viernes, 5 de julio de 2013

Energía y la contaminación del aire



Durante estos años, las centrales que obtienen energía a partir de la quema de basura doméstica y residuos industriales se han convertido en el pilar principal de la eliminación de residuos como en una fuente de combustible crucial APRA toda Dinamarca, desde las urbanizaciones de lujo como Horsholm hasta el centro de Copenhague.
Su uso no sólo ha reducido el gasto energético del país y su dependencia del petróleo y el gas, sino que también ha sido beneficioso para el medio ambiente, ya que ha disminuido el uso de vertederos y se han recortad las emisiones de dióxido de carbono.

Dinamarca tiene ahora 29 centrales de este tipo que funcionan en 98 municipios de un país de 5,5 millones de habitantes, y hay 10 más previstas o en construcción. En toda Europa hay unas 400 instalaciones, y Dinamarca, Alemania y Holanda encabezan el grupo de países que están ampliándolas y construyendo otras nuevas.

En Dinamarca, las instalaciones se ubican en las comunidades a las que proporcionan servicios, independientemente de lo ricas que sean, para que el calor de la basura que se quema pueda ser conducido a los hogares eficientemente. Quienes las diseñan se esfuerzan por separar el tráfico local del de los camiones que transportan la basura, y algunas de las centrales más modernas están encerradas en complejas carcasas externas que parecen esculturas.

En Horsholm, los habitantes y los nuevos compradores están de acuerdo con la central, que está a unos 365 metros detrás de una valla trasera que rodea los garajes, mientras que las salas de estar de estas viviendas tienen enfrente campos y árboles. El menor coste de la calefacción también es una ventaja. El 80% de la calefacción y el 20% de su electricidad procede de la combustión de la basura.

En Europa, las leyes medioambientales han acelerado el desarrollo de programas de transformación de los residuos en energía. La Unión Europea restringe estrictamente la creación de nuevos vertederos.

Muchos países que están ampliando sus instalaciones para la conversión de residuos de energía suelen tener también las tasas de reciclaje más altas; sólo se quema el material que no puede reciclarse. En Horsholm, sólo el 4% de los residuos va ahora a los vertederos, y el 1% (sustancias químicas, pinturas y algunos equipos eléctricos) experimenta una eliminación especial en lugares como las cámaras de almacenamiento de una mina de sal abandonada en Alemania. El 61% de los residuos de la ciudad se reciclan y el 34% se incinera en centrales de conversión de basura en energía.

Al final del proceso de incineración, los ácidos, metales pesados y yeso extraídos se venden para emplearlos en la construcción o la manufacturación. Hay pequeñas cantidades de sustancias tóxicas muy concentradas que se envían, en forma de pasta, a uno de los dos depósitos de materiales altamente peligrosos que existen en los fiordos noruegos y en la mina de sal abandonada de Alemania.

 Fuentes: El País,

 http://www.vidasostenible.org/observatorio/f2_final.asp?idinforme=2052

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