22/2/2017
SANTO DOMINGO,R.D.- De las reuniones Preplenarias del Pacto Para La Reforma Del Subsector Eléctrico, iniciadas el pasado día 3 del mes de agosto y suspendidas desde el 14/08/2016, se rescató que existía la preocupación, por parte de los actores gubernamentales, de que la redacción propuesta en los artículos consensuados y a consensuarse le restaran autoridad sobre sus derechos constitucionales. Igual impresión se recibió de los representantes de los actores privados, en cuanto a que los derechos fácticos les fueren conculcados; mientras que, en los de los Sectores Social y Laboral, se apreciaba el interés de que lo a consensuarse en el Pacto, no afectara las finanzas de sus respectivas representaciones. Penosamente, todos, como parte de nuestra naturaleza y de nuestro nivel de desarrollo económico; es decir, de la cultura que hemos logrado construir a lo largo del tiempo, subordinamos el interés del colectivo (la totalidad de las partes), a las prevalencias de nuestros intereses particulares respectivos. Esto, a nuestro entender, explica la suspensión del dialogo y el por qué las conversaciones no se han podido retomar.
En ese orden, ante los resultados negativos generados por la implantación en el Subsector Eléctrico Dominicano, de un modelo comercial basado en la preeminencia del interés individual sobre la del conjunto socioeconómico; así como, ante el impacto negativo que dicho subsector impone sobre la sustentabilidad del endeudamiento que viene afectando al crédito colectivo, convendría reconocer las limitaciones evidenciadas por dicho modelo, respecto a su capacidad para generar sostenibilidad económica equilibrada y considerar su adecuación al crecimiento objetivo y eficiente que demanda la Sociedad Dominicana (Ver archivo adjunto, “Pacto Eléctrico-Sector Energía-Metas Planetarias y Locales.”).
En tal sentido, consideramos recomendable valorar la solución del problema eléctrico-económico de la Republica Dominicana, desde una perspectiva que reconozca la trascendencia que representa al desarrollo y a la paz social el ajustar el modelo con que gestionamos dicho subsector, para que, en vez de generar riquezas superlativas en contados escenarios y obligaciones económicas crecientes al conjunto social, sea capaz de contribuir además, a la salud económica y al bienestar colectivo, a través de la reestructuración e intensificación de la actividad comercial, en que descansa. Ello promete, rentabilidad financiera a todas las empresas que forman parte del subsector eléctrico.
De esta suerte, estaríamos frente a un modelo orientado de manera consciente, hacia la obtención de la calidad y seguridad de vida del individuo, en función de su desempeño racional y ético; mientras que, de manera simultánea, se garantiza la salud financiera de los agentes económicos que producen riquezas; así como la del organismo colectivo (la Corporación Republica Dominicana, S. A.), que genera el mercado de consumo.
El reconocimiento de la ineficiencia del modelo vigente, nos convoca a enfocarnos, como aspira el Decreto 389-14, en la identificación e implementación de uno que resulte sostenible para todas las partes involucradas.
En tal sentido, favor considerar la ruta de solución siguiente:
- Definición del problema a resolver:
· El problema que el Decreto 389-14, convoca e invita a resolver es el problema económico que el Subsector Eléctrico le genera al Estado Dominicano.
- Magnitud del problema.
· En seis años (2010-2015), el déficit generado por el subsector eléctrico y con el que impacto al sector público, ha sido de US$6,891.54 millones, según la Dirección de Proyectos y Control de Gestión de CDEEE.
· En otro orden y según se puede apreciar de las estadísticas publicadas por Trading Economics, la Corporación República Dominicana, S. A., registró una deuda pública respecto a su PIB (Producto Interno Bruto) de 45.61%, en el año 2015; mientras promedió 35.09%, entre los años 2000 y 2015. Con respecto a estas estadísticas, vale destacar que el FMI, por su parte, publica que para el año 2015, la deuda de Republica Dominicana alcanzaba el 34.94% de su Producto Interno Bruto (PIB); mientras que el promedio durante el periodo 2000-2015, represento solo el 24.31%. Ante las diferencias entre las estadísticas publicadas por tan reputadas instituciones internacionales y ante la trascendencia de las mismas (estadísticas) para el dimensionamiento del problema y la identificación de su solución, convendría identificar las causas que justifican dicha diferencia, en el ánimo de emplear solo aquellas que contribuyan a solucionar el problema de manera eficiente.
Fundación Energía & Desarrollo
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