CREACIÓN DEL DÉFICIT DE TARIFA
El inicio del término data del año 2000, pocos años después de diera comienzo la liberalización del sector de la electricidad, encaminada a dotar de una mayor competencia a un sistema de monopolio excesivamente regulado. A priori, y con el desarrollo correcto, una buena idea.
Sin embargo, por aquella época todos los consumidores seguían cubiertos bajo una tarifa regulada, cuyo precio definía el Gobierno de turno. La liberalización, como tal, solo se había acometido (y en una parte muy pequeña) en el lado de la producción.
Fue justo en el comienzo del nuevo siglo cuando nuestros representantes políticos optaron por fijar unos precios de electricidad inferiores a los que las pocas compañías eléctricas de esa época aseguraban tener. Comenzaba a existir, por tanto, una diferencia bastante reducida entre los ingresos y costes del sistema eléctrico.
¿El motivo? Es claro, una maniobra en clave electoralista para mantener en niveles bajos los precios de la electricidad, evitando efectos indeseados sobre la inflación y la competitividad del país.
La siguiente puntilla surgió en el año 2002, donde directamente se limitaron las subidas de los precios de las tarifas reguladas del suministro de energía eléctrica al IPC. Así, era el Índice de Precios de Consumo el que venía a definir la evolución del coste de un servicio esencial para la economía y no al revés. Es decir, una triquiñuela para maquillar datos. Como iba a ser habitual, se daba una patada a lo que no era agradable, para enviar la pelota a los años venideros.
Sin embargo, la que iba a ser la puñalada definitiva para provocar la lenta agonía del sector vendría a partir del año 2005. Fue en este momento donde se acentuó la que venía siendo una paulatina subida de los precios del crudo, que influyó sobremanera en la formación del precio del mercado mayorista de electricidad, o Pool, muy dependiente en aquella época de los costes de los combustibles fósiles, dado que una parte muy importante del mix de producción nacional dependía de centrales térmicas.
Por añadidura, en el mismo 2005 dio comienzo uno de los ciclos establecidos en los compromisos de Kyoto, para la reducción de las emisiones de gases de efectos invernadero, según el cual se creó un mecanismo de subastas de los derechos de emisión, con una importante repercusión sobre los mercados organizados de electricidad de toda Europa.
Estos dos hechos provocaron que el precio del Pool español pasase de un valor medio aproximado de 30 €/MWh en el 2004 y años anteriores, a más de 50 €/MWh en el año 2005. El ya existente déficit de tarifa comenzaba su dieta de engorde con un ritmo aceleradísimo.
CRECIMIENTO DEL DÉFICIT DE TARIFA
Una vez el término fue creado y acuñado por el ejecutivo existente a principios del presente milenio, los dirigentes que tomaron el relevo no fueron capaces de nada más que no fuera intentar poner un parche sobre una rueda reventada.
Dado que en el primer lustro del nuevo siglo el déficit se había generado debido a una infraestimación del coste de la generación respecto al precio final de la tarifa regulada al que estaban sometidos todos los consumidores, se desarrollaron las subastas CESUR, a efectos de determinar, con antelación, el coste de aprovisionamiento de energía de los contratos a tarifa. Sin embargo, para evitar trasladar los resultados de esas subastas al precio final del recibo de la luz, lo que implicaría una subida inmediata y considerable de éste, se minoraron la provisión de otros costes reconocidos, como los de acceso a red (o peajes). Así, estableciendo tanto solo, y de forma simple, el precio de la electricidad en dos grupos de costes: de producción y aprovisionamiento (CESUR) y de transporte y distribución (peajes), no hacía falta más que reducir el segundo, si el primero subía, para mantener la tarifa regulada invariable o artificialmente reducida.
Por tanto (y para rematar la faena), en el año 2007, primero en el que se celebró una subasta CESUR, con carácter trimestral, se subdividió el término déficit de tarifa en dos: el déficit “ex post”, que era consecuencia de una situación real previa de precios de electricidad en el Pool superiores a los estimados, y el déficit “ex ante”, originado por una posterior reducción de los ingresos necesarios para cubrir los costes de transporte y distribución.
ANÁLISIS DE LAS CAUSAS
Las políticas acometidas en materia energética han dado lugar al déficit de tarifa, cada vez más elevado e insostenible, con efectos muy nocivos sobre el sistema eléctrico, el desarrollo de la liberalización del sector y de una competencia efectiva. Esta deuda de los consumidores de electricidad con las empresas que la financian, requiere de una ingente cantidad de recursos económicos para cubrir la diferencia entre los ingresos del sistema y los pagos realizados en las facturas de luz, tanto actual como acumulada.
Como es lógico, para un concepto tan determinante como es el que nos ocupa, hay mucha polémica y son muchas las voces, de todo tipo, que proclaman un/os culpable/s, sean decisiones gubernamentales, situaciones macroeconómicas, incentivos a las renovables, despilfarro en el reconocimiento de costes, internalización en la factura eléctrica de costes ajenos al sector, enriquecimiento ilegítimo, etc. Lo que no deja de evidenciar los numerosos fallos del sistema y que deben tratarse con exhaustivo detalle.
Este análisis a fondo será un tema para un posterior artículo, así que no dudes en dejar tu valoración, comentario o consulta en relación con la información aquí mostrada, para tenerla en cuenta de cara a poder dar una visión más certera de cuáles son los posibles causantes de este lastre, así como que alternativas podrían existir para solucionarlo y a qué coste.
http://mifacturadeluz.com/introduccion-al-deficit-de-tarifa/
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