Los océanos ácidos están cambiando la vida de miles de especies marinas. La acidificación de estos es una repercusión directa de los enormes niveles de contaminación que a diario expulsan las grandes ciudades. Con ellos, y en especial, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) están provocando que los océanos alcancen niveles de ácido en sus aguas como nunca habían mostrado en más de 14 millones de años.
Una problemática que levantó la curiosidad de un grupo de científicos de la Universidad de Cardiff que han querido mostrar los resultados de su investigación en la revista Earth and Planetary Science Letters para concienciar de la necesidad de un cambio a nivel global.
¿Qué es la acidificación de los océanos?
Al hablar de océanos ácidos podemos hacernos una imagen aproximada de qué significa. Pero para dejarlo más claro, los investigadores de la Universidad de Cardiff explican que la acidificación de las aguas ocurre cuando el CO2 de la atmósfera es absorbido por el mar, haciendo que los niveles de pH se vuelvan más bajos.
¿Y de dónde se libera el CO2? Sencillo. Tanto la quema de carbón como de petróleo y gas lo liberan, haciendo que desde el principio de la revolución industrial hasta 525 mil millones de toneladas de CO2 hayan sido absorbidas por los océanos.
Un fenómeno que se intensifica en la actualidad dado el escenario de altas emisiones de este gas que se expulsan a diario. Un porcentaje que alcanzará niveles nunca vistos en 14 millones de años, y que amenaza de manera importante el ecosistema marino y la vida de miles de especies que lo habitan.
En los fósiles estaba la respuesta
La investigación liderada por el Dr. Sindia Sosdian, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Océano de la Universidad de Cardiff, tuvo por objeto tratar de reconstruir los niveles de acidez oceánica, así como de CO2 atmosférico en los últimos 22 millones de años.
Para ello, encontraron en los fósiles de pequeñas criaturas marinas la respuesta a su pregunta. Se trataba de seres que una vez vivieron cerca de la superficie del océano, y de los cuales estudiaron la química de sus caparazones para poder de esta forma monitorear la acidez del agua salina donde vivían.
En este contexto, el estudio pudo recolectar los registros de niveles de pH y CO2 actuales con los que habían existido tiempo atrás, e intuir y prever una gama de escenarios futuros de emisiones de carbono que son reconocidos por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Un futuro por cambiar para el bien del medio ambiente
La investigación concluye con una serie de datos alarmantes que quiere poner en relieve la importancia de un cambio. Y es que, de seguir a este ritmo de emisiones, el CO2 atmosférico alcanzaría cerca de 930 partes por millón en el año 2100, en comparación con el alrededor de 400 partes por millón actual. Además, el pH de los océanos sería inferior a 7.8 en 2100, alrededor de 8.1 en la actualidad, suponiendo un aumento del 25% en su acidez.
Unas medidas que no se daban desde hace 14 millones de años, y que han llevado a los investigadores a recalcar la necesidad de seguir con el estudio a largo plazo, tanto de laboratorio como de campo, sobre los ecosistemas marinos, así como realizar observaciones adicionales del registro fósil.
¿Será la investigación la puerta para la reducción de los océanos ácidos?
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