miércoles, 23 de septiembre de 2020

El mal diseño de los contratos hizo fracasar la capitalización

 


Santo Domingo.Para algunos, el fracaso de la capitalización del sector eléctrico se debió al mal diseño del modelo y la estructura de los contratos de compra y venta de energía.

Pero otros señalan la intervención política del Gobierno como el problema.

Entre los objetivos de la capitalización figuraba: la instalación de 2,750 megavatios (entre 1998 y 2014), la reducción de las pérdidas de las distribuidoras, aplicar una tarifa técnica y el desmonte del subsidio eléctrico, que en ese entonces era de RD$100 millones al mes.

Nueva generación

Según Marcos Cochón, presidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE) y técnico de la capitalización, los objetivos de la generación se cumplieron, porque entre 1998 y 2003 se agregaron más de 1,180 megas.

En un escrito, denominado “La evolución del sector eléctrico dominicano”, detalla que en los primeros cuatro años de la capitalización se instalaron los 180 megas de la planta Palamara-La Vega de Unión Fenosa, 300 megavatios de AES Andrés, que también construyó una terminal de gas; y 100 megas de Monte Río Power en Azua.

Asimismo, la Sultana del Este se ubicó en San Pedro de Macorís con 150 megavatios y concluyó la Barahona Carbón de 42 megas. Los 240 megas de Itabo fueron repotenciados.

Distribución y aportes

En 1999, AES adquirió la administración de la Distribuidora EDE Este con una oferta de US$109 millones, y Unión Fenosa capitalizó las otras dos (Edesur y Edenorte) por un monto US$211.9 millones.

EGE Haina fue capitalizada por la Seabor Corporation y Enron Caribbean por US$144.5 millones. Mientras que a EGE Itabo la capitalizó la firma chilena Gener y la norteamericana Coastar Corporation por US$177.8 millones, apunta las memorias de la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP).

Tarifa técnica

En la capitalización se acordó realizar un desmonte de la estructura tarifaria existente en un periodo de ocho años, que debió haber concluido en 2006. La idea era ajustar esa tarifa mensualmente de acuerdo al precio de los combustibles.

Como apunta Edwin Croes, asesor energético, en agosto de 1999 había que aumentar esa tarifa en 5%, pero el presidente de turno (Leonel Fernández) ordenó que no se indexara, y a cambio se comprometió a subsidiar a las distribuidoras.

Sin embargo, ese subsidio no fue entregado puntualmemte, lo cual puso a las empresas distribuidoras en una situación financiera delicada.

“Cuando la deuda iba por RD$500 millones las distribuidoras comenzaron a cobrarse entre ellas mismas no pagándole al Estado la energía que le suministraban las generadoras estatales.

Tampoco pagaban la transmisión. Así se descapitalizó la Compañía Dominicana de Electricidad (CDE)”, agregó Croes.

En el año 2001 llegó el gobierno de Hipólito Mejía y tampoco indexó la tarifa.

“Si a la falta del subsidio se le suma el nivel de pérdidas de energía, se puede concluir que entre 1999 y 2002 las distribuidoras capitalizadas se descapitalizaron completamente por la intervención política de la tarifa”, afirmó Marcos Cochón en su informe.

¿Por qué no indexaron?

José Luis Moreno San Juan, exdirector del Instituto de Energía y Minas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), coincide con Croes en señalar que las distribuidoras no pudieron ajustar la tarifa porque las formulas de cálculo de los contratos firmados en la capitalización eran honerosas.

Moreno San Juan explicó que en ese proceso había cuatro modelos de contratos: suscripción de acciones, sesión de derechos, administración y el de compra y venta de energía (que era el más nefasto).

Subrayó que los precios base de transferencia de la venta de energía de los generadores hacia los distribuidores estaban muy por encima de un valor razonable y por lo tanto imposible de pagar por las Edes.

“Los contratos estaban tan sobreindexados que entre 1999 y 2000 las distribuidoras perdieron US$170 millones, y los generadores ganaron US$167 millones”, manifestó Edwin Croes.

Consecuencia

Moreno San Juan explicó que cuando las empresas de distribución se dieron cuenta de que “el negocio” estaba en la generación, rápidamente comenzaron a montar generadoras.

Agregó que fue así como Unión Fenosa (que tenía a Edesur y Edenorte) montó la central de Palamara y después La Vega. Mientras que AES (que tenía a Ede Este) convocó a una licitación para esos fines, de la cual salió la construcción de AES Andrés.

De esa manera ambas empresas se constituyeron en generadoras y distribuidoras, pero más tarde Unión Fenosa declinó de Edesur y EDE Norte y AES vendió a EDE Este. Así inició la contrarreforma que terminó con los Acuerdos de Madrid.

Edes no pudieron invertir

La descapitalización de las distribuidoras impidió que esas empresas realizaran las inversiones previstas.

La capitalización exigía a las distribuidoras capitalizar las tres empresas, EDE Norte, EDE Sur y EDE Este, con un monto en conjunto de US$423 millones, que serían utilizados para cubrir sus déficits, gestionar la facturación y el cobro.

Santo Domingo.Para algunos, el fracaso de la capitalización del sector eléctrico se debió al mal diseño del modelo y la estructura de los contratos de compra y venta de energía.

Pero otros señalan la intervención política del Gobierno como el problema.

Entre los objetivos de la capitalización figuraba: la instalación de 2,750 megavatios (entre 1998 y 2014), la reducción de las pérdidas de las distribuidoras, aplicar una tarifa técnica y el desmonte del subsidio eléctrico, que en ese entonces era de RD$100 millones al mes.

Nueva generación

Según Marcos Cochón, presidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE) y técnico de la capitalización, los objetivos de la generación se cumplieron, porque entre 1998 y 2003 se agregaron más de 1,180 megas.

En un escrito, denominado “La evolución del sector eléctrico dominicano”, detalla que en los primeros cuatro años de la capitalización se instalaron los 180 megas de la planta Palamara-La Vega de Unión Fenosa, 300 megavatios de AES Andrés, que también construyó una terminal de gas; y 100 megas de Monte Río Power en Azua.

Asimismo, la Sultana del Este se ubicó en San Pedro de Macorís con 150 megavatios y concluyó la Barahona Carbón de 42 megas. Los 240 megas de Itabo fueron repotenciados.

Distribución y aportes

En 1999, AES adquirió la administración de la Distribuidora EDE Este con una oferta de US$109 millones, y Unión Fenosa capitalizó las otras dos (Edesur y Edenorte) por un monto US$211.9 millones.

EGE Haina fue capitalizada por la Seabor Corporation y Enron Caribbean por US$144.5 millones. Mientras que a EGE Itabo la capitalizó la firma chilena Gener y la norteamericana Coastar Corporation por US$177.8 millones, apunta las memorias de la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP).

Tarifa técnica

En la capitalización se acordó realizar un desmonte de la estructura tarifaria existente en un periodo de ocho años, que debió haber concluido en 2006. La idea era ajustar esa tarifa mensualmente de acuerdo al precio de los combustibles.

Como apunta Edwin Croes, asesor energético, en agosto de 1999 había que aumentar esa tarifa en 5%, pero el presidente de turno (Leonel Fernández) ordenó que no se indexara, y a cambio se comprometió a subsidiar a las distribuidoras.

Sin embargo, ese subsidio no fue entregado puntualmemte, lo cual puso a las empresas distribuidoras en una situación financiera delicada.

“Cuando la deuda iba por RD$500 millones las distribuidoras comenzaron a cobrarse entre ellas mismas no pagándole al Estado la energía que le suministraban las generadoras estatales.

Tampoco pagaban la transmisión. Así se descapitalizó la Compañía Dominicana de Electricidad (CDE)”, agregó Croes.

En el año 2001 llegó el gobierno de Hipólito Mejía y tampoco indexó la tarifa.

“Si a la falta del subsidio se le suma el nivel de pérdidas de energía, se puede concluir que entre 1999 y 2002 las distribuidoras capitalizadas se descapitalizaron completamente por la intervención política de la tarifa”, afirmó Marcos Cochón en su informe.

¿Por qué no indexaron?

José Luis Moreno San Juan, exdirector del Instituto de Energía y Minas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), coincide con Croes en señalar que las distribuidoras no pudieron ajustar la tarifa porque las formulas de cálculo de los contratos firmados en la capitalización eran honerosas.

Moreno San Juan explicó que en ese proceso había cuatro modelos de contratos: suscripción de acciones, sesión de derechos, administración y el de compra y venta de energía (que era el más nefasto).

Subrayó que los precios base de transferencia de la venta de energía de los generadores hacia los distribuidores estaban muy por encima de un valor razonable y por lo tanto imposible de pagar por las Edes.

“Los contratos estaban tan sobreindexados que entre 1999 y 2000 las distribuidoras perdieron US$170 millones, y los generadores ganaron US$167 millones”, manifestó Edwin Croes.

Consecuencia

Moreno San Juan explicó que cuando las empresas de distribución se dieron cuenta de que “el negocio” estaba en la generación, rápidamente comenzaron a montar generadoras.

Agregó que fue así como Unión Fenosa (que tenía a Edesur y Edenorte) montó la central de Palamara y después La Vega. Mientras que AES (que tenía a Ede Este) convocó a una licitación para esos fines, de la cual salió la construcción de AES Andrés.

De esa manera ambas empresas se constituyeron en generadoras y distribuidoras, pero más tarde Unión Fenosa declinó de Edesur y EDE Norte y AES vendió a EDE Este. Así inició la contrarreforma que terminó con los Acuerdos de Madrid.

Edes no pudieron invertir

La descapitalización de las distribuidoras impidió que esas empresas realizaran las inversiones previstas.

La capitalización exigía a las distribuidoras capitalizar las tres empresas, EDE Norte, EDE Sur y EDE Este, con un monto en conjunto de US$423 millones, que serían utilizados para cubrir sus déficits, gestionar la facturación y el cobro.

Santo Domingo.Para algunos, el fracaso de la capitalización del sector eléctrico se debió al mal diseño del modelo y la estructura de los contratos de compra y venta de energía.

Pero otros señalan la intervención política del Gobierno como el problema.

Entre los objetivos de la capitalización figuraba: la instalación de 2,750 megavatios (entre 1998 y 2014), la reducción de las pérdidas de las distribuidoras, aplicar una tarifa técnica y el desmonte del subsidio eléctrico, que en ese entonces era de RD$100 millones al mes.

Nueva generación

Según Marcos Cochón, presidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE) y técnico de la capitalización, los objetivos de la generación se cumplieron, porque entre 1998 y 2003 se agregaron más de 1,180 megas.

En un escrito, denominado “La evolución del sector eléctrico dominicano”, detalla que en los primeros cuatro años de la capitalización se instalaron los 180 megas de la planta Palamara-La Vega de Unión Fenosa, 300 megavatios de AES Andrés, que también construyó una terminal de gas; y 100 megas de Monte Río Power en Azua.

Asimismo, la Sultana del Este se ubicó en San Pedro de Macorís con 150 megavatios y concluyó la Barahona Carbón de 42 megas. Los 240 megas de Itabo fueron repotenciados.

Distribución y aportes

En 1999, AES adquirió la administración de la Distribuidora EDE Este con una oferta de US$109 millones, y Unión Fenosa capitalizó las otras dos (Edesur y Edenorte) por un monto US$211.9 millones.

EGE Haina fue capitalizada por la Seabor Corporation y Enron Caribbean por US$144.5 millones. Mientras que a EGE Itabo la capitalizó la firma chilena Gener y la norteamericana Coastar Corporation por US$177.8 millones, apunta las memorias de la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP).

Tarifa técnica

En la capitalización se acordó realizar un desmonte de la estructura tarifaria existente en un periodo de ocho años, que debió haber concluido en 2006. La idea era ajustar esa tarifa mensualmente de acuerdo al precio de los combustibles.

Como apunta Edwin Croes, asesor energético, en agosto de 1999 había que aumentar esa tarifa en 5%, pero el presidente de turno (Leonel Fernández) ordenó que no se indexara, y a cambio se comprometió a subsidiar a las distribuidoras.

Sin embargo, ese subsidio no fue entregado puntualmemte, lo cual puso a las empresas distribuidoras en una situación financiera delicada.

“Cuando la deuda iba por RD$500 millones las distribuidoras comenzaron a cobrarse entre ellas mismas no pagándole al Estado la energía que le suministraban las generadoras estatales.

Tampoco pagaban la transmisión. Así se descapitalizó la Compañía Dominicana de Electricidad (CDE)”, agregó Croes.

En el año 2001 llegó el gobierno de Hipólito Mejía y tampoco indexó la tarifa.

“Si a la falta del subsidio se le suma el nivel de pérdidas de energía, se puede concluir que entre 1999 y 2002 las distribuidoras capitalizadas se descapitalizaron completamente por la intervención política de la tarifa”, afirmó Marcos Cochón en su informe.

¿Por qué no indexaron?

José Luis Moreno San Juan, exdirector del Instituto de Energía y Minas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), coincide con Croes en señalar que las distribuidoras no pudieron ajustar la tarifa porque las formulas de cálculo de los contratos firmados en la capitalización eran honerosas.

Moreno San Juan explicó que en ese proceso había cuatro modelos de contratos: suscripción de acciones, sesión de derechos, administración y el de compra y venta de energía (que era el más nefasto).

Subrayó que los precios base de transferencia de la venta de energía de los generadores hacia los distribuidores estaban muy por encima de un valor razonable y por lo tanto imposible de pagar por las Edes.

“Los contratos estaban tan sobreindexados que entre 1999 y 2000 las distribuidoras perdieron US$170 millones, y los generadores ganaron US$167 millones”, manifestó Edwin Croes.

Consecuencia

Moreno San Juan explicó que cuando las empresas de distribución se dieron cuenta de que “el negocio” estaba en la generación, rápidamente comenzaron a montar generadoras.

Agregó que fue así como Unión Fenosa (que tenía a Edesur y Edenorte) montó la central de Palamara y después La Vega. Mientras que AES (que tenía a Ede Este) convocó a una licitación para esos fines, de la cual salió la construcción de AES Andrés.

De esa manera ambas empresas se constituyeron en generadoras y distribuidoras, pero más tarde Unión Fenosa declinó de Edesur y EDE Norte y AES vendió a EDE Este. Así inició la contrarreforma que terminó con los Acuerdos de Madrid.

Edes no pudieron invertir

La descapitalización de las distribuidoras impidió que esas empresas realizaran las inversiones previstas.

La capitalización exigía a las distribuidoras capitalizar las tres empresas, EDE Norte, EDE Sur y EDE Este, con un monto en conjunto de US$423 millones, que serían utilizados para cubrir sus déficits, gestionar la facturación y el cobro.

https://eldia.com.do/el-mal-diseno-de-los-contratos-hizo-fracasar-la-capitalizacion/

No hay comentarios:

Publicar un comentario