campañas de propaganda de la industria carbonífera mundial. Las grandes industrias que viven del carbón en el mundo están agrupadas en la Asociación Mundial del Carbón (WCA por sus siglas en inglés). Estas empresas están desarrollando una gran campaña a nivel mundial a través de la cual pretenden promover lo que llaman irónicamente “tecnologías de combustión de carbón altamente eficientes y de bajas emisiones”.
La campaña tiene su razón de ser en el hecho insoslayable de que el carbón es la energía más sucia y contaminante. Está demostrado que cuando se quema el carbón, en adición al dióxido de carbono que queda atrapado en la atmósfera durante millones de años y que genera gases de efecto invernadero[2], son liberadas también decenas de sustancias tóxicas o peligrosas[3].
Como consecuencia de ello, muchas de esas sustancias, como el mercurio, son diseminadas en terrenos y ambientes acuáticos[4]. Las sustancias peligrosas que no resultan dispersadas directamente en la atmósfera se mantienen presentes en los desechos como cenizas en el aire. Según un importante estudio de la Universidad de Duke, los desperdicios resultantes de la combustión del carbón se mantienen en la atmósfera como peligro para la salud pública, cuyos costos correspondientes en atención en salud son transferidos a los consumidores y a las entidades gubernamentales[5].
Se ha calculado que, en un año promedio, una planta típica de carbón de 500 MW genera 3,700,000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), lo que equivale a cortar 161 millones de árboles. También genera 10,000 toneladas de dióxido de azufre (SO2), que causa lluvia ácida, que daña bosques, lagos y edificios, y forman pequeñas partículas aéreas que pueden penetrar profundamente en los pulmones.
Igualmente, una planta así, produce 500 toneladas de pequeñas partículas aéreas que causan bronquitis crónica, agravamiento del asma y muerte prematura. También, 10,200 toneladas de óxido de nitrógeno (NOx), lo mismo que emitirían un millón de carros viejos y destartalados; el NOx inflama los pulmones y produce males respiratorios.
La misma planta produce 720 toneladas de monóxido de carbono (CO), que causa dolores de cabeza y afecta particularmente a las personas con problemas cardíacos.
Genera igualmente 220 toneladas de hidrocarburos, compuestos orgánicos volátiles (COV), que forman ozono. A esto se suman 170 libras de mercurio, de las que basta 1/70ama parte de una cucharita vaciada en un lago de 8 hectáreas para que el pescado de ese lago sea inseguro para ingerir.
Produce por demás 225 libras de arsénico, que causará cáncer en una de cada cien personas que beban agua contaminada con sólo 50 partes de por cada mil millones. A todo esto se agregan 114 libras de plomo, 4 libras de cadmio y otros metales pesados tóxicos, así como pequeñas cantidades de uranio.
La CDEEE ni las empresas contratistas de las plantas de generadoras de carbón de Punta Catalina han aportado una sola prueba certificada de que en las plantas que se proponen construir lograrán reducir sustancialmente la producción de sustancias tóxicas.
A pesar de no haber presentado absolutamente ninguna prueba o estudio certificado que garantice la supuesta inocuidad del carbón limpio, la CDEEE ha estado vendiéndolo en su propaganda pagada a un costo millonario financiado por los contribuyentes.
Todos los productos tóxicos que he mencionado afectarán de manera directa la población que viva en los alrededores de las plantas de carbón, quedando también afectadas sus actividades productivas, comerciales, sociales, recreativas o de cualquier otro tipo.
Tampoco es cierto que el carbón sea la fuente de energía más barata. Cuando se afirma esto es porque no se toman en cuenta todos los gastos en salud que la sociedad se ve obligada a cubrir como consecuencia del uso del carbón. Desde que se suman estos gastos, llamados externalidades, la energía más cara para la sociedad y las personas que la componen es la generada mediante el uso del carbón.
Existen estudios al respecto y estos son concluyentes. El Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos estimó los costes externos asociados a las emisiones de óxidos de las plantas eléctricas de carbón en un valor de US$62,000,000,000 en el año 2005[6]. Los resultados de muchos otros estudios van en la misma línea: la verdad es que la energía del carbón parece ser la más barata, cuando en la realidad es la más cara, lo que no se percibe por estar subsidiada por la sociedad y sus integrantes a través de sus gastos en salud.
Dije a inicios de mi exposición que las energías fósiles son energías del pasado. Me pronuncié en contra del atraso que estas representan. Soy de los muchos que piensan que persistir en su uso es conducir la humanidad a un callejón sin salida. Pero quisiera agregar un aspecto que parece puntual pero que es, en definitiva, fundamental. Y es que solo las energías alternativas garantizan el futuro a una sociedad como la nuestra. El 89 % de nuestra energía es generada a partir de combustibles fósiles importados. Nuestro futuro energético está en el sol, en el viento, en el agua y en los demás recursos naturales que podamos explotar. Estos no tendremos que importarlos y, por consiguiente, su compra no presionará nuestra balanza de pagos. Solo las energías alternativas garantizan nuestra independencia energética.
Ahora bien, llegado a este punto, y para concluir, quiero hacer una pregunta a las autoridades oficiales y a todos los presentes en esta sala. La pregunta es, ¿por qué el gobierno ha violado la ley ambiental al proceder a construir las plantas de carbón sin los permisos correspondientes?
La ley es para todos. Cualquier ciudadano está obligado a procurar los permisos ambientales para realizar cualquier edificación o actividad productiva de ciertas características. El gobierno inició los trabajos de construcción de las plantas de Punta Catalina violando la ley. De hecho, todos los trabajos que se están realizando en este momento se están haciendo al margen de la ley. Si no hay respuestas a muchas de las interrogantes que planteé hace un momento es precisamente porque el gobierno ha estado actuando violando las leyes que está llamado a hacer respetar.
Exposición de Max Puig, ex ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el Panel sobre las Plantas de Carbón de Punta Catalina, realizado en la UASD el 24 de junio de 2014.
https://scharboy2009.wordpress.com/tag/plantas-a-carbon-en-punta-catalina/
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