SANTO DOMINGO,R.D.- ¡Se
fue la luz! es la expresión popular más simbólica de la frustración que
genera la ausencia inesperada del servicio eléctrico.
En
República Dominicana, los apagones o racionamientos eléctricos obedecen
a una lógica fundamentada más en aspectos administrativos y financieros
que técnicos.
El
déficit financiero que acarrean las empresas distribuidoras de
electricidad (EDEs) es la razón fundamental por la que diariamente son
programados cortes eléctricos en varios circuitos a nivel nacional.
Las
pérdidas técnicas como no técnicas, así como el subsidio a la tarifa,
provocan que las EDEs no recauden mensualmente la cantidad de dinero
suficiente para cumplir sus compromisos, hacer inversiones y mantener la
sostenibilidad financiera del sector eléctrico.
Muchos
consumidores piensan que los apagones son producto del déficit de
capacidad de generación eléctrica. Actualmente existe suficiente
generación para suplir la demanda de energía nacional declarada. En un
día promedio la capacidad instalada de generación eléctrica disponible
supera los 2,800 MW, y la demanda de energía máxima registrada en este
año fue de 1,813 MW, lo que evidencia que la capacidad de suplir la
electricidad que necesita la población está muy por encima de la demanda
que se declara.
Los
contratos de las empresas generadoras, la ley de electricidad y las
normas existentes en el sector penalizan la salida injustificada de las
plantas eléctricas. Aquellas generadoras que tienen contratos tienen que
garantizar una potencia instalada disponible, así como una cantidad de
energía en el momento que se les requiera.
Explicación
No es negocio tomar la decisión unilateral de apagar una planta y mucho menos asumir una penalización por dicha acción. La entrada o no de una planta de generación es una decisión de quienes controlan las operaciones del sector eléctrico en función de sus criterios financieros.
No es negocio tomar la decisión unilateral de apagar una planta y mucho menos asumir una penalización por dicha acción. La entrada o no de una planta de generación es una decisión de quienes controlan las operaciones del sector eléctrico en función de sus criterios financieros.
En
los reportes diarios de operación, el Organismo Coordinador (OC) del
sistema eléctrico interconectado toma en cuenta diversas causas por las
cuales la demanda eléctrica diaria no se satisface. Esas causas son el
mantenimiento correctivo y programado, la gestión de demanda, sobrecarga
y salidas por transmisión, la protección de equipo de distribución y el
déficit de generación previamente coordinado con el OC.
De
todas esas causas, la gestión de la demanda es la que tiene el mayor
impacto, y la misma se refiere a las informaciones de demanda que
declaran las empresas distribuidoras que deben ser satisfechas
diariamente.
Por
la gestión de la demanda se producen apagones que oscilan entre 18% y
24% de la demanda diaria, ya sea por deficiencias en las redes de
distribución, o porque gran parte de las personas o negocios ubicados en
determinados sectores no pagan la energía; todo bajo el precepto de que
se pierde menos dinero gestionando la demanda (dando apagones) que
permitiendo que quienes no pagan la electricidad la usen.
Las
variables estadísticas que sustentan las decisiones de gestionar la
demanda o dar apagones programados se encuentran en el último informe de
desempeño de la CDEEE, donde podemos ver que las empresas
distribuidoras pierden el 33% de la energía que sirven; el precio
promedio de compra de energía a los generadores es de 16.48
US$Cents/kWh; el precio medio de venta de las distribuidoras a los
consumidores es de 18.56 US$Cents/kWh; el índice de cobranza es de
95.8%, es decir que casi todos los clientes que reciben una factura
eléctrica la pagan; y el índice de recuperación de efectivo (CRI) es de
64.2%.
En
términos simples se puede decir que por cada RD$100 de energía que
compran las distribuidoras a los generadores y la entregan a los
usuarios, sólo cobran RD$64, por tanto pierden RD$36. Para llegar a
cobrar los RD$100 vendidos deben hacer que más usuarios se conviertan en
clientes (aumentar la facturación), ya que el problema no es el cobro
porque casi todos los clientes que reciben una factura eléctrica la
pagan.
¿Es
posible que un negocio sea sostenible financieramente cuando los
ingresos no son suficientes para cubrir ni los gastos operativos, ni el
pago de suplidores, ni los préstamos y donde no obtengan beneficio? Bajo
ese esquema la racionalidad económica lleva a pensar que en vez de
entregar RD$100 de energía, y perder RD$36; mejor entrego RD$80 de
energía, para perder sólo RD$29, lo que es un monto menor que reduce el
déficit financiero del negocio.
La
principal meta en el sector eléctrico debe ser suplir la demanda total
de electricidad, ya que la misma tiene un impacto significativo en el
desarrollo económico y social de la población, porque mejora la calidad
de vida de todos e impacta de manera positiva en la competitividad de la
producción nacional.
El autor es vicepresidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE).