Ante la destrucción de los ecosistemas de la Tierra provocada por el ser humano, que pone en riesgo el futuro de la humanidad, cada persona es responsable del cambio climático, cuyas consecuencias vivimos ya.
El cambio climático, además de ser una amenaza real, nos lleva a la necesidad de abrirnos a otra forma de pensar, vivir y actuar para cuidar de la Tierra y de todo lo que contiene. Nuestra responsabilidad como seres humanos con mayor conciencia que otros seres del Planeta es cuidar la Tierra para que la vida crezca y se desarrolle, como lo ha hecho siempre en su evolución.
Abrirnos a la nueva cultura ecológica significa cambiar nuestra relación a la naturaleza y a los otros seres del planeta. La visión ecológica es holística, de inspiración ética y espiritual
En la situación de "urgencia" o “emergencia” climática actual, no solo los gobiernos, las instituciones, las empresas y la sociedad tienen que cambiar, sino
que cada uno de nosotros hemos de transformarnos para disminuir nuestro impacto en el cambio climático. Cambiar yo mismo para instar a los gobiernos a cambiar.
Este cambio es un proceso que lleva tiempo. Pero lo vivimos con muchos otros y felizmente, hoy también con muchos jóvenes luchando por un mundo mejor para todos. Unidos podemos transformar el sistema y el mundo.
Cambio de sistema y cambio personal para cuidar del Planeta
Mirando al mundo percibimos la situación catastrófica del planeta: la degradación ambiental, la sobre-explotación de los recursos de la Tierra, los fenómenos del cambio climático, las extremas desigualdades entre riqueza y pobreza, la explotación, las injusticias.... Pero también vemos las muchas transformaciones realizados para mejorar la vida del Planeta y de los seres que lo pueblan. Desde ciertas políticas, comportamientos, acciones, evolución de las mentalidades hacia más interés y atención al cuidado de “la Casa común”; mayor interés y compromiso por un mundo para todos...
Para resolver esta crisis, se necesita un cambio estructural que tienen que dirigir quienes toman las decisiones, pero que ha de estar influido por todos los que quieran contribuir. Favorecer ese cambio significa participar en movimientos sociales, lanzar y vivir proyectos alternativos, sensibilizar a las personas sobre las causas de la situación actual, incidir a todos los niveles para lograr un cambio de políticas que han de estar al servicio de los ciudadanos y no de las grandes corporaciones empresariales multinacionales, la Banca y las Entidades Financieras... Y todo ello para exigir a los gobiernos e instituciones que tomen medidas para reducir los gases de efecto invernadero y que sus decisiones conduzcan a un cambio sistémico para detener el cambio climático e ir hacia un mundo mejor para todos. Pero el compromiso por un cambio estructural debe ir acompañado de un cambio personal: de visión, de estilo de vida más sencillo... que afecte todas los aspectos de la vida: comida, transporte, casa, relaciones, organizaciones en las que nos comprometemos y aliados vitales con quienes caminamos, bancos, comercios, negocios que hacemos... Todo ello tiene un efecto mayor o menor en el cambio climático y en la sociedad que configuramos.
Nuestra visión guiará los cambios necesarios en nuestras vidas para pasar de ser consumidor a ser un cuidador que mejora la vida para todos.
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